Por Sebastián Rivas Diciembre 24, 2013

© Víctor Ruíz

"Yo soy testigo de una sesión completa del comité político destinada a hacer una autocrítica. La semana pasada tuvimos una reunión con el presidente que dedicamos íntegramente al resultado electoral, a analizar las causas y cuáles eran nuestras responsabilidades como gobierno".

"Hay que aprender de la Concertación. Sus principales líderes el año 2010, y me lo dijeron a mí personalmente: ‘Mira, no vamos a hacer análisis públicos que sirvan para dividirnos. Nuestros análisis van a ser internos, para mejorar y para volver al gobierno en 2014’. Nosotros tenemos que hacer lo mismo".

Cristián Larroulet (60) afirma que en su experiencia le ha tocado vivir sólo un triunfo y muchas derrotas electorales en la derecha. “En todas ellas tuve que trabajar después en tratar de recomponer y unir. En 1989 tuve que ir muchas veces a los medios a revertir las críticas que se le hacían a Hernán Büchi”, recuerda el ministro de la Segpres en su oficina. “También viví en todos los momentos de derrota actitudes de falta de sentido político y de liderazgo”, agrega.

No ha sido una semana fácil para el gobierno. Las críticas de Andrés Allamand abrieron una fuerte polémica en la Alianza. Larroulet aboga porque el sector recupere la unidad y se centre en el cierre del período presidencial. “Si hay algo que debemos sacar como lección es que en la adversidad lo más importante es un proceso de reflexión y análisis. Pero yo hago un llamado hoy a no seguir con estos debates que sólo dividen”, afirma. “Ésta es la hora en que todos, sin excepciones en el sector, debemos trabajar por la unidad. Estos análisis no corresponde hacerlos en los diarios o las revistas, y en ese sentido creo que la gran mayoría del sector está respondiendo así”.

-¿Allamand impacta tanto porque se salió del tono?
-Se salió del tono y del fondo también.

-¿Entonces el presidente ha hecho una autocrítica? Era algo que Allamand le reclamaba…
-Yo soy testigo de una sesión completa del comité político destinada a hacer una autocrítica. La semana pasada tuvimos una reunión con el presidente que dedicamos íntegramente al resultado electoral, a analizar las causas y cuáles eran nuestras responsabilidades como gobierno. El presidente era la persona más interesada en ese análisis.

-Allamand ha dicho que cuando era ministro él hizo las mismas críticas que planteó públicamente. ¿Eso es así?
-Los cuatro puntos que señaló Andrés no me los transmitió a mí mientras él estaba en el gobierno. Al revés: si uno mira la propia campaña de primarias, tiene un discurso que valida lo que estoy diciendo y que contradice lo que él afirma ahora. Hay muchas críticas que se han dicho en estos días que son inconsistentes. Además, se usan expresiones que son muy poco felices. Se ha dicho, no solamente Andrés Allamand, de que éste es un gobierno de buena gestión, pero de poco manejo político. Ésa es una minimización muy injusta de lo que ha hecho este gobierno.

-Pero lo dice gente de su propio sector.
-Está bien. Pero este gobierno, ¿a qué se comprometió? A llevar a Chile por el camino hacia el desarrollo. Teníamos 15 mil dólares per cápita, ahora estamos cerca de los 20 mil y ad portas del desarrollo. No sólo se comprometió con eso, sino también con un sello social, que al comienzo se nos decía que no lo íbamos a tener. Hay un profundo sello democrático: el voto voluntario, cambios a favor de una sociedad más tolerante e inclusiva. Esto no es solamente un tema de gestión. Es un problema de defensa de ideas y principios.

-¿Eso es político?
-Totalmente. Hemos defendido principios y hemos logrado resultados en todos los frentes. Aquí lo que falta es la maduración del respaldo político. Y eso, por un período muy corto, ya se empezó a notar. De hecho, hoy día, entre todos los que manifiestan una opinión, el gobierno tiene un respaldo de 48%. No era muy distinto a lo que tenía Ricardo Lagos en su cuarto año de gobierno.

-¿Cómo se explica que el presidente reciba las críticas más fuertes desde la  Alianza?
-Es bastante incomprensible, y yo creo que por eso los sectores que alientan esta idea de división, de condenar al Presidente de la República, van a quedar aislados. Creo que hay que aprender de la Concertación. Sus principales líderes el año 2010, y me lo dijeron a mí personalmente: “Mira, no vamos a hacer análisis públicos que sirvan para dividirnos. Nuestros análisis van a ser internos, para mejorar y para volver al gobierno en 2014”. Nosotros tenemos que hacer lo mismo. Pero también tenemos que ver las enormes fortalezas que tenemos. Éste es un gobierno que está siendo crecientemente reconocido por su obra, y va a serlo mucho más en el futuro. Tenemos en el gobierno mil personas que son jóvenes, que conocen el sector público. ¿Y cómo se pierden esas fortalezas? Con conflicto, con divisiones, con críticas completamente injustas al presidente.    


“EL VOTO VOLUNTARIO VA A MEJORAR A LA DERECHA”

El ministro defiende el voto voluntario, pese a los análisis de que dañó a su sector, en especial en las comunas más pobres. Dice que es un tema de principios y pronostica que el sistema terminará favoreciendo a la derecha.

-¿El voto voluntario perjudicó a la derecha?
-No comparto ese juicio. No hay ninguna evidencia que lo respalde. Más aún, yo siempre he pensado que a nuestro sector, que en general ha tenido debilidades en materia de una mayor cercanía directa con los ciudadanos, el voto voluntario lo va a llevar a que mejore. En el caso de Estados Unidos, con ese sistema y la incorporación de las nuevas tecnologías de información, es el Partido Republicano el que obtuvo durante los últimos 20 años más triunfos electorales.

-Pero Michelle Bachelet mantuvo casi la misma votación que Eduardo Frei, y Evelyn Matthei perdió un millón quinientos mil votos respecto de Sebastián Piñera, si uno compara las segundas vueltas.
-Matthei hizo una campaña extraordinaria, pero en un contexto en que ella fue la cuarta candidata en muy pocos meses. A ella le tocó una adversidad gigantesca. Aun así pasó de primera a segunda vuelta. Y Bachelet es un fenómeno político. Si no hubiera sido ella la candidata, otra hubiera sido la realidad en esta materia.

-Ese millón 500 mil votos fue a votar el 2010 con un sistema de voto obligatorio. ¿Fue un error político impulsar el voto voluntario?
-Creo que no. Es al revés: un gobierno tiene que acometer y llevar adelante las reformas que responden a sus principios, y también tiene que realizar reformas que mejoran la calidad de la democracia.

-¿Aunque votó menos gente que en la elección previa?
-Es una falta de rigurosidad el confundir el resultado electoral de esta ocasión con el voto voluntario. Los factores que están detrás de estos comicios son muy conocidos.

-¿Cuál es la evaluación de la reforma?
-Responde a un objetivo de política al que le asignamos la máxima relevancia. En primer lugar, al principio de la libertad. Somos un sector que, a diferencia de la Concertación más el Partido Comunista, valora enormemente la libertad de las personas. Hoy día, de las democracias consolidadas en el mundo -los países de la OCDE, por ejemplo-, sobre un 70% tiene voto voluntario.

-Sin embargo, en los pronósticos de todos los sectores se calculó que iba a votar muchísima más gente.
-Ahí se está confundiendo la participación con el tema del voto voluntario. Cuando llegamos al gobierno, aproximadamente la mitad de los que podían ir a votar no estaban inscritos. Más de cinco millones de personas. Eso era un problema para la democracia. Hoy, con la inscripción automática, las personas pueden decidir si van a ir a votar o no, pero ya nadie puede decir que hay una traba burocrática puesta por el Estado.

-Pero fueron a votar menos personas.
-En la primera vuelta fueron a participar con el padrón depurado -el propio Servel habla de que los efectivamente inscritos serían 12 millones de personas- en torno al 55%. Si tú miras países como Estados Unidos, Canadá, gran parte de los países de la OCDE, tú vas a ver de que  esos son niveles de participación similares o menores. Ahora, si tú vas además al año 1970, la participación electoral fue de un 56%. Es decir, muy similar a la que hemos tenido ahora. Lo que pasa es que todos los países que viven transiciones hacia la democracia tienen procesos de participación mucho más importantes. Hoy lo que está ocurriendo en Chile es la normalidad.

-Hay figuras de la Nueva Mayoría, como Lagos o la propia Bachelet, que han planteado revisar el sistema.
-Es un error. ¿Quieren Ricardo Lagos y Michelle Bachelet que las personas estén obligadas ahora a votar? ¿Qué explicación se les va a dar a esos cinco millones de personas que antes no se querían inscribir por voluntad?

-¿Cómo evalúa la señal de la Nueva Mayoría en torno a que señalaron estar dispuestos a avanzar sólo en proyectos que estén en sintonía con su programa?
-Hay que avanzar en los proyectos que son prioritarios para la ciudadanía. Es el mismo mensaje que le escuché a Bachelet cuando ella terminó su gobierno. Esperamos en estos proyectos contar con la Nueva Mayoría. Sería lamentable que para cosas que son buenas para todos los chilenos se obstaculice en el Parlamento.

-¿Cómo va a asegurar que la Alianza se cuadre? Por ejemplo, la aprobación del AVP, un proyecto impulsado por el gobierno, fue demorada por la UDI…

-Sí, pero fue demorada con un argumento. Había personas que en ese momento no iban a poder estar en la sala, y, por lo tanto, solicitaron tener una sesión más para plantear los puntos de vista en el debate. Pero nosotros tenemos certeza de que la primera semana de enero este proyecto va a ser votado en la sala del Senado.

-Pero ese proyecto tiene un apoyo transversal. ¿No fue una mala señal retrasarlo?
-En democracia uno tiene que aprender a respetar el deseo de los partidos de poder debatir con mayor profundidad una materia. Lo que yo aseguro es que se va a votar en enero.

-¿Está el riesgo de que se instale en la Alianza un debate  entre los “autocomplacientes” y los “autoflagelantes”?
-Siempre en nuestro sector va a haber debate de posiciones. Pero soy muy optimista: creo que va a primar la sensatez, el liderazgo unitario, y estoy seguro que ya a partir del 11 de marzo vamos a tener un sector trabajando. Vamos a tener propuestas alternativas a las reformas principales propuestas por Bachelet: en materia constitucional, de educación, tributaria. Ya los equipos están empezando a organizarse con ese fin.

-¿Piñera hoy es la figura mejor posicionada de la derecha chilena?
-Si uno mira el respaldo que está teniendo el presidente, es muy alto. Pero creo que también a futuro puede haber otras personas. Es fundamental también defender, respetar, cuidar al Presidente de la República. El otro día Osvaldo Andrade utilizó una expresión que era la tendencia a “fagocitarse” de la derecha. Nosotros tenemos que cuidar a nuestros dirigentes, a nuestros líderes, al presidente.

-¿Y qué le parece que Allamand haya dicho que igual apoyaría a Piñera si fuera el candidato del sector en 2017?
-Es lo que corresponde. Ahora, lo importante es que no hay que esperar hasta 2017 para trabajar en un proyecto que sea lo más unitario para el sector.  Ahí tenemos que estar todos disponibles detrás de la persona que el sector escoja. Pero eso se construye desde hoy, desde ahora.

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