Por Estela López G. y Víctor Hugo Moreno Noviembre 24, 2017

Hace un mes el ánimo de la presidenta Bachelet era de resignación. A su pesar, todo indicaba que Sebastián Piñera llegaría con holgura por segunda vez a La Moneda. Esta idea que se había alojado en ella la sopesaba con un apoyo silencioso en la calle a las reformas estructurales impulsadas por el Gobierno.

El 15% de respaldo con el que alguna vez bromeó la mandataria, se hizo sentir el domingo pasado más allá de las expectativas. Cercanos a la máxima autoridad de gobierno incluso hablan de que esta elección fue una especie de plebiscito a su trabajo, del que salió airosa. El resultado electoral le dio un nuevo aire e instaló una dosis de optimismo en los equipos de palacio.

Bachelet destinó las horas posteriores a la primera vuelta a analizar los resultados y a reflexionar sobre el rol que le correspondía en las próximas semanas. Con la radiografía en mano del panorama general, identificó que un resultado favorable el 17 de diciembre no dependía sólo del candidato oficialista ganador, Alejandro Guillier, sino que también de ella.

En las horas posteriores a la elección del domingo Bachelet identificó que un resultado favorable en segunda vuelta no dependía sólo de Guillier, sino que también de ella.

Bajo esta convicción, tomó el lunes la iniciativa e invitó a Guillier para la mañana siguiente a La Moneda. Su intención: hablarle directamente al candidato y aconsejarlo desde la posición de quien ha ganado dos campañas presidenciales (2006 y 2013). Cómo moverse en la calle habría sido alguno de los tips.

De pronto, los gestos se convirtieron en actos, y los actos en videos y fotografías que circularon por redes sociales. El resultado: 3.848 personas vieron el video de la reunión subido por presidencia a Twitter, cifra que en la tarde se duplicó a 7.813 espectadores, y así sucesivamente. La imagen de Guillier saliendo de La Moneda ya daba sus primeros frutos.

 

Un nuevo aire

En 2009, cuando Eduardo Frei Ruiz-Tagle pasó a segunda vuelta, el principal gesto de apoyo de Bachelet fue sacar a su vocera de gobierno, Carolina Tohá, para que ejerciera como vocera del candidato de la Concertación. Hoy, en 2017, la situación ha sido distinta. Aunque fuentes cercanas a la mandataria dijeron que ella no sería un impedimento para que Guillier sacara a ministros del gobierno, el senador aseguró que no haría tal cosa. Lo que sí hizo fue reformular su comando y poner en primera línea a Álvaro Elizalde (PS) y a Yasna Provoste (DC), ambos ex secretarios de Estado de Bachelet, en distintos períodos.

La presidenta después del domingo reconoció que existía espacio para hacer un esfuerzo mayor del gobierno y que la combinación de las reformas ya en marcha, de un empuje a la agenda legislativa y el despliegue territorial de ella, como líder de un proceso de transformación, podía ayudar al candidato. “Al gobierno le volvió el alma al cuerpo”, se podía escuchar en La Moneda tras la elección.

“Ellos (Chile Vamos) se acostaron el sábado repartiéndose el gabinete y se acostaron el domingo llenos de dudas. Nosotros nos acostamos el sábado pensando que en una de esas no pasábamos a segunda vuelta y si pasábamos, podía ser con 20 puntos de distancia y nos acostamos el domingo pasando a segunda vuelta y con una potencialidad de alianza de 25 puntos”, dice el ex secretario de Estado, Francisco Vidal.

Fuentes al interior de La Moneda aseguran que Bachelet “no es ni será vocera de campaña, ni operadora política”, sino que desde su posición puede dar señales republicanas y permear con su agenda, diseñada hace varios meses, la candidatura de Guillier, buscando un punto de aglutinación de la centroizquierda. En esta línea se identificó también que es importante continuar hablándole a la gente que quiere seguir con los cambios y a los movimientos sociales más que a los partidos políticos. Enfatizando que el legado del que tanto se habla envuelve al progresismo, y este a su vez tiene que ver con utilizar la gratuidad, por ejemplo, como un instrumento para terminar con la desigualdad.

“La planificación coincide con lo que el país quiere, porque la votación demostró que la gente anhela transformaciones. Ahora viene un trabajo más selectivo y fino”, asegura una fuente de Gobierno. En esa estrategia es clave, dicen, la Región Metropolitana, en específico la comuna de Puente Alto, y Valparaíso.

Algunas de las actividades de la mandataria que coincidirán con la primera quincena de diciembre serían la inauguración de los hospitales de Copiapó, Calama y Penco—Lirquén, la puesta en marcha del nudo vial de Quilicura y la planta de energía solar que abastecerá en un porcentaje importante al metro de Santiago.

“Un éxito del gobierno es que la remplace una persona que comparta el diagnóstico y las reformas que Bachelet ha hecho. La tarea de Bachelet en este mes es gobernar hasta el ultimo día. Eso conlleva no detener la agenda legislativa, cosechar lo que ella sembró y dar a conocer al país lo que ella hizo. Esa es la forma que tiene de ayudar a Guillier para que gane en segunda vuelta”, asegura Vidal.

 

La llave de Guillier

“Bachelet nos permite abrir las puertas”. Esa frase fue emitida el 21 de noviembre de 2013 por el entonces joven recién electo diputado de Revolución Democrática Giorgio Jackson para oficializar el apoyo de su colectividad a la candidatura de Michelle Bachelet en segunda vuelta. ¿Se abrirán durante este noviembre las puertas para Alejandro Guillier en el Frente Amplio? Eso, por ahora, es una gran duda que tiene al senador en una evaluación profunda respecto de los pasos a seguir.

En el oficialismo ya no hay más cartas que mostrar: guste o no, Guillier es el candidato y hay que afinar una estrategia: debe tomar el liderazgo y convocar.

Un parlamentario oficialista cree que el emplazamiento debe ser directamente a Beatriz Sánchez, y no a las enramadas orgánicas del Frente Amplio. Para el legislador, la llave de triunfo está en convocar voluntades hacia los votantes que no necesariamente forman parte de conglomerado frenteamplista. Algo similar a lo que ocurrió en 2013 cuando la campaña de Bachelet intentó emplazar a Jackson para que apoyase a la candidata.

Todos estos esfuerzos se dirigen a la idea de que Guillier representa las reformas, tan vapuleadas durante estos casi cuatro años, pero que a juicio del análisis de la centroizquierda representan el sentir de la gente que se expresó en las urnas. Y en ese plano, en algo le acomoda al senador la debacle de la DC que impide una presión más fuerte hacia el centro. Es decir, con este panorama todos los caminos apuntan a defender el legado y mostrarle al mundo que votó por Beatriz Sánchez que Guillier no es sólo el mal menor, sino que es quien los representa en esa búsqueda de la concreción de un estado social de derechos. Y ese mensaje será el que guiará la campaña, acompañado del eslogan No más Abusos. Claro que desde el Frente Amplio (sus orgánicas) pondrán un disco pare: No + AFP, asamblea constituyente, fin al CAE, impuestos a los superricos, pues el diagnóstico que realizan en la naciente colectividad es que la gente votó por esos principios que Guillier debería recoger.

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