Por Paula Gallardo y Carolina Sánchez // Fotos: Agenciauno, José Miguel Méndez Mayo 4, 2018

 El gallito por la identidad de género entre Evópoli y RN-UDI; la disputa por el “equilibrio” en la distribución de cargos políticos, y el proyecto de Evópoli para regular la contratación de familiares en la administración pública tras la fallida designación de Pablo Piñera como embajador en Argentina, han sido sólo algunos episodios que han marcado la relación en Chile Vamos en estos casi dos meses de gobierno.

Pero ¿qué une y qué separa a los integrantes de esta coalición que busca superar a sus antecesoras Alianza por Chile y Coalición por el Cambio y aspira a gobernar más allá de 2020? Eso es lo que, con casi 700 encuestados de los cuatro partidos de Chile Vamos (desde dirigentes comunales hasta parlamentarios) y tres años de investigación intentan dilucidar la socióloga Stéphanie Alenda (doctora en sociología de la Universidad de Lille, Francia y académica UNAB) y las cientistas políticas Carmen Le Foulon (doctora en Ciencia Política de la Universidad de Columbia, EEUU y académica PUC) y Julieta Suárez-Cao (doctora en Ciencia Política de la Universidad de Northwestern, EEUU y académica PUC) a través de un estudio financiado por Fondecyt.

 

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Liberales…¿o no?

Una primera conclusión del estudio es que la mayor sintonía al interior de Chile Vamos es en el plano económico.

De manera mayoritaria, ante la consulta de si el país requiere políticas redistributivas para grupos vulnerables, UDI (88%), RN (86%), Evópoli (83%) y PRI (94%) se muestran a favor. También en consenso, plantean que estas no pueden desarrollarse a partir de aumentar la carga tributaria individual. De esta forma, UDI (69%), RN (67%), Evópoli (62%) y PRI (58%) se plantean contrarios a esta  última idea.

Pese a este consenso en ambas líneas, las investigadoras consideren llamativo que exista en Chile Vamos un porcentaje no menor de consultados que sí considere válido elevar los tributos personales. Esto, explican, obedece a que un grupo importante de dirigentes en el bloque sigue asignando al Estado un rol en la economía —en línea con la tradición socialcristiana de la derecha— versus un grupo de liberales creciente que no está de acuerdo con la idea de que el Estado “meta la mano” en el bolsillo del ciudadano.

Profundizando en esa línea, anticipaban cifras contundentes de respaldo al lucro en la educación, que, dicho sea de paso, fue uno de los temas defendidos por el sector durante la discusión de la Reforma Educacional en la administración Bachelet. Sin embargo, no fue así.

Ante la pregunta de si es necesario eliminar el lucro en el área no hubo consenso: 43% de los encuestados UDI; 48% de RN; 44% de Evópoli; y 75% del PRI se declararon a favor.

—¿Cómo puede leerse esta aparente contradicción en Chile Vamos, que se declara liberal pero que en un porcentaje importante esté por eliminar el lucro o elevar los impuestos personales?

Alenda: Existe una tendencia de la centroderecha en los últimos años a buscar acercarse a la ciudadanía, que es parte de su renovación.

Le Foulon: Ese porcentaje dice, ok, hay ciertos espacios en los que no funciona tan bien el mercado, reconoce que hay incentivos que no funcionan bien y que eso puede generar problemas.

—¿Es un posicionamiento más pragmático que ideológico?

Alenda: Tal vez estemos ante una derecha post ideológica que hay que analizar. Así como el país cambia, van cambiando las élites, aunque no todas lo hacen al mismo ritmo.

Esto se nota particularmente respecto de la pregunta más política de establecer una nueva Constitución.

Al respecto, abiertamente opuestos son los encuestados UDI (79%) y RN (65%), mientras que hay una mayor apertura en Evópoli y el PRI, que con un 61% y 76%, respectivamente, están a favor de un cambio constitucional.

Las investigadoras coinciden en que las mayores tensiones en el bloque se darán en los temas valóricos, aunque si quieren sobrevivir como coalición, deberán aprender a resolver sus discrepancias.

Aunque son cautelosas respecto de sobreinterpretar los resultados, Suárez-Cao aventura que lo que estaría detrás del porcentaje en Evópoli que apoya un cambio constitucional tiene más que ver con la legitimidad de origen de la Carta Fundamental —el régimen militar— que con la voluntad de modificar profundamente sus contenidos. “La idea es que sea aprobada en democracia”, acota.

Siguiendo esa lógica, Alenda plantea que este porcentaje permite medir la herencia que queda del régimen militar. “En el caso de Evópoli es una expresión generacional postransición que quiere superar el clivaje dictadura-democracia”, explica.

Esto, dice, porque desde una perspectiva histórica, ser liberal o conservador en los años 80 dependía de cómo los dirigentes políticos se posicionaban en función del régimen militar, lo que con el surgimiento de Evópoli, la pérdida de hegemonía de la UDI y las sensibilidades más liberales en RN se redefine como un progresismo valórico que supera la transición.

Y esa es, precisamente, una de las grandes tensiones que enfrenta —y enfrentará— la coalición.

 

El desmarque valórico

Donde, en definitiva, no hay tanto consenso es en lo valórico: la despenalización del aborto, el acuerdo de unión civil y el matrimonio igualitario. Y el protagonista de las fricciones es Evópoli.

Sobre el primer tema, probablemente no haya muchas sorpresas. De los consultados, 92% UDI y 80% de RN se declaran contrarios, en tanto que en porcentajes más bajos están en contra también Evópoli (63%) y PRI (68%). Pero incluso esos puntos porcentuales de diferencia entre UDI-RN y Evópoli-PRI son, para las investigadoras, señales de una apertura valórica que queda mucho más en evidencia en las preguntas siguientes.

Frente a la consulta del acuerdo de unión civil y matrimonio igualitario, la coalición claramente se divide: UDI (56%), RN (53%) y PRI (43%) se declaran en contra de ambas, mientras que un abultado 77% de Evópoli se declara a favor.

—¿El tema valórico será el que marcará las tensiones dentro de Chile Vamos?

Suárez-Cao: En el estudio nos encontramos con una UDI ordenada y con un RN más heterogéneo. Sin embargo, al final, en distintos aspectos, incluyendo los valóricos, son prácticamente indistinguibles. Eso fue interesante porque existe la idea de que RN era un partido más abierto. Entonces, el único que se desmarca, salvo en el aborto, es Evópoli.

—¿Veremos más tensiones en el futuro?

Suárez-Cao: Lo que mantiene unidas a las coaliciones es lo que Jorge Luis Borges decía: no nos une el amor sino el espanto. Con una Nueva Mayoría golpeada y un Frente Amplio que aún es de nicho, no hay una figura que genere miedo en el primer año y eso sistémicamente da más espacio para que surjan diferencias. La ausencia de una oposición armada es una fuente de amenazas potente para Chile Vamos.

Le Foulon: Ya pasaron un gobierno que perdieron. Uno supondría que aprendieron de la experiencia. Además no tienen ninguna de las presidencias importantes de comisiones, trabajar ahí les va a ser difícil. Suena contradictorio, pero si no se unen, mueren.

Es que el punto clave del nuevo diseño político para las investigadoras, tiene más que ver con mover las fronteras hacia posturas menos dogmáticas.

En esa línea, Alenda es enfática en señalar que la renovación de los liderazgos no es atributo solamente de Evópoli, sino que también en la UDI y en RN hay liderazgos nuevos, y cita, por ejemplo, a Jaime Bellolio en el gremialismo o el acercamiento de RN a la Democracia Cristiana. “Ese tipo de movidas son interesantes porque instalan la idea de “ser de centro”. El conservadurismo valórico va a tener que ceder, porque tienen la necesidad de mantener la armonía, y contar con el apoyo del presidente Piñera en ciertos temas valóricos es una enorme ventaja”, subraya.

—¿Será posible ver un quiebre en Chile Vamos por esta tensión?

Alenda: Evópoli fuera de la coalición hoy no tendría mucho futuro. Dentro del bloque, lo refresca, hace que personas que jamás votaron por la centroderecha, voten por ella.

—Pero al forzar los contenidos valóricos hacia posiciones más liberales, ¿podría haber una “evopolización” de la agenda?

Le Foulon: (Felipe) Kast ha sido exitoso en poner temas como el de la infancia y el indígena, pero es muy pronto para decirlo.

Suárez-Cao: En Evópoli estarán obligados a distinguirse, a despegarse, pero no sólo por pragmatismo. Ellos representan una derecha menos parroquial, menos doctrinaria y más multicultural.

—¿Podría ser opción de gobierno después de Piñera?

Suárez-Cao: Quizás no en cuatro años, pero sí en 8 o 12. Lo que sí va a suceder es que en una coalición con dos partidos grandes y tradicionales y un partido más chico, la próxima primaria en la derecha va a estar más peleada.

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