Por Patricio Navia, profesor NYU y UDP Diciembre 23, 2014

Un año después de celebrar una de las victorias más inesperadas en la elección de 2013, el senador Manuel José Ossandón aparece como el político mejor evaluado de derecha. Respecto a Sebastián Piñera -el líder natural del sector- Ossandón genera menos rechazo. Aunque ya demostró que la gente -una versión moderna de la “querida chusma”- lo puede imponer a los poderes fácticos de su sector, para llegar a La Moneda, Ossandón se deberá bajar del caballo que tanto le acomoda. “El Cote”  deberá convencer a los poderes fácticos de su sector que es mejor intentar ganar con su segunda mejor opción, que perder llevando al candidato que más les gusta.

Después de exitosos 8 años como alcalde de Pirque y 12 años como popular edil de Puente Alto, Ossandón anunció que buscaría un escaño en el Senado por Santiago Oriente. Desde que Piñera fue senador ahí entre 1990 y 1998, RN había perdido ese cupo ante la UDI en 1997 -cuando Andrés Allamand cayó ante Carlos Bombal- y en 2005 -cuando Lily Pérez fue derrotada por Pablo Longueira-.  El anuncio de Ossandón produjo una reacción inmediata en la UDI, que probó con la senadora Ena von Baer primero, los diputados Iván Moreira y José Antonio Kast después, y finalmente el ex candidato presidencial Laurence Golborne para enfrentar a Ossandón.

El diseño de campaña de Ossandón (en el que participé como asesor) dividió a la circunscripción en tres zonas: su fuerte (Puente Alto, La Florida, Pirque, San José de Maipo y La Pintana), el fuerte de la derecha (Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea) y su zona débil (las otras 13 comunas de la circunscripción).  Como su zona fuerte y la zona fuerte de derecha agrupaban al 30% de los votantes cada una, Ossandón buscó asegurar su dominio en su zona fuerte y reducir la ventaja de Golborne en la zona fuerte de derecha. Su mensaje de campaña combinó su popularidad en Puente Alto, una clara identificación con su sector (“un senador de derecha” y una foto de campaña con su esposa y sus 8 hijos) y su reputación como un alcalde frontal (“Ossandón, te creo”).  La estrategia resultó exitosa.  Ossandón obtuvo 127.849 votos en su zona fuerte, superando por más de tres veces los 38.112 votos de Golborne. En su zona débil, Ossandón logró 121.153 votos, por debajo de los 157.812 de Golborne. En la zona fuerte de derecha, Ossandón logró 68.309 votos, un 70% de los 98.628 que alcanzó Golborne. Siempre se supo que Ossandón arrasaría en Puente Alto. Su victoria se debió a que, con su discurso franco de derecha (cosa que Golborne no podía hacer, para no ahuyentar votos en sectores populares), Ossandón acortó la ventaja de Golborne en la zona fuerte de derecha, propinándole una dura derrota a la UDI en la circunscripción desde donde han salido dos presidentes de la República.

En el Senado, donde la derecha es minoría -y por lo tanto su influencia depende de su capacidad para sumar a la DC a la oposición a los proyectos del gobierno-, Ossandón ha privilegiado levantar banderas de temas ciudadanos (si el gobierno quiere dar educación universitaria gratuita, ¿por qué no permitir un par de giros gratis mensuales en BancoEstado a los jubilados?). Los resultados hasta ahora son promisorios. Aunque lo conoce sólo el 47% de las personas, es el político de derecha mejor evaluado (43% positiva, y 36% negativa), superando a Piñera (35% positiva y 35% negativa). Pero entre la gente de derecha (un 12% del total), Ossandón ocupa el octavo lugar en popularidad.

Tal como logró llegar al Senado pese a no ser el favorito de su sector, Ossandón pudiera sentirse tentado a imponer su nombre en la derecha a partir de la cruda realidad de las encuestas. Pero la derecha pudiera preferir apoyar a su candidato favorito, Piñera, aunque tenga más rechazo entre los independientes (el 54% del total). Si Ossandón quiere optimizar sus posibilidades de llegar a La Moneda, debiera bajarse del caballo para seducir al voto duro de su sector. Si lo logra, podrá volver a hacer sonar a un sector que todavía no termina de recuperarse de su peor derrota electoral desde el retorno a la democracia.

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