Por Bernardita del Solar. Coautora con Loreto Daza del libro “Piñera, historia de un ascenso” Octubre 26, 2016

Tras las elecciones municipales del domingo, no hay duda de que Sebastián Piñera quedó en la mejor posición posible para convertirse en el presidente número 40 de Chile.

Pero el Sebastián Piñera que está en la pole position para ser el candidato en 2017 es un hombre distinto al que llegó a la Moneda en 2010.

Sería extraño que los años en el poder no produzcan cambios. Aquel que quería ser el primero en todo, hipercompetitivo, ansioso siempre por ganar, hoy es un hombre más sereno, más prudente, incluso más relajado, que puede volver a ser el candidato de la centroderecha, pero esta vez no se le va la vida en eso. Ya fue Presidente de la República e inteligente como es, aprendió de los errores que cometió durante su mandato.

Hoy es él mismo quien baja expectativas a los grupos de profesionales con los que se reúne periódicamente. Ya no se trata de hacer en “20 días lo que otros hicieron en 20 años” o “el mejor censo de la historia”. Escucha más y mantiene a su lado a ex colaboradores, en especial a Andrés Chadwick, a quien se le reconoce por sus habilidades políticas, las que quedaron de manifiesto cuando ingresó como ministro del Interior en momentos en que la situación era muy difícil para el gobierno.

Fiel a su estilo, sin embargo, sí está haciendo bien la pega de prepararse para un eventual gobierno. No es un secreto que ha venido construyendo su plataforma política desde su fundación Avanza Chile, formando grupos de trabajo, estudiando temas y preparando proyectos. Algunos dicen que está consciente de que existe la percepción de que su gobierno quedó un poco al debe, que fue una buena administración, pero no excepcional como a él le habría gustado.

Quizá por eso hoy le tiente más volver a postularse, porque hasta antes de las elecciones del 23 de octubre, quienes están más cerca de él decían que no estaba cien por ciento decidido. Tras los resultados, pragmático como es, se podría apostar que estará más inclinado a serlo. Y tiene altas posibilidades de ganar si es que sigue haciendo lo que ha venido haciendo durante este período.

Estuvo mucho más presente en la campaña municipal de lo que los medios registraron. Recorrió las comunas, hasta cinco en un día; viajó por el país, acompañó a los candidatos. Tuvo su cuota de suerte también, como la ha tenido en otras ocasiones. Se la jugó por varios de los candidatos que se suponía tenían ajustadas peleas con los alcaldes incumbentes. Felipe Alessandri en Santiago y Evelyn Matthei en Providencia, pero también la derecha ganó en los sectores de clase media como La Florida, Maipú, Puente Alto, que fueron los que en el 2010 le dieron el triunfo a él, y que después en la siguiente elección, favorecieron a Michelle Bachelet.

El triunfo del domingo le dio tiempo a Piñera para decidir. Se puede sentar a esperar que llegue el momento de lanzarse. No tiene que exponerse excesivamente, ni hablar demasiado. Mantener la estrategia que ha tenido hasta ahora. Así como están las cosas, debe dejar que la Nueva Mayoría se debata en peleas intestinas y no ponerse frente a ellos para transformarse en el enemigo común. La derrota es el momento en que se cobran todas las cuentas y eso le está pasando a la Nueva Mayoría. Eso claramente favorece la opción de la coalición opositora.

En política siempre puede haber sorpresas, pero hoy todo parece indicar que Piñera se repetirá el plato.

Relacionados