Por Qué Pasa Febrero 8, 2016

Luego de dar a conocer Qué Pasa el intercambio de correos electrónicos entre Pablo Longueira y Patricio Contesse (SQM), en medio del debate del royalty minero, el ex ministro salió a defender su postura y argumentar que "enfrentaré con dignidad y fuerza interior el escrutinio de mis actos como parlamentario, ministro de Estado y dirigente del partido que contribuí a formar", a través de una columna publicada en el diario El Mercurio el domingo 31 de enero pasado.

Sin embargo, este pronunciamiento no sería suficiente, según planteó la semana pasada el periodista Daniel Matamala, "porque este —tal como Caval, Penta o Corpesca—, es un asunto de responsabilidad política, no de sentimientos" y que "el silencio es una herramienta válida ante un fiscal, por cierto, pero totalmente inaceptable ante la ciudadanía".

A esta postura se sumó este domingo el columnista y rector de la UDP, Carlos Peña, quien desde su tribuna semanal en El Mercurio, fustigó duramente al ex secretario de Estado, tildándolo de "pícaro" y calificando su relación con Contesse como de "lealtad perruna".

"La semana pasada acaba de descubrirse otra cualidad igualmente notable: la capacidad que tenía de informar a Patricio Contesse y a SQM, con diligencia de estafeta y lealtad perruna, los avatares del royalty y la reforma tributaria"

Cabe recordar que una semana antes, Peña había enviado una carta al director el día siguiente de la publicación de la columna de Longueira. Peña había sido más cauteloso, quizás por la premura de una reflexión en caliente. "Pablo Longueira ha explicado su correspondencia con Patricio Contesse como una muestra de su vocación de diálogo. Desgraciadamente, la conducta de su interlocutor permite ensayar otra explicación", comenzaba la réplica en la que remataba que "cuando Patricio Contesse parecía sacar la vuelta en reuniones infinitas y comidas que iban desde Longueira a Ominami, y que aparentemente lo distraían de su trabajo más propio, estaba, en realidad, llevando a cabo una actividad que rentaba a SQM más que la más exitosa de las prospecciones mineras".

Una semana después, en su espacio de los domingos en el cuerpo de Reportajes, el rector de la UDP lanza ideas que con el paso de los días fueron se fueron convirtiendo en una visión bastante más devastadora respecto del rol de Longueira, quien era visto como un político con la impronta de estadista.

"La semana pasada acaba de descubrirse otra cualidad igualmente notable: la capacidad que tenía de informar a Patricio Contesse y a SQM, con diligencia de estafeta y lealtad perruna, los avatares del royalty y la reforma tributaria y - a juzgar por el informe de Shearman &Sterling- su disposición a tolerar, con sumisión evangélica, que personas relacionadas a él recibieran de esa misma empresa poco más de un millón de dólares. A la luz de todo eso, un político pícaro".

"Cuando el reportaje de la revista Qué Pasa puso de manifiesto sus tratos con SQM, Pablo Longueira, no se sabe si revelando incomprensión del problema, audacia sin límites o vergüenza inexistente, escribió una columna en este mismo diario. En ella no explicó ni un ápice de su conducta -nada menos que participar en un intercambio tácito de dinero por influencia-, sino que ¡se quejó de la mala imagen del oficio que él mismo, según se sabe ahora, ha contribuido a desacreditar!", agregó.

"Pablo Longueira está obligado a explicar a la opinión pública por qué informaba con fidelidad de estafeta y rapidez de reporteo radial los avatares del proceso legislativo a Contesse"

Además, acota que el ex ministro "no dijo nada acerca del problema en que estaba envuelto. El pudor debió impedirle explicar por qué su sumisión a Contesse (¿De qué otra forma llamar a la lealtad canina que, una y otra vez, le manifiesta en los correos?) estuvo acompañada de entregas regulares de dinero en total casi un millón de dólares, a personas relacionadas con él. Debió también ser el pudor, y la humildad que aprendió en los patios del Colegio San ignacio, el que le impidió explicar por qué un CEO de una empresa afectada por las regulaciones en cuyo diseño él participaba debía recibir información pormenorizada acerca del proceso legislativo y las negociaciones que en él se llevaban a cabo. Todo eso calló Longueira".

En su opinión, "Pablo Longueira está obligado a explicar a la opinión pública por qué informaba con fidelidad de estafeta y rapidez de reporteo radial los avatares del proceso legislativo a Contesse y por qué personas relacionadas con él (según el informe de Shearman & Sterling) recibieron ingentes cantidades de dinero de parte de SQM. ¿O acaso alguien que apenas ayer aparecía como un hombre de Estado y aspiraba a ser Presidente de la República no debe explicar ese tipo de conductas?".

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