Por Víctor Hugo Moreno Diciembre 30, 2016

Una vez más, la elección municipal que se realizó en octubre se transformó en una prueba de fuerzas para los liderazgos presidenciales de cara a la contienda electoral presidencial y parlamentaria de 2017. Varios de los aspirantes usaron la plataforma de campaña de alcaldes y concejales para comenzar a cimentar la suya propia. El mejor ejemplo fue el recorrido del senador Alejandro Guillier por todo Chile apoyando a los candidatos radicales, cuando en el fondo, en cada caminata y encuentro en una plaza el candidato era él. La campaña municipal se convirtió en su campaña.

Lo mismo ocurrió con Ricardo Lagos y Sebastián Piñera en sus giras municipales. Mientras eso ocurría en las calles, desde La Moneda se consolidaba el clásico concepto del “pato cojo”: un gobierno que ya no tiene nada más que ofrecer, quedando a la deriva y a la voluntad de las ofertas de los sucesores.

Algunos ya están en carrera, otros aún no lo deciden, mientras el resto está siendo tentado por sus partidos o movimientos para asumir una candidatura. Hay seis figuras que ya se asoman en primera línea, y exponen sus principales prioridades si es que les tocara dirigir el país.

Todo ese escenario se ve coronado con la falta de un liderazgo claro como el que sí tuvo Michelle Bachelet en 2013, antes incluso de su regreso a Chile, cuando en 2012 se inició una procesión a Nueva York para traerla de vuelta. Hoy todo es distinto. Sin esa figura consolidada y bajo un contexto de desafección de la política con la sociedad marcada por la alta abstención en las municipales y el desprestigio de las instituciones políticas expresada en los estudios de opinión pública, ha sido caldo de cultivo para la proliferación de una importante cantidad de aspirantes a ocupar el máximo cargo del país. Y vienen desde diferentes y eclécticos mundos: desde el político tradicional; pasando por la academia y el mundo sindical; llegando hasta la televisión y la farándula. Hasta ahora se podrían considerar 27 nombres que están aguardando su lugar en la papeleta. Algunos ya con la carrera desplegada; otros aún en proceso de reflexión, mientras que el resto está siendo tentado ya sea por sus partidos o movimientos para que se animen a emprender la aventura.

Este 2016 culmina con una avalancha de interesados. ¿Cuántos llegarán hasta el final? ¿Podrán aparecen nuevos nombres?, son algunas de las interrogantes que se abren al revisar este enredado mapa presidencial.

Para el experto electoral de la UDP Mauricio Morales “la primera razón que explica este fenómeno es que existe un alto grado de incertidumbre respecto de quién va a ser el ganador de la próxima elección, a diferencia de 2013 donde todos tenían claro que ganaba Bachelet”.

Por su parte, el gerente de asuntos públicos de Cadem, Roberto Izikson, apunta hacia dos factores: “Hay una reducción de las barreras de entrada para ser candidato, sólo 30 mil firmas. Además, existe una pérdida de poder de los partidos políticos que impide que sus directivas puedan tomar decisiones para decidir sobre qué candidatos llevar”.

En 2013 fueron nueve los candidatos que disputaron un cupo en la primera vuelta. En vista del estado actual, resulta lógico pensar que esa cifra se superaría. Sin embargo, debido al nuevo sistema electoral podría ocurrir que muchos candidatos busquen alianzas y pactos: “Al existir nuevos distritos y más escaños a repartir habrá más incentivo para formar coaliciones y eso podría genera un efecto reductor en el número de partidos y candidatos”, comenta Morales. Sumado a ello, estará presente el filtro que se debería producir con las primarias legales, lo que podría reducir el número de esta primera lista de partida. Mientras tanto, algunos candidatos ya definen sus ejes centrales, sus preocupaciones y cómo hacer para resolver los problemas de Chile.

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Más allá de los candidatos que, según la mayoría de las encuestas, están en primera línea, aparecen varios nombres que dentro de los partidos tradicionales quieren disputar un cupo, independientemente de que las maquinarias de los grandes los intenten aplastar. El PS y el PPD tienen aún varias cosas que resolver. Fernando Atria (PS) y Jorge Tarud (PPD) están obligando a realizar primarias internas para despejar al elegido. Y están resueltos a llegar hasta el final. Problema que se suma en torno a qué hacer con Ricardo Lagos y José Miguel Insulza y la idea de levantar una sola candidatura por ambos partidos.

La DC está viviendo su propio calvario, pues aún ni siquiera resuelven si irán solos o con la Nueva Mayoría a la primera vuelta, aumentando el grado de dudas el hecho de que hasta ahora ninguna de sus figuras está en primera línea.

El panorama en la centroderecha se complicó aún más, debido a la incertidumbre que genera la decisión de Sebastián Piñera, quien sigue dudando si asume o no una nueva candidatura. Ante ello, tanto en RN como en la UDI, están activando nombres para un posible plan de salvataje. Algo similar a lo ocurrido en 2013 cuando Pablo Longueira se bajó al filo de la primaria. Mientras, Marco Enríquez-Ominami, pese a todos los problemas, pretende cautivar, pero esta vez intentando generar una gran primaria de centroizquierda.

En tanto, Ciudadanos, el movimiento de Andrés Velasco, busca convencer a Sichel de que los represente, como una figura joven y con proyección.

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Los outsiders

Por fuera de los tradicionales siempre está la concurrencia de figuras alternativas: los llamados outsiders o caras nuevas. En esta oportunidad y debido al alto grado de escepticismo de la ciudadanía con la clase política, reflejada en que la mayoría de los chilenos aún se muestran indecisos, es que con mayor atención se está mirando a estos personajes. Donde existe más expectación es sobre qué pasará con el Frente Amplio y si es capaz o no de aglutinar a los movimientos sociales y desencantados. Algunos nombres ya están sobre la mesa: Carlos Ruiz, Luis Mesina, Marcel Claude y Alejandro Navarro. A los más jóvenes —Jackson y Boric— aún no les da el carnet de identidad para postular. Por otro lado, el ex rector de la Universidad de Chile Luis Riveros está dispuesto a pelearle el voto masón a Guillier.

Pero también surgen figuras algo más peculiares y novedosas, pero que con seriedad y convicción buscan su oportunidad: Nicolás Larraín, Carola Canelo y Tomás Jocelyn-Holt aspiran a tener un espacio en las urnas con propuestas variadas, centradas, por ejemplo, en la innovación, como es el caso del ex animador de CQC.

Ya al final de los outisders emerge una vez más el millonario Leonardo Farkas, quien es el único que marca algunos puntos en las encuestas en pregunta abierta. Pese a que él lo ha descartado —por ahora— la interrogante sigue latente en torno a qué podría significar su eventual candidatura.

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