Por Juan Andrés Quezada y Carolina Mascareño Junio 18, 2015

Piñera dijo la semana pasada en una reunión que la próxima elección presidencial se va a jugar en dos ejes: los que van a llamar a profundizar las reformas, y ahí va a estar Enríquez-Ominami, y  los que estén por retomar el camino del crecimiento económico y la moderación

"Ver a un ex alumno ir tras la presidencia y conseguirlo, fue un placer", dijo el martes el economista estadounidense Jeffrey Sachs, mirando a Sebastián Piñera, quien estaba sentado en primera fila, presenciando –junto a gran parte de su ex gabinete– la clase con que Clapes UC celebró su primer aniversario.

Tras la exposición, el ex presidente abandonó raudamente el salón, sin hablar con el público que lo saludaba y eludiendo a la prensa que lo esperaba para abordar temas de la contingencia.

No ha sido fácil para Piñera guardar silencio, cuentan sus cercanos. Acostumbrado a tener un rol protagónico en la política chilena y en la centroderecha, el ex mandatario ha tenido que hacer un esfuerzo para contener su ansiedad por salir a opinar de los temas que le preocupan, como las reformas educacional y laboral. Y más aún, para no salir a defenderse de su involucramiento en el caso SQM.

Salvo la que dio a Don Francisco, el pasado 5 de mayo, Piñera sólo ha aceptado entrevistas internacionales. Esta semana recibió a la BBC y a CNN, que preparan especiales sobre el quinto aniversario del rescate de los 33 mineros, el peak de su popularidad y el comienzo de su caída en las encuestas.

Hasta ahora, Piñera ha cumplido al pie de la letra una estrategia muy parecida a la que implementó Michelle Bachelet al dejar La Moneda en marzo de 2010. Esta es

no exponerse a los temas de la contingencia, operar con un núcleo cerrado de colaboradores, organizar reuniones compartimentadas de cara a una eventual segunda candidatura presidencial para encontrar un relato que cautive a la gente.

Eso sí, existe una diferencia importante con Bachelet: la actual mandataria se encontraba viviendo en Nueva York, presidiendo ONU Mujeres y viajando por todo el mundo. El ex presidente, en cambio, llega todos los días muy temprano a su oficina en Apoquindo 3000 y lo primero que hace es prender las dos pantallas de su computador, donde lee diarios y revistas para luego revisar su agenda cargada de invitaciones.

Su entorno hace hincapié en la completa conexión que el ex mandatario tiene con el acontecer nacional e internacional. En las últimas semanas leyó el libro Subsidiariedad más allá del Estado y del mercado; España SL, sobre política española, y volvió a releer La Gran Sociedad,  de  Jesse Norman, para entender la reciente victoria del primer ministro británico, David Cameron.

En estos días acapara su atención Talk Like TED: The 9 Public-Speaking Secrets of the World’s Top Minds, de Carmine Gallo.

EL FANTASMA DE SQM

El ex mandatario no ha quedado al margen de los dardos del caso SQM. La salida de Jaime de Aguirre de Chilevisión visibilizó sus vínculos con la minera no metálica, luego de conocerse la existencia de boletas por $ 146 millones que este último emitió a SQM y otras tres empresas por orden de Bancard, principal empresa del ex presidente, quien entonces también era dueño del canal de TV. Hasta ahora, en su entorno han optado por una estrategia de transparencia, pero acotada. Es decir, apenas se conoció públicamente la vinculación, se emitió desde su oficina un comunicado explicando en detalle su participación en el caso.

De ahí en más, silencio. El análisis interno apunta a la inconveniencia de aparecer constantemente vinculado a situaciones irregulares, lo que expone a Piñera en la sensación de descrédito general que vive hoy la política. Pese a ello, en el equipo del ex mandatario están conscientes de que mantiene un flanco débil, pues el oficialismo puede explotar en cualquier momento el tema.

Sin embargo el ex gobernante también ha prestado especial atención a sus resultados en las encuestas políticas, donde, pese a este diagnóstico, no se ha visto afectado.

En las últimas semanas, sus cercanos le han mostrado encuestas realizadas en plena crisis de la política, donde continúa apareciendo como la alternativa más fuerte del sector en mención espontánea. Quienes conocen estos estudios señalan que Piñera empata con ME-O , y en la pregunta “quién le gustaría que fuese el próximo presidente”, obtiene un 18%, mientras en “quién cree usted que será el próximo presidente”, logra un 20%, por encima de ME-O, con un 17%.

Otra encuesta que ha llegado recientemente a las manos de Piñera es la realizada por el diario El Sur de Concepción y la UDDen la Octava Región, a fines de mayo. En ella alcanza el 30% de las preferencias entre quienes respondieron la pregunta ¿quién le gustaría a Ud. que fuera el próximo presidente o presidenta? ME-O aparece en segundo lugar con el 24%, seguido de Andrés Velasco (7%), Isabel Allende (6%) y Ricardo Lagos (6%).

EN BUSCA DEL RELATO

Piñera ha organizado este mes una serie de encuentros con distintos grupos —políticos jóvenes, intelectuales, economistas, columnistas y diputados—, donde ha dado algunas claves sobre su futuro. Si bien ha sido claro en decir que aún no sabe si volverá a ser candidato, también ha dicho que no descarta esa posibilidad. Así lo manifestó, por ejemplo, en un encuentro con nuevos líderes de la centroderecha, el martes 2 de junio.

Dos días después, el jueves 4, analizó la situación económica actual con Felipe Larraín, José Ramón Valente y Rodrigo Cerda, entre otros. El ex ministro de Hacienda aseguró que el debate público sobre economía la derecha lo tenía ganado y que la idea de que las reformas impulsadas por Bachelet están generando daño económico ya estaba instalada. Donde aún no se logra ganar, según Larraín, es en el mundo de las ideas.

Continuando con sus almuerzos, el viernes 5 fue el turno de la política dura. Alrededor de la gran mesa de caoba ubicada en su oficina en el piso 18 se sentaron los secretarios generales, de la UDI, Guillermo Ramírez, y de RN, Mario Desbordes; el experto en comunicaciones Gonzalo Cordero (UDI), quien no participó en ninguna instancia de su gobierno; el director del Instituto Libertad y Desarrollo, Luis Larraín; el abogado y columnista Gerardo Varela, además de sus colaboradores de Avanza Chile Cecilia Pérez y Gonzalo Blumel.

Aunque la cita comenzó con un análisis de Larraín—en su calidad de presidente de Cruzados SADP—  sobre la crisis de corrupción en la FIFA y las posibles implicancias en la ANFP y la Copa América, rápidamente se pasó a la contingencia y el anfitrión develó una de sus actuales premisas. “Los chilenos están haciendo ver el malestar de las reformas mal hechas”, dijo, para inmediatamente preguntar el diagnóstico de sus invitados, partiendo por los voceros de RN y la UDI.

Las respuestas de Ramírez (ex subdirector de la Fundación Jaime Guzmán y cercano a Jovino Novoa) fueron muy pro Piñera, por lo que en un momento le  preguntaron, un poco en broma, si la posición de su partido era la que estaba transmitiendo.

A su turno, Desbordes reprochó a los columnistas presentes su cuestionamiento permanente al sector. En la misma línea, Cordero habló de la tendencia “caníbal” de la derecha. El diagnóstico compartido fue la incapacidad del sector de protegerse, a raíz de la constante tensión entre liberales y conservadores, quizás hoy reflejada en la soterrada disputa entre Piñera y Ossandón.

A la hora del café, Piñera dijo que la próxima elección se va a jugar en dos ejes: los que van a llamar a profundizar las reformas, y ahí va a estar Enríquez-Ominami, y  los que estén por retomar el camino del crecimiento y la moderación. Agregó que en la segunda opción había que enfatizar con fuerza el bienestar económico (crecimiento, salarios y empleo) y la seguridad ciudadana.

Otra conclusión fue que las elecciones municipales del próximo año serán clave para el futuro de la Alianza.

Piñera ha comentado más de una vez que el buen resultado de la Concertación en las municipales de 2012 –en que la oposición recuperó comunas como Santiago, Concepción y Providencia— pavimentó el triunfo de Bachelet. Incluso, tras esos comicios, su gobierno dejó de torpedear a Bachelet por su actuar en el 27/F y la prioridad estratégica de La Moneda fue que Piñera culminara su gobierno con más del 50% de respaldo, lo cual logró.

Por ello, está consciente que deberá tomar una posición en marzo del próximo año, cuando los candidatos a alcaldes y concejales comiencen a calentar motores y le pidan fotografías de campaña.

LA TESIS DEL PÉNDULO

El martes 9 fue el turno de los intelectuales. Asistieron Claudio Oliva (cercano a Amplitud), Héctor Soto, Daniel Mansuy, Hugo Herrera, Hernán Larraín Matte, Pablo Ortúzar, Felipe Larraín, Cristián Larroulet, y como siempre Blumel, quien pasó a ocupar el rol de Ignacio Rivadeneira, quien hoy trabaja en su estudio de abogados. Una señal que no pasó inadvertida en el almuerzo fue la presencia de Sebastián Piñera Morel, quien escuchó atentamente la discusión planteada por su padre: la necesidad de encontrar un relato para un nuevo gobierno de centroderecha.

La bienvenida de Piñera fue un poco dura para algunos: "Ustedes han hecho críticas. Criticar es fácil, pero hay que proponer", señaló.

Según uno de los presentes, Piñera dijo que la historia de Chile se repite como péndulo y que la derecha genera la riqueza y la izquierda la reparte. Y que todo indica que la situación económica seguirá empeorando y la gente volverá a votar por la derecha para reordenar la economía. Y remató con otro golpe al mentón de sus invitados: los intelectuales de izquierda jamás les pegan a sus políticos, dijo.

No obstante, el ex presidente hizo dos autocríticas esa tarde. Dijo que fue un error no haber impulsado en su gobierno con mayor fuerza el cambio al sistema electoral y no haber forzado la aprobación del Acuerdo de Vida en Pareja. Larroulet, quien fue el que convenció a Piñera en su gobierno de no avanzar más en ambos temas, guardó silencio.

Otro de los invitados dijo que la disminución del apoyo al gobierno no se ha traducido en un respaldo a la derecha. Por ello, advirtió que el diagnóstico que estaban haciendo sobre la impopularidad de las reformas  puede ser certero, pero no suficiente para volver a La Moneda.

Piñera pidió a los intelectuales que le ayudaran a encontrar un relato para un próximo gobierno de centroderecha. Dijo que las ideas están —más libertad y autonomía a las personas—, pero falta es el empaque, citando como ejemplo de una política bien hecha la portabilidad numérica.

En medio de la conversación se mencionó al abogado constitucionalista Fernando Atria como uno de los ideólogos de la oferta programática de Bachelet, que le dio un relato que encantó a un grupo de chilenos con consignas como la reivindicación de lo público, la gratuidad universitaria y la asamblea constituyente. Larroulet comentó que desde Jaime Guzmán, él no conocía un ideólogo tan disciplinado como Atria, que dedica tiempo a formar gente e ir a hablar a sindicatos.

A fines del año pasado, Piñera se juntó en privado con Atria y leyó con atención su libro El otro modelo. Eso es lo que busca Piñera: un relato creíble, que reencante a la sociedad chilena.

EL SILENCIOSO TRABAJO DE CHADWICK

En sus reuniones, Piñera ha contado que está elaborando un documento junto a Andrés Chadwick que ayude  a institucionalizar al sector y a transmitir mejor las ideas. Con la UDI desvalorizada y RN con liderazgos débiles, el objetivo es diseñar una estructura que vaya más allá de los partidos, pero que no los debilite.

"Él está preocupado de la articulación política del sector", comenta uno de los asistentes, quien agrega que, en privado, ha reconocido el déficit de gestión política durante su gobierno.

Piñera ha dicho que la única manera es "aglutinar en torno a un proyecto concreto", descartando la promoción de un partido único, idea que defiende con fuerza Andrés Allamand.  "Hay que esperar un mejor momento", ha sido la respuesta del ex presidente cuando le han preguntado.

Paralelamente, Chadwick se encuentra realizando un trabajo silencioso para aglutinar el piñerismo. Aunque está alejado de la UDI, sigue siendo el nexo entre su primo y su partido, lo cual no es menor, considerando que la UDI no posee candidato presidencial.

LA LUCHA CON OSSANDÓN

Piñera monitorea los pasos de Ossandón y las críticas contra su gobierno. "Va a tener que llegar un minuto donde la gente tendrá que decidir cuál derecha gana, una derecha como la mía o la derecha economicista, que creo que fue un fracaso, porque tuvimos cuatro años de gobierno y le regalamos el gobierno a la Nueva Mayoría", señaló hace algunas semanas en Qué Pasa el senador de RN, quien revelaba una serie de acercamientos a diputados jóvenes de su partido y de la UDI.

La semana pasada Piñera se reunió en su oficina justamente con Diego Paulsen, uno de los diputados jóvenes de RN que mencionaba Ossandón entre sus apoyos. Conversaron sobre la precarización actual de la política, la búsqueda de fórmulas para reactivar la agenda y renovar el escenario por parte de los jóvenes en el Congreso. Acordaron que hay que redefinir el rumbo de la centroderecha y realizar a una reunión con los parlamentarios jóvenes de la Alianza.

Otro de los aliados que deberá reconquistar Piñera es su ex ministro Andrés Allamand, quien se ha mantenido muy activo, y la ex candidata Evelyn Mathei, quien el domingo pasado en Tolerancia Cero no cerró las puertas a la posibilidad de volver a ser candidata.

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