Por Javier Rodríguez A. Abril 13, 2016

Si bien Heraldo Muñoz, ministro de Relaciones Exteriores, había anticipado a Qué Pasa que el proyecto de modernización de la Cancillería propuesto por el actual gobierno estaba avanzado y que lo principal era terminar la discusión con Hacienda para ingresarla al Congreso y, así, aprobarla este año, fueron las palabras de la propia presidenta las que bajaron el escepticismo inicial de los funcionarios del ministerio.

La promesa la había hecho la propia Bachelet. En medio de la graduación de profesionales de la Academia Diplomática en diciembre del año pasado, anunció que el proyecto que actualizar los estatutos del ministerio de Relaciones Exteriores,  sería enviado al Congreso durante el primer trimestre de 2016.

El anuncio era una de las pocas buenas noticias que recibía un ministerio cuyo presupuesto corresponde al 0,52% del erario nacional, casi la mitad de lo que se le destinaba a comienzos de los '90. De hecho, para 2015, la Cancillería contó con US $312 millones, versus los US$452 de Economía o de los US$11 mil de Educación.

El 4 de abril, luego del consejo de gabinete liderado por la presidenta, se elaboró un documento con los proyectos de ley a cuyo ingreso se les debe dar prioridad durante este año y el próximo. El proyecto de modernización no estaba.

La noticia se supo en la planta del ministerio de Relaciones Exteriores y los rumores comenzaron a esparcirse entre los funcionarios. Esto porque la promesa está hace tiempo y a los profesionales les preocupa por una razón específica: entre otras medidas, el proyecto busca potenciar la carrera funcionaria dentro de la institución. Esto a través de iniciativas como el retiro obligatorio para los funcionarios de planta y los de servicio exterior a los 67 años con una compensación equivalente a 24 sueldos brutos, la disminución a la mitad (de cuatro a seis años) del tiempo mínimo requerido para poder ascender de grado y un aumento en los grados iniciales.

Según un comunicado de la Asociación de Profesionales del Ministerio de Relaciones Exteriores, el mismo lunes 4, Mario Artaza -ex embajador de Chile en el Reino Unido y los Estados Unidos, encargado del proceso de modernización desde abril del año pasado- se reunió con la Asociación de Profesionales del Ministerio de Relaciones Exteriores para explicarles que el proyecto había sido rechazado por las autoridades del Ministerio de Hacienda y la Dirección de Presupuestos. ¿La razón? "No existirían los recursos necesarios para su implementación, por lo que no se estaría avanzando en el desarrollo del proyecto". Según aclara Artaza, él no habló de recursos en la reunión, sino de "prioridades legislativas" del gobierno.

"Lo que queda demostrado es que ganó el status quo. Triunfaron, una vez más, los que tienen menos espacio en los nuevos tiempos del conocimiento, de la especialización, de la rigurosidad, de la entrega total más allá de lo que dispone el Estatuto Administrativo", decía el mismo comunicado

Heraldo Muñoz: "Hay que poner a la Cancillería a tono con los nuevos tiempos"

Ayer, ante la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, el ministro de la cartera reiteró la necesidad de modernizar la Cancillería, ya sea mediante dos iniciativas que se encuentran en segundo trámite en el Senado o a través de un nuevo proyecto. “Buscamos poner la Cancillería a tono con los nuevos tiempos y para eso veremos cuál es la modalidad más específica, si es un nuevo proyecto o bien si utilizamos dos iniciativas que se encuentran en el Senado, y le incorporamos indicaciones sustitutivas que puedan incluir todo el trabajo que se ha hecho estos últimos dos años”, explicó.

La iniciativa, por ahora, se suma a los 16 proyectos presentados anteriormente por otros gobiernos, desde la vuelta a la democracia, para modernizar la legislación que rige a la Cancillería desde 1978, determinando su normativa y dotación desde hace 37 años.

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