Por Juan Andrés Quezada Julio 25, 2013

© Fernando Rodríguez

"Me preocupa que vuelva a pasar algo que yo conozco mucho, que fue lo que pasó el 99. Que los sectores más conservadores impongan sus puntos de vista y el respaldo que tiene Michelle termine no siendo puesto al servicio de un conjunto claro de ideas"


"Tengo la sensación de que Juan Somavía, el PC y Barbara Figueroa pueden terminar al interior de una campaña que no exprese una lucha fundamental de ellos, que es la lucha por cambiar las condiciones laborales de Chile. Ojalá me equivoque"


Carlos Ominami (63) comenta que lo que ve hoy -desde afuera- en el comando de Michelle Bachelet se parece mucho a lo que él vivió el segundo semestre de 1999,  tras el arrollador triunfo de Ricardo Lagos sobre Andrés Zaldívar en las primarias del 30 de mayo de ese año. El entonces jefe de campaña de Lagos recuerda que con el 71% de los votos, el comando se relajó, el candidato partió a “una gira triunfal” al extranjero y, poco a poco, los sectores más conservadores de la DC comenzaron a llegar, imponiendo sus puntos de vista y vetando propuestas emblemáticas de la campaña inicial. Mientras esto sucedía -continúa Ominami con su flashback- Joaquín Lavín comenzó a recorrer el país, mostrando una novedosa campaña, que los tuvo en la cuerda floja. “Cuando uno va a una primaria y la gana lejos, lo que corresponde es que los perdedores se integren a la mayoría, que no haya interrupciones en la campaña y que siga su misma línea, porque fue ésa la que apoyó la gente. El 99, Lagos, junto a todos nosotros, paramos la campaña y cambiamos la estrategia. Teníamos un eslogan muy bonito, que era “Mañana será otro Chile”, pasamos a “Lagos contigo” y terminamos en “Crecer con igualdad”, con una campaña mucho más conservadora, en donde las principales promesas y el entusiasmo inicial de las primarias se fue diluyendo. Tengo la sensación de que está pasando lo mismo en el barrio Italia”, señala Ominami desde su oscura oficina en la Fundación Chile 21 (la ocupa con las cortinas cerradas) y que es adornada con fotografías que recorren su vida política: su exilio en Francia, como ministro de Economía de Patricio Aylwin, senador socialista durante 16 años, y el apoyo presidencial a su hijo Marco Enríquez. 

-Marco Enríquez-Ominami está marcando menos en las encuestas de lo que marcaba en 2009. ¿A qué se debe?

-Es obvio que competir con Bachelet es más difícil que con Frei. Habría que ser muy ciego para no darse cuenta. Ahora Marco tiene activos que no tenía antes:  experiencia, un piso en torno al 10% seguro, y creo que él puede tener un gran resultado, particularmente si uno empieza a ver que los compromisos del comando de Bachelet comienzan a diluirse.

-¿Bachelet es hoy elprincipal problema de Enríquez- Ominami?

-Uno de los problemas que le ha ocurrido a Marco es que Bachelet ha tomado todas sus banderas, sin embargo creo que no será capaz de sostenerlas. El 2009 dijimos hagamos una nueva mayoría porque en Chile se acabó la Concertación, dijimos nueva Constitución, asamblea constituyente, reforma tributaria, educación pública gratuita y de calidad, matrimonio homosexual, es decir, las mismas banderas. Es cierto, cuando te enfrentas a una candidata con mucha popularidad y que toma todas tus banderas, te restringe el espacio, pero se puede abrir si las banderas originales de las primarias comienzan a replegarse. 

-¿Le sorprendió el amplio triunfo de Bachelet en las primarias?

-No me sorprendió el 73% que sacó, sí la alta participación. No es lo mismo el 73% en una elección donde votaron más de 2 millones de personas. Yo pensé que iba a ser la mitad, y desde ese punto de vista convengo que las primarias confirmaron el fenómeno Bachelet.

-¿Qué sintió esa noche?

-Me dio gusto verla reafirmando que era una votación de ella, pero también para impulsar una nueva Constitución, una reforma tributaria en serio y educación pública gratuita y de calidad. 

-¿Le cree cuando ella dice que va a hacer reformas estructurales?

-No tengo ninguna duda de sus convicciones personales, pero comienzo a advertir señales que son preocupantes, por de pronto he visto que en el tema de la asamblea constituyente hay una tendencia al retroceso, que se expresa en el desmentido que ella hizo cuando dijo: “Yo nunca he dicho asamblea constituyente”. Me parecen inquietantes las declaraciones que ha hecho Francisco Zúñiga, jefe de la comisión constitucional, en el sentido que él estaría por privilegiar un conjunto de reformas. Tengo mucho aprecio por Patricio Zapata, pero es una persona extremadamente conservadora en el tema constitucional y tengo dudas sobre la influencia que él pueda ejercer. Ahí se empieza abrir una brecha profunda entre los que estamos por una nueva Constitución, y entre los que están por reformas. 

-¿Cree que la DC impondrá sus planteamientos y pondrá límites?

-Hay fuerzas peligrosas que buscan licuar los compromisos de Bachelet o ponerles letra chica y lo importante es decirlo de antemano. La DC hoy es un partido que tiene posiciones muy distintas, pero lo que yo me temo es que los sectores más conservadores impongan sus puntos de vista y toda la popularidad, credibilidad y respaldo que tiene Michelle terminen farreándose, terminen no siendo puestos al servicio de un conjunto claro de ideas. Me preocupa que vuelva a pasar algo que yo conozco mucho, que fue lo que pasó el 99.

-Patricio Palma, encargado programático del PC en el comando de Bachelet, dice que Bachelet no ha descartado la asamblea constituyente.

-Me temo que en este proceso de disolución de las definiciones más claras del comando un sector que puede salir bastante trasquilado es el PC. Ellos resintieron mucho los 20 años de exclusión y han hecho un gran esfuerzo por ser parte del orden, pero creo que han bajado mucho la guardia, se han concentrado en una pequeña negociación parlamentaria que no será muy incidente y han terminado relativizando sus puntos de vista, incluso respecto a la  asamblea constituyente. Yo tengo aquí la propuesta que le hizo el PC al comando de Bachelet, donde no hablan de AC, sino de una asamblea ciudadana. Ahora, donde ellos son muy enfáticos y con justa razón es en el tema de la reforma laboral, y tengo la sensación por conversaciones que he tenido con alguna gente, que en este punto puede haber una cosa bien delicada...

-¿Qué cosa?

-Que se le diga al mundo empresarial: “Miren, tienen que pagar un poco más de impuestos, vamos a hacer una reforma tributaria correcta, no una gran reforma tributaria, pero no se preocupen por el tema laboral, porque no va a pasar mucho”. Tengo serias dudas que en unos meses más suceda lo que pasó con las reformas tributarias anteriores, donde en campaña se dijo que se harían y después terminábamos en nada.

-Pero el encargado del tema laboral, Juan Somavía, es partidario de una reforma laboral profunda que equilibre la fuerza entre el mundo empresarial y el sindical…

-Yo suscribo cien por ciento las cosas que él plantea, pero tengo serias dudas que pueda sacarlas. Si me equivoco, tanto mejor. Tengo la sensación de que Juan Somavía, el PC y Bárbara Figueroa pueden terminar al interior de una campaña que no exprese una lucha fundamental de ellos, que es la lucha por cambiar las condiciones laborales de Chile. Ojalá me equivoque, pero tengo cierta experiencia y normalmente en estas cosas no me equivoco.

-¿En qué basa sus dudas? 

-Cuando veo -y leo- a los Cortázar, los De Gregorio, los Bitran, los Espejo… Eduardo Bitran fue el principal responsable del deterioro de la popularidad del presidente Lagos: al echar abajo el puente del Chacao, descontinuar el proyecto del tren al sur. Además, paralizó las concesiones y el gobierno de Bachelet no fue bueno desde el punto de vista de las obras públicas. Sergio Espejo fue totalmente frívolo y negligente al darle el vamos al Transantiago. René Cortázar, pese a haber estado meses antes en Anatel, le introdujo modificaciones sumamente regresivas a la ley de televisión digital. De Gregorio fue la consolidación del neoliberalismo, la consolidación de un Banco Central únicamente preocupado de la inflación y pagos externos, pero un muy mal presidente del Banco Central para todos los exportadores de Chile.

-Finalmente, ¿cómo ha percibido la compleja semana que vivió la Alianza?

-RN ya había perdido la virginidad frente a la UDI, pero en esta pasada perdieron la dignidad.

-¿Qué le parece la candidatura de Evelyn Matthei?

-Creo que va a ser una candidatura débil, porque la gente de RN se sintió humillada ante el comportamiento de la UDI.

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