Por M. Eugenia Fernández G., Andrea Lagos y Víctor Hugo Moreno. Noviembre 17, 2017

Clave 1

La diferencia que sellará la ruta definitiva a la moneda

La distancia entre Sebastián Piñera y Alejandro Guillier es clave para la competitividad de la segunda vuelta. Ambos han esbozado estrategias, pero se abren complejas interrogantes en el camino.

El número 14 es, hoy, el fantasma que flota sobre la Nueva Mayoría y la mayor aspiración de Chile Vamos. Porque por 14,46 puntos porcentuales fue, en 2009, que Sebastián Piñera (44,06%) se impuso a Eduardo Frei (29,6%) en primera vuelta. En tercer lugar llegó Marco Enríquez-Ominami, cuya disruptiva campaña dispersó a la centroizquierda y se llevó un no despreciable 20% de los votos.

Dos meses después, la centroderecha llegó a La Moneda por primera vez desde la vuelta a la democracia. Piñera obtuvo un 51,6% y Frei un 4Debate Presidencial 20178,4%.

Ocho años más tarde, en el corazón de la campaña de Piñera miran esa cifra como la que, de alcanzarla, sellaría su regreso al gobierno. Se trata de una diferencia prácticamente irremontable para quien llegue en segundo lugar; el más probable, el senador Alejandro Guillier.

“La primera vuelta no sólo define quiénes pasan a la segunda, sino que también su competitividad. Si es apretada, el balotaje se vuelve incierto”, explica el analista Gonzalo Müller. “Si hay una distancia de 15 puntos o si Guillier no llega al 30%, será una segunda vuelta que no tiene incertidumbre”, agrega.

Tanto en la última encuesta CEP de octubre como la Cadem del 3 de noviembre, Piñera supera en más de 20 puntos a Guillier en un escenario de primera vuelta con votante probable. Aunque no se puede descartar un resultado diferente, lo cierto es que la difícil génesis y performance de la postulación de Guillier junto con la división de la centroizquierda en seis candidaturas hacen que se vea lejano un triunfo holgado del oficialismo.
“Hubo un primer gobierno de Piñera mediocre, sin mucho apoyo ni grandes cambios. A Piñera los chilenos no lo elegirían porque lo quieren, sino porque promete menos rosca. O sea, que no va a echar abajo el edificio, que va a mejorar la economía y crear más empleos. Se ofrece a reducir el temor o la incertidumbre”, explica Ernesto Ottone, cientista político y ex asesor de Ricardo Lagos.

Por lo pronto, en el comando de Piñera están confiados en tener un resultado favorable este domingo,  en el que la abstención seguirá siendo motivo de desvelo: los pronósticos más optimistas fijan la participación en un 50% del padrón, es decir, en 7 millones de electores. Su equipo estratégico ya ha sostenido reuniones para tirar líneas ante la segunda vuelta, e incluso se tanteó la posibilidad de convocar a un experto extranjero en la materia. Si los números acompañan a sus pronósticos, no se ven cambios en las grandes líneas de la campaña, que se ha centrado en apuntar a la clase media y darle un aire “republicano” al ex presidente. En el corazón del piñerismo apuntan que se buscará un “cambio de tono”: mostrar a un candidato más relajado, transversal y suelto, que “haga más fácil” el tránsito de electores de centro a su opción. En el comando del ex mandatario están convencidos de que “las elecciones se ganan en el centro”, explican, y que, por tanto, no será de primera necesidad hacer gestos a los “huérfanos” del ex UDI José Antonio Kast. “Esos electores van a preferir sí o sí un gobierno de derecha antes que a Guillier”, subrayan.

En esa línea, no se descarta hacer guiños a partidos como Ciudadanos (que hoy encabeza el ex ministro Andrés Velasco, cuya elección como senador por el Maule se ve complicada) o hacia militantes DC, tienda entrampada en una serie de difíciles definiciones (ver pág. 34).
“Cuando él (Piñera) pone al ex presidente Aylwin en la franja, él inició su discurso de la segunda vuelta. Y lo va a continuar”, afirma un dirigente UDI.

Ello se agudizaría si la distancia con Guillier se acerca a los 10 puntos, un escenario en el que —admiten en Apoquindo 3000— la campaña se tornaría más dura y esperan una mayor intervención del gobierno. En Chile Vamos afirman que Piñera se volcaría a la falange “incluso tomando cosas del programa de Carolina Goic, que ya hay”, como la reducción del Estado.

En 2009, el ex presidente logró sumar 517 mil votos entre las dos vueltas.

Guillier, sin tiempo que perder

“Piñera no la tendrá fácil en segunda vuelta, tiene un techo del 44%, 45% que podría sacar en primera y que no será simple subir. Guillier, en ese sentido, tiene más espacio para crecer”, explica Marco Moreno, decano de Ciencias Políticas de la U. Central. Pero agrega: “Veo difícil que pueda dar vuelta ese panorama. Él no tiene liderazgo y no se ha instalado la imagen de un presidente con Guillier”.

Sea una distancia de 10 o 15 puntos la que lo separe de Piñera, lo cierto es que a días de la elección, ya hay conciencia de que la campaña del senador por Antofagasta deberá sufrir inmediatos cambios estructurales. Desde el PS afirman que “no habrá tiempo que perder” y que en el transcurso de la noche del 19 ya se debería tomar contacto con los candidatos que hayan sido derrotados para acordar un apoyo. Que haya menos de un mes entre las dos vueltas hace que la reestructuración sea urgente. Y partiría por su equipo más cercano, encabezado por Osvaldo Correa, quien ya puso su cargo a disposición.

En el PR aseguran que en esta nueva etapa es clave que los ex presidentes Lagos y Frei entren al ruedo, aunque enfatizan que la invitación de Guillier será más amplia y no dirigida exclusivamente a los dirigentes políticos: el que quiere, se suma. Esperan, además, que la DC, la presidenta Bachelet y el Frente Amplio llamen al senador. En la que se prevé difícil negociación con la DC (ver pág. 34), en el PR apuntan al rol que podría tener el senador Andrés Zaldívar como articulador, en caso de ganar.

En cuanto a la estrategia, cercanos al senador señalan que debe haber más terreno, más contacto con la gente, con un enfrentamiento más claro con la derecha, lo que incluiría un eslogan nuevo que apunte a la idea de “No más abusos”. Fundamental será la invitación al despliegue de los nuevos parlamentarios de la Fuerza de la Mayoría y la DC por sus territorios.

Pero se abren dos interrogantes. La primera es cuán posible será acordar un apoyo unitario en la medida en que las cifras no sean positivas para Guillier. Un escenario negativo, afirman analistas, dificultaría que las fuerzas de centroizquierda, incluyendo el Frente Amplio, se vuelquen a su candidatura. Y en caso de que ello se dé, cómo el senador logrará equilibrar posiciones tan divergentes como la de la DC, Lagos y el Frente Amplio.

La segunda es cuánto se jugará La Moneda por la continuidad (ver pág. 28). En 2009 la presidenta Bachelet dejó ir a Paula Narváez y Carolina Tohá para apuntalar a Frei. Esta vez en el entorno del candidato esperan gestos similares.

Clave 2

Los liderazgos que emergerán de cara al 2022

Sobre todo en el senado se instalarán figuras que ya miran con interés una carrera presidencial. Algunos apostaron por su ascenso en esta campaña. Otros esperan su turno para jugar en estos 4 años.

El dramático recambio que sufrirá el Congreso Nacional este 19 de noviembre abrirá espacio para liderazgos nuevos o para la consolidación de quienes ya tienen una posición influyente.

La MonedaCon el cambio del sistema electoral no sólo hay más opción de que candidatos locales entren al Parlamento. También es probable que figuras emblemáticas (y con proyección) de las dos principales coaliciones se pierdan por la fuerte competencia que se dio en esta ocasión en regiones como Valparaíso, Maule y La Araucanía.

En esa línea será en el Senado donde se radicarán las figuras que articularán el diálogo parlamentario. Ahí también se perfilan ya varios interesados en competir por La Moneda en cuatro años más.

En el caso de Chile Vamos, conocidas son las aspiraciones del RN Manuel José Ossandón, cuya precandidatura presidencial quedó en el camino tras perder la primaria del 2 de julio ante Piñera. Sin embargo, sus ganas siguen intactas. El exalcalde de Puente Alto volvió a RN y apostará nuevamente a convertirse en el abanderado de su partido. Pero no estará solo. El también RN Andrés Allamand ya ha manifestado la idea de concretar su sentido deseo de llegar a La Moneda, y en el comando de Sebastián Piñera varios lo apuntan como un articulador clave en el Senado de llegar a ser gobierno.

Por otro lado, de ganar en La Araucanía, se instalaría Felipe Kast en el Senado. Tras perder también la primaria, el fundador de Evópoli ha dicho en varias ocasiones que insistirá en su carrera presidencial en cuatro años más. El Senado podría ser una vitrina para ello.

Chile Vamos también tiene una eventual carta femenina en la Cámara Alta. Se trata de la timonel UDI Jacqueline van Rysselberghe. Si bien no ha transparentado su aspiración presidencial, muchos en su partido afirman que tampoco lo descarta, y que el amplio protagonismo que tuvo en la franja electoral televisiva y digital gremialista apuntó en esa dirección.

En la vereda contraria también se aventuran liderazgos que podrían resaltar mirando hacia cuatro años.  Los senadores Felipe Harboe y  Ricardo Lagos Weber correrán con ventajas en el PPD, con un discurso más de centro en la búsqueda de acuerdos. En la DC el tema pasará por los senadores elegidos. En ese plano, la posible elección de Yasna Provoste la podría erguir como una figura relevante que le haga el peso a Carolina Goic. La posición que ambas tendrán dentro de la falange dependerá de cuánto logren sacar en sus respectivas elecciones.

En el Frente Amplio podría venir una ‘guerra de tronos’ como explica el analista Marco Moreno:

—El FA tras un necesario proceso de redefiniciones internas abrirá la discusión acerca de sus líderes. Correrán también con ventaja quienes hayan obtenido éxito y validación ciudadana en las urnas, como el alcalde de Valparaíso Jorge Sharp, pero la lucha mayor o ‘guerra de tronos’ se puede dar entre Jackson y Boric si se reeligen como diputados.

La noche del 19/11 también podría ver nacer a nuevas cartas para 2022.

Clave 3

La última arenga presidencial

Con el mapa despejado, el gobierno debate su estrategia de cara a la segunda vuelta. Sacar al pizarrón a Piñera es la principal carta.

A la presidenta no le sería fácil, ni mucho menos grato, entregar por segunda vez la banda presidencial a Sebastián Piñera. Sería la prueba de que toda su obra reformista no logró generar un proyecto político SEBASTIÁN PIÑERA ES INVESTIDO PRESIDENTE DE CHILEde continuidad para la centroizquierda. Más que unir, las reformas dividieron a esa “nueva mayoría política y social” que pretendió construir el 27 de marzo de 2013 en su discurso de proclamación dado en la comuna de El Bosque.

Pero en 2009 Bachelet tampoco logró la continuidad de su proyecto político —menos ambicioso que el actual—, ni siquiera con su abultado capital personal de 81% de aprobación en diciembre de ese año, según Adimark. Bajo ese gobierno comenzaron las fracturas en el mundo de la Concertación, coronadas con un ex PS (Marco Enríquez-Ominami) robándole votos por fuera al oficialismo. Así, el ánimo de la campaña concertacionista de Eduardo Frei Ruiz-Tagle no fue de los mejores. Bachelet dio señales de apoyo al candidato DC, las que en su momento recibieron críticas por su tibieza. De hecho, la noche del 13 de diciembre (primera vuelta) la presidenta apuntó a conceptos republicanos antes que arengar a la Concertación a remontar. Días más tarde, dejó ir a la ministra vocera Carolina Tohá, quien fue la jefa de campaña de Frei.

Hoy, en 2017, está algo más en juego que su capital personal: su legado reformista. En La Moneda están preocupados: quieren abrochar la gratuidad universitaria, el gran legado. El miércoles, en el comité de ministros y presidentes de partido, le solicitaron al equipo político traspasarle un mensaje a la presidenta: la noche del 19 debe hacer un llamado urgente a la unidad de la centroizquierda, según relató un timonel.  Ese día, todos esperan una arenga presidencial. Un último gran relato.

Todos los caminos apuntan a que La Moneda —sea cual sea el resultado electoral— debería tener un rol más importante tras el 19/11 con la idea de “sacar al pizarrón a Piñera”, algo que también se intentó hacer el 2009. Un diputado de la Fuerza de la Mayoría cree que “a toda velocidad” se debe sacar un grupo de iniciativas legales de emergencia con cargo a los US$700 millones  de libre disposición que quedan en el presupuesto, como la reducción del 50% del pasaje en el transporte público para la tercera edad. En Palacio apostarán también por la agenda valórica con el inicio de la discusión del proyecto de matrimonio igualitario. Punta Peuco también puede incluirse, comentan en el gobierno.

Pero, ¿le conviene o no a Bachelet armar dupla con Guillier? Un gesto se vio el miércoles, cuando después de mucho tiempo se les vio juntos en la reinauguración del Hospital Exequiel González Cortés. Sin embargo, todo aún está confuso. El analista político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, ve compleja la concreción de esta dupla.

—El bacheletismo está confundido en varias candidaturas, tanto así que casi un 18% de quienes aprueban a Bachelet votarían por Piñera en la primera vuelta. Por tanto, tiene sentido armar duplas cuando existe la posibilidad de ganar. En 2009 ese fue el escenario. El “positivo” era Bachelet y el “negativo” Frei debido a su escasa intención de voto. Se estuvo cerca pero se perdió. En estas elecciones la situación es distinta: Bachelet y Guillier tienen registro “negativo”. Y dos negativos juntos, simplemente se cancelan.

Bachelet y La Moneda aún no afinan completamente los pasos a seguir, pero todo indica que en lo que reste de gobierno enfatizarán el legado, reforzando la agenda pública con una artillería de proyectos que incomoden a Piñera, en un último intento por asegurar la continuidad. Bachelet no quiere volver a entregarle, una vez más, la banda a Piñera.

Clave 4

Lagos no es el oráculo

El ex presidente pasó la campaña resintiendo notoriamente la traición de su partido. ¿Incidirá en algo su voz en el éxito de Guillier en una segunda vuelta?

“Lagos es cosa del pasado. Es como el lema ´gobernar es educar’ del ex presidente radical Pedro Aguirre Cerda (1938-1941). Todo el mundo sabe su relevancia, pero no incide”.  Así define un analista de la Nueva Mayoría (NM) la importancia que podría llegar a tener la opinión del ex presidente Ricardo Lagos si Alejandro Guillier corre la segunda vuelta junto al opositor Sebastián Piñera.

Michelle Bachelet presenta el libro Vocacion de Paz la Politica Exterior de ChileNestor en la Ilíada fue el respetado sabio y anciano rey de Pilos. Alguien que no participaba en las peleas del día a día. Cada vez que ese rey daba algún consejo, su opinión era considerada.

A diferencia del rey de Pilos, Ricardo Lagos fue, hasta el mes de abril, precandidato a la presidencia oficialista. Ambicionaba con llegar a ser nuevamente mandatario. Estaba lejos de retirarse  a sus cuarteles de invierno. Creía que él era lo que Chile necesitaba. En ese mes, no obstante, el Partido Socialista mayoritariamente nominó como su carta al candidato más popular en las encuestas, el senador independiente Alejandro Guillier. Así sacó del camino a La Moneda al hombre que se hizo famoso en 1988 por apuntar el dedo a Pinochet.

El_PS de Álvaro Elizalde fue el que organizó esta operación y Lagos la resintió. En el camino, las esquirlas de la bomba llegaron a todos aquellos socialistas que lo habrían desairado. El expresidente fue adhiriendo por todo Chile a candidaturas parlamentarias contra figuras insignes como la del propio Elizalde, la del exministro José Miguel Insulza o la de la senadora Isabel Allende.

“El hombre sabio de la tribu es un factor moral, más que político”, dicen en la Nueva Mayoría cuando explican que Lagos no se traduce en más votos. “Es importante si Lagos no dice nada: eso es lo que dañaría a Guillier, pero no va a hacerlo”, señala un exministro PPD.

“Cuando Lagos sí va a ser determinante será después de la segunda vuelta presidencial, a la hora de atribuir responsabilidades por la derrota de Guillier, de repartir los escombros y de ayudar en la reconstrucción de esta fuerza política con ideas”, señala el mismo personero.

El  amigo personal y exasesor en La Moneda, Ernesto Ottone, se enfoca en el conglomerado que estuvo en el poder con Ricardo Lagos: “La centroizquierda, es decir,  la alianza que dirigió el retorno a la democracia, ya no existe y no va a volver a articularse igual que en el pasado. Eso es definitivo. Es lo que hay que construir desde cero”.

Desde la oposición, la lectura de un analista apuesta al revanchismo del expresidente: “Si en esta elección él no fue el candidato, es lo que para él implica la derrota. Que ese error del PS fue el que llevó a perder ante Piñera. Lagos va a querer cristalizar que esos son los costos de hacer mal las cosas”. El endoso a Guillier sería, entonces,  una firme rayada de cancha.

Clave 5

Una nueva forma de gobernar

El sistema proporcional moderado hará su debut por completo en la Cámara de Diputados y en la mitad del Senado. Se diezmarán las dos grandes fuerzas y nuevos actores entrarán en juego. El nuevo gobierno deberá adecuarse a buscar los acuerdos. No será tarea fácil.

Desde el retorno a la democracia varios proyectos de ley buscaron acabar con lo que se denominó como uno de los enclaves de la dictadura: el sistema binominal. Dicho modelo pretendía generar dos grandes bloques para asegurar los equilibrios ante el miedo de volver a los llamados 3/3 de los años 70. Pero clave 5finalmente, y luego de 26 años, la clase política concordó en que ese modelo cumplió su rol y había que avanzar. Y así nace el fin del binominal para dar pie a un nuevo sistema proporcional moderado (basado en el método D’Hondt) que hará su estreno el próximo 11 de marzo cuando juren los 155 diputados y 23 nuevos senadores. ¿Cómo funcionará, en la práctica, este nuevo Congreso?

El primer cambio se apreciará este mismo domingo con la gran cantidad de nombres con la que el elector se encontrará en la papeleta: Un listado de candidatos repartidos por listas y pactos, en los que cobrará gran relevancia el primero que encabeza el listado, lo que también podría provocar el arrastre de candidatos si la lista es la más votada. Pero con todo, el sistema, a diferencia del anterior, permitirá el ingreso de nuevas fuerzas que estén dentro de las listas y pactos más fuertes. Y ese solo hecho nos enfrentará a un Congreso que funcionará bajo nuevas dinámicas.

Estaremos en presencia de un Congreso fragmentado en, al menos, cuatro grandes fuerzas. Y ello será un dolor de cabeza para quien sea el gobernante, pues de seguro no tendrá mayoría y deberá salir a buscar acuerdos. Ante ello aparecerán con mayor relevancia los llamados “partidos bisagra” que podrían votar para algunas cosas con el gobierno de turno y para otras con la oposición.

—La política chilena estuvo marcada fuertemente por el sistema binominal que hizo que en la política en estos últimos años imperara la lógica de la binominalización en todas las decisiones. Esto se romperá, porque la lógica del sistema proporcional moderado  lo que pretende es mejorar la representación. Esto reconfigurará la relación de fuerzas en el sistema político chileno y generará mayores esfuerzos para acuerdos y consensos para gobernar—explica el analista de la Universidad Central, Marco Moreno.

Ante ello, el gobierno deberá ejercer un mejor dominio del poder de negociación para sacar adelante sus proyectos; en caso contrario será difícil que pueda avanzar y difícil también será gobernar.

En ese plano, un eventual gobierno de Piñera no la tendrá fácil, de partida porque no tendrá mayoría y
porque también vivirá, en su seno, divisiones internas.

—Esta elección es el fin de la hegemonía de la UDI. A todo evento va a estar en una situación de empate, y si RN y Evópoli forman un frente, la UDI pasa a ser minoría—explica el analista Gonzalo Müller.

En esa línea, una eventual agenda liberal de Piñera podría tener mayoría al interior de Chile Vamos, y el poder de veto de la UDI disminuye. Eso será un cambio duro para el partido. “La UDI va a sostener su votación, pero no tendrá una victoria simbólica o emblemática que mostrar”, dice un miembro de su directiva.

En tanto, en RN las cosas pueden verse mejor si es que efectivamente logran equiparar en fuerza a la UDI, un escenario que no se repite desde la parlamentaria de 1999. Bajo la pragmática conducción de Cristián Monckeberg —que no va a la reelección— podría superar los 30 diputados (36 es la estimación más optimista). Hasta ahora sus facciones internas han logrado mantenerse y verse unidas.

Por el lado de la izquierda la fragmentación se podría dar a tres bandos: una DC corriendo de lado a lado funcionando como clásico partido bisagra; un eje PPD-PS-PR-PC en una zona más hacia la centroizquierda, y un Frente Amplio como oposición beligerante, fortaleciéndose como una tercera fuerza. Pero todo ello depende de quiénes y cuántos escaños logre cada fuerza, sobre todo, en la DC (ver página 34). En el Frente Amplio la bancada podría sumar siete parlamentarios, lo que los dejaría en una mejor posición para presionar e incidir, a lo que se sumarían dos independientes fuera de pacto que podrían ser elegidos, como René Saffirio y Alejandra Sepúlveda.

Todo este escenario repartiría más las fuerzas e impediría la concreción de cualquier tipo de agenda muy reformista. Por eso, sostienen analistas, ninguno de los programas presidenciales ofrece grandes transformaciones. En ese sentido, por ejemplo, la reforma constitucional que requiere 2/3 del quórum tendrá un duro escollo que vencer en el próximo Congreso. Pero incluso para proyectos de mayorías simples tampoco el gobierno contaría con los votos, pues las estimaciones más favorables proyectan que Chile Vamos lograría 73 escaños en diputados de un total de 155.

Con todo, La Moneda y el Congreso verán nacer una nueva y más compleja relación que prontamente, según varios académicos, abrirá un nuevo debate en torno al sistema de gobierno presidencial.

—Un sistema presidencial no convive de manera tan fácil con un Parlamento más fraccionado, ante lo cual es probable que se discuta el paso hacia un sistema presidencial mixto-moderado—comenta Moreno.

La mejor representación del ciudadano en el Congreso que se intenta hacer con este nuevo sistema podría arrastrar también complejas formas de relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, pues la correlación de fuerzas cambiará sustancialmente. Habrá mayor opción de moverse de un lado hacia otro, lo que se incrementa por la propia situación de divisiones internas y reconfiguraciones que vive cada bloque, sobre todo en el mundo de la centroizquierda.

Clave 6

La DC a la deriva

Encabezó una candidatura con gran oposición interna. Ahora Carolina Goic deberá recorrer un difícil camino, en el que un eventual quiebre en el partido no es un escenario lejano.

“Tras el 19/11 vendrán las 72 horas más intensas de los últimos años”. Lo dijo el senador Ignacio Walker a Qué Pasa a fines de octubre, y por estos días nadie al interior de la DC opina distinto.

Lo que se juega la DC este domingo no es sólo la posibilidad de que Carolina Goic llegue en un cuarto lugar en la carrera presidencial. También es su definición ante la segunda vuelta y, más allá, el proyecto político que primará en la tienda al menos en los próximos cuatro años.

Carolina Goic se reúne con Mahmud AlewyA la cabeza de una candidatura que tuvo oposición interna por su mala performance en las encuestas, a partir del lunes la senadora por Magallanes recorrerá nuevamente un difícil camino. Un eventual quiebre en el partido no es un escenario lejano.  Por una parte, y según los resultados que Goic obtenga, en el partido admiten que no serán pocos quienes pedirán que renuncie a la presidencia de la DC, que detenta de forma interina el diputado Matías Walker, su brazo derecho. Si bien hasta ahora la directiva rechaza esa opción, en algunos sectores se mantiene la duda de si será la senadora la más indicada para liderar el proceso de reconstitución de la centroizquierda y de un eventual desembarco en la campaña de Alejandro Guillier. “Si Goic está más cerca del 5% que del 10%, ella deja la presidencia de la DC. Si no sale cuarta o tiene menos de 10 puntos, no hay cómo vestir eso de triunfo”, dice el analista Gonzalo Müller.

Hasta ahora, Goic ha puesto condiciones cada vez más altas —programáticas y políticas, sobre todo por la incomodidad de una parte de la DC con el PC— para plegarse en una segunda vuelta a Guillier. En esa línea, las definiciones que tome el consejo nacional del 20 de noviembre serán clave, pues no sólo intentarán impedir que un grupo de diputados entregue su respaldo inmediato al senador por Antofagasta, sino que también pondrán un precio por ello en términos programáticos o políticos.

Esta cadena de decisiones estará marcada por el resultado de las parlamentarias del domingo. Porque el proyecto político de la DC —y el rumbo que tome para la segunda vuelta— será diferente si en el renovado plantel parlamentario predominan los “príncipes” y sus cercanos al ganar, por ejemplo, Ignacio Walker en la V Región, Andrés Zaldívar en la VII y Fuad Chahín en la IX. O, por el contrario, si la victoria la obtiene el ala más izquierdista de la mano de Aldo Cornejo en Valparaíso, Ximena Rincón en el Maule y el ex intendente Francisco Huenchumilla en La Araucanía, a los que se suma la casi segura ganadora Yasna Provoste en la III Región. Ello repercute también en los planes legislativos de Sebastián Piñera (ver clave pág. 24). “La DC parece estar apostando a convertirse en la fuerza política que sirva de puente entre gobierno y oposición ante un triunfo de Piñera.  Eso puede cambiar en función de las fuerzas que se impongan el domingo en el partido”, afirma Marco Moreno, decano de Ciencias Políticas de la U. Central.

La tienda comandada por Goic tiene otro frente: el llamado Progresismo con Progreso (PCP), que reúne a figuras como Mariana Aylwin, Clemente Pérez, Álvaro Clarke y José Pablo Arellano. Esta facción, que no tiene parlamentarios, pero sí influencia, ha declarado en varias ocasiones su incomodidad con Guillier, e incluso algunos han planteado que el partido debiera decretar libertad de acción ante la segunda vuelta. Una decisión rápida y resuelta a favor de la carta PS-PPD-PR-PC podría implicar, entonces, una fractura por ese lado.

Como sea, los derroteros de la DC no serán los mismos a partir de esta elección.

Clave 7

La travesía de un Frente

Más allá de  Beatriz Sánchez, el Frente Amplio pondrá a prueba su futuro como proyecto: ¿Se desintegrará, como pasó con experiencias anteriores similares,  o sobrevivirá a la contienda?

Cuando el 21 de enero de 2017 se proclamó oficial y públicamente la creación del Frente Amplio (FA), ninguno de sus jóvenes e irreverentes fundadores sabía muy bien qué estaban formando. Sólo aparecían algunos principios difíciles de comprender como, por ejemplo, que el naciente conglomerado no centraba su domicilio político en la izquierda. Su apuesta era ir más allá de los clivajes tradicionales: desde liberales hasta autonomistas integrarían sus filas. Había que ver qué pasaba.

Beatriz Sanchez en el CongresoPor ese tiempo las apuestas electorales no estaban centradas en la presidencial, sino en la conformación de una bancada parlamentaria que superara sus actuales tres diputados. La discusión también giraba en torno a la conformación de una identidad que los hiciera reconocibles. Sin embargo, todo cambió. Bajo el alero de dos de sus máximas figuras —Gabriel Boric y Giorgio Jackson—, el 21 de marzo se levantó la carta presidencial de Beatriz Sánchez. Una figura mediática sin trayectoria política, pero que en teoría representaba los valores y principios del FA. Luego vinieron las primarias con Alberto Mayol, el apetito electoral creció y el FA comenzó a pensar en grande.

Sánchez, tras ganar las primarias, empezó a vivir en carne propia los avatares de la política y sus viejas y clásicas prácticas; aunque estas fueran llevadas a cabo por jóvenes y renovados políticos. El “caso Mayol” fue el primer detonante: las luchas de cupos y cargos no estaban ajenas al nuevo proyecto.

A juicio del candidato a diputado por el distrito 11, Tomás Hirsch (PH), el FA cometió otros errores en esta campaña.

—Habría vinculado esta campaña con las anteriores del mundo de la izquierda. Antes se levantaron muchas de estas propuestas, desde el comando se ha hecho aparecer como que antes no había nada. Eso es parte de la creencia de que se está inventando el café con leche. Tenemos una huella que se debía reconocer —sostiene.

Con todo, la candidata recorrió Chile intentando traspasar las ganas de este nuevo experimento, que de reojo miraba experiencias foráneas como la de Podemos, que tiró por la borda el bipartidismo español.

Pero llegó el momento de la verdad y este 19/11 se sabrá cuánto pesará electoralmente el FA. En materia parlamentaria, las últimas proyecciones apuntan a que habría siete frenteamplistas en el Parlamento. Incluso podrían llegar al Senado de la mano de la liberal Verónica Foppiano.

El domingo vendrá aún un desafío mayor: ¿sobrevivirán sus 14 movimientos para proyectarse hacia el futuro como una tercera fuerza que amenace al binomio clásico? Algunos ya piensan que podrían existir quiebres, como la huida del Partido Liberal hacia posturas más de centro, lo que haría repensar esa identidad colectiva que aún buscan.

Pase lo que pase el 19/11, el FA ya no dependerá de Sánchez que, para algunos analistas como Marco Moreno de la U. Central, más que una  líder política ha sido “una vocera del programa”. El futuro de la misma candidata es incierto: ha dicho que no volverá al periodismo, pero en el FA aún no concuerdan el espacio que podría ocupar.

—El FA debe resolver una definición táctica. Hasta ahora están unidos artificialmente por Sánchez, pero entre ellos todavía no hay discusión política—dice. En ese plano, el debate se focalizará en qué tipo de oposición serán, pero deberá sortear primero si apoyan o no al candidato ganador de la centroizquierda. La semana pasada, según se concordó en la mesa nacional del FA, la posición más probable será dar libertad de acción, respetando lo que cada orgánica decida.

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