Por M. Eugenia Fernández G. // Fotos: Marcelo Segura Mayo 19, 2017

Felipe Kast se acomoda en el sofá de su casa. Son las 9 de la noche, y hace cinco horas fue perseguido y agredido por una turba de 15 jóvenes en el Parque Bustamante. Tuvo que contarles a sus hijos mayores lo que había pasado: a esas alturas, las imágenes ya estaban en la televisión y le había llegado el apoyo de personas de Chile Vamos y la Nueva Mayoría (NM).

El diputado por Santiago protagoniza una difícil carrera en la primaria de la oposición contra Sebastián Piñera y el senador Manuel José Ossandón. Algo así como una pelea de David contra Goliat. Sin embargo, él plantea que la meta no termina el 3 de julio, el día después de esta elección. La bandera de llegada, afirma, se ubica más allá y tiene que ver con que la derecha “gane la batalla cultural”, para no dejarle espacio al Frente Amplio (FA). Kast advierte que su sector corre el riesgo de volver a ser un paréntesis de cuatro años en La Moneda si no “mira el pasado con objetividad”, dejando atrás sus vínculos con el régimen militar, y no intenta unirse con sectores liberales y socialdemócratas. Quiere “cambiar la geografía política de Chile” para ganarle al FA.

—¿Se empieza a escribir una nueva forma de hacer política con la elección de este año?

—La transición, que venía terminando en el gobierno de Piñera, terminó. Y la generación de la transición cumplió su etapa. La cumplió e hizo una labor importante, y hoy enfrentamos un momento ideológico complejo en el que Evópoli tiene una responsabilidad enorme en el plano de las ideas, para construir un proyecto alternativo que culturalmente seduzca a Chile y sea una alternativa. Esa generación construyó el primer piso de la casa, que era la democracia y el crecimiento económico, pero les faltó el segundo piso, que corresponde al sueño de justicia. El error que cometimos cuando fuimos gobierno fue no haberle puesto una idea de justicia clara y un sueño de largo plazo al país.

—Dices que la generación de la transición cumplió su etapa, pero es Piñera, un miembro de ella­, quien lidera las encuestas, y hoy acogiste una serie de propuestas de Ricardo Lagos.

—No miro en menos a Lagos ni a Piñera. Pero ellos cumplieron una etapa relevante en Chile y hay una nueva generación que le toca cumplir su etapa. La razón por la cual Piñera está hoy bien posicionado es que nuestra referencia como sector ya no se remonta a la época de Pinochet, sino a su gobierno. ¿Y qué dice Chile con este apoyo? Que prefiere lo que tenía hace tres años. Lo que quiero plantear es que no basta con volver a La Moneda. El riesgo que corremos es volver a La Moneda simplemente para repetir el libreto de hace tres años.

—¿Ves el riesgo de volver a ser un paréntesis de 4 años?

—Por supuesto. Ganar la elección pero tener una derrota cultural y luego electoral tremenda. Entonces, ¿por qué nosotros forzamos esta primaria? Porque esperamos que triunfen nuestras ideas. Ojalá ganáramos electoralmente, sabemos que es difícil, es una batalla épica con dos políticos que llevan 20 años en la política. Pero es muy relevante que haya un debate de ideas profundas. Por eso me indigna tanto ver a Ossandón destruyendo este debate, poniendo barro en vez de ideas, y ver a algunos en el entorno de Piñera que le dicen que no debata.

—Si la centroderecha gana esta elección, ¿es un deber para ese gobierno proyectarse a un segundo periodo?

—No comparto esa forma de ver las cosas. El objetivo de ese gobierno debe ser que la centroderecha gane la batalla de las ideas en Chile. Y que si hacemos eso, vamos a tener un segundo gobierno. Lo relevante no es sólo tener buenos candidatos, sino proyectos políticos. Y que independiente de quién gane, colonizar con tus ideas los corazones de muchos chilenos.

—¿Ves un relato en esta campaña de Piñera?

—Su programa tiene muy buenos profesionales detrás y en cada una de las áreas hay una coherencia con nuestras ideas. El problema es que hay que agregarle el desafío de devolverle el rumbo a Chile, hacer un gobierno de unidad nacional y de futuro. Un gobierno que le haga imposible al FA y la izquierda arrebatarnos la legitimidad moral de gobernar. Lo que planteamos es una continuidad, no es una cosa infantil de ‘aquí estamos los jóvenes y hagamos la revolución’, que es lo que está haciendo el FA. Ellos, en vez de tomar el legado de Lagos con orgullo y mostrarse como una opción de futuro, se parecen al Podemos de España y miran a Allende con nostalgia.

“No le voy a exigir a Piñera o a Ossandón que, si son presidentes, apoyen el matrimonio igualitario. Pero sí les voy a exigir que entiendan que tenemos que construir una coalición más amplia”.

Evópoli puede construir un proyecto de unidad nacional, que le dé más gobernabilidad al gobierno. En eso tenemos una capacidad de no jugar desde la trinchera, de tender puentes y reflexionar. Por eso no es casualidad lo que hicimos con (las propuestas de) Lagos. Somos orgullosos de las ideas de centroderecha, pero creemos que hay un mínimo común con él, con socialdemócratas liberales con los que nos puede unir un propósito.

—Pero ¿por qué el futuro es con tus ideas? Tu opción no es la que lleva la delantera según las encuestas.

—Nuestras ideas las estamos planteando en forma oficial y con más visibilidad a partir de este mes. Las primarias son un gran espacio para eso. En la última municipal fuimos el partido emergente más votado, siendo que tenemos muy pocos recursos, somos poco conocidos. Por eso es relevante que hayamos forzado esta primaria. Nuestro objetivo es convencer a toda la centroderecha que evolucionemos, cambiarla desde adentro. Estoy convencido de que a medida  que nuestra propuesta se vaya dando a conocer, no sólo va a ser un éxito para Evópoli, sino para todo el sector.

 

El Frente Amplio

—¿Beatriz Sánchez puede pasar a la segunda vuelta?

—Aún no sabemos. Puede que el FA no pase a la segunda vuelta, pero lo que sí es relevante es que culturalmente esta nueva izquierda ha colonizado a la izquierda liberal y la ha vaciado de sus convicciones, eso es lo grave.

—¿La centroderecha le ha tomado el peso al FA?

—No le ha tomado el peso al desafío intelectual que significa que haya llegado el Podemos de España a Chile. Me preocupa ver a Ossandón pensando que el problema de Chile es Piñera y a Piñera pensando que el desafío de Chile es derrotar a la Nueva Mayoría, que ya no existe. El desafío es construir un proyecto de largo plazo, que conquiste a la gran mayoría que no quiere el FA. No nos vaya a pasar que cuando ganamos con Piñera, recibimos el gobierno de la Concertación y se la entregamos a la NM, y esta vez lo recibamos de la NM y se lo pasemos al FA.

“Nos queremos cruzar con el Frente Amplio porque sus ideas son equivocadas. Nuestro adversario no es la UDI o RN, son ellos. ¿Por qué no sumar, no abrir la cancha y mirar el pasado con más objetividad?”.

—¿Esa es una advertencia?

—No, es una constatación de que la NM terminó y hay una tremenda oportunidad de cambiar la geografía política de Chile. Hay un espectro amplio de liberales en Chile que hay que intentar sumar a este esfuerzo. Pienso en Andrés Velasco, en quienes apoyaron a Lagos. Cuando me he reunido con José Pablo Arellano o amigos de mi padrastro, Javier Etcheberry, siempre les pregunto: ¿Dónde están sus nuevas generaciones? Ahí hay un vacío enorme.

—¿Y en tu coalición hay ánimo de evolucionar? La UDI, por ejemplo, puede ser una gran piedra de tope.

—La UDI también debe evolucionar, tiene un rol importante que cumplir. Hoy el punto de división ideológica no está en los temas valóricos —donde sí tenemos diferencias—, sino en creer que el motor de crecimiento de la sociedad son los emprendedores. Eso nos une. Y ahí también, paradójicamente, entran Lagos y Velasco.

No le voy a exigir a Piñera o a Ossandón que, si son presidentes, apoyen el matrimonio igualitario. Pero sí les voy a exigir que entiendan que tenemos que construir una coalición más amplia, donde la unidad es más importante. En eso, la negociación parlamentaria es la primera prueba.

 

Las ideas

—Hablando del resultado final de la primaria, ¿se dan por pagados si sus ideas logran permear la candidatura de la centroderecha?

—Absolutamente. Ojalá demos una sorpresa electoral, pero nuestro objetivo primario y fundamental es instalar el debate cultural dentro de la centroderecha. A mí no me interesa pegarle a Piñera, a nadie. Estamos tratando de instalar ideas.

—¿Y qué propuestas te gustaría que se acogieran?

—Hay tres centrales. La más central de todas es la modernización del Estado. Es la éticamente más relevante, porque es nuestro músculo social: directores de servicio independientes y cambiar el estatuto administrativo por el código del Trabajo. La segunda, que es fundamental, es nuestra agenda para la infancia: partir por los niños. Y lo tercero, volver a crecer: darle facilidades a los emprendedores con la reforma tributaria y laboral.

—Estas reformas no son demasiado distintas a las propuestas con Piñera. ¿En qué se diferencian?

—La gran diferencia es la reforma al Estado. Y cuando veo que ellos proponen mantener la gratuidad, también es una diferencia de fondo, porque es validar un concepto dañino ideológicamente. Es pensar que no vale la pena dar la batalla en el plano de las ideas para explicar a los chilenos por qué es injusta.

—Muchos dicen: “Felipe quiere ser el delfín de Piñera”.

—No, Felipe lo que quiere es que la centroderecha evolucione. Cuando uno se obsesiona con un cargo, es una apuesta difícil de ganar. Es como ir al casino y poner toda la plata al número 8. Nosotros estamos disfrutando de este proceso de que las ideas triunfen, sin preocuparnos de hacer que a los otros les vaya mal, sí a los populistas. Por eso nos queremos cruzar con el FA, porque creemos que sus ideas son equivocadas. Nuestro adversario no es la UDI ni RN, sino que es el FA. ¿Por qué no sumar, no abrir la cancha y mirar el pasado con más objetividad? Por eso a nuestra generación le toca pasar a la siguiente etapa.

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