Por Juan Andrés Quezada y Juan Pablo Sallaberry Junio 30, 2011

Liberia. Poblado de Totota. Michelle Bachelet está descalza al interior de una choza y no puede creer lo que ve. Afuera, soldados fuertemente armados vigilan a los habitantes de esa perdida localidad africana, que se agolpan para conocer de cerca a la alta enviada de Naciones Unidas. Adentro, una veintena de personas -también sin zapatos, como dicta la tradición- escuchan el testimonio de una mujer que ha sido recientemente violada. Se trata de una "cabaña por la paz" donde los liberianos resuelven sus conflictos dialogando y con mujeres cumpliendo el rol de mediadoras. "¿Qué castigo quiere para su agresor?", le preguntan a la víctima. "Ninguno", responde ella. "Sólo quiero que entiendan que mi violación no es un problema mío, sino que es un problema de todos".

La secretaria general adjunta de ONU-Mujeres estaba admirada. Durante los últimos seis meses ha viajado por el mundo llamando a fomentar los liderazgos femeninos en la política, la economía y el ámbito militar para generar mayor paz social. En Liberia fue recibida como rockstar: con pancartas de bienvenida, poleras con su rostro estampado, bailes típicos. En Egipto no le fue tan bien. En su primer viaje, en marzo, se vio obligada a abandonar de emergencia la plaza Tahrir en medio de protestas contra la comitiva de la ONU.

Es la nueva vida de Bachelet en el exterior. Pasa 24 horas a la semana arriba de un avión, duerme en hoteles y sólo desde enero a la fecha ha visitado 15 países, varios de ellos africanos, donde el organismo internacional ha focalizado su campo de acción. Viene llegando de Túnez y ya tiene programada su agenda de viajes hasta fin de año. En su departamento en Nueva York es difícil encontrarla, sale a las 8 a.m. y regresa pasadas las 20 horas. "Dicen que ésta es la ciudad que nunca duerme, pero yo llego a mi casa a dormir", suele comentar.

Pasa 24 horas a la semana arriba de un avión, duerme en hoteles y desde enero a la fecha ha visitado 15 países, varios de ellos africanos, donde el organismo internacional ha focalizado su campo de acción. "Dicen que ésta es la ciudad que nunca duerme, pero yo llego a mi casa a dormir", suele comentar Bachelet.

A su entorno más íntimo le ha confidenciado que no lo está pasando bien. Extraña a su familia, a quienes sólo ha visto en los dos viajes que ha realizado a Chile este año, y tiene una alta carga de trabajo sobre sus hombros. Con el resto de las personas evita quejarse. "Tengo mucha energía", responde cuando le preguntan sobre su pesada agenda. Uno de sus ex colaboradores más cercanos señala que está agobiada porque su tarea es muy demandante, no sólo por las obligaciones protocolares -como autoridad de la ONU debe asistir a actos oficiales y estar permanentemente viajando- sino porque poner en marcha el nuevo organismo ha sido una tarea sumamente burocrática.

De partida debió encargarse de arrendar la sede desde donde coordina a 450 personas de los cuatro organismos dedicados a la mujer. Pese a que se mencionó un presupuesto operativo de US$ 500 millones, lo cierto es que la ONU sólo aporta el 1,4%. El lunes, en su discurso ante la sesión anual de los 41 países de la junta ejecutiva del organismo, Bachelet definió como su "principal preocupación" conseguir financiamiento. Para hacerlo ha debido pelear cada dólar con otras entidades de la ONU y solicitar colaboración de países aliados.

Tampoco ha tenido facilidades para conformar su equipo. La única chilena que viajará próximamente a NY para trabajar con ella es su ex jefa de prensa, Paula Walker. Al contrario del caso de José Miguel Insulza en la OEA, quien se llevó un completo staff a Washington, los rígidos estándares de Naciones Unidas -que piden concurso público, trayectoria diplomática y dominio de idiomas- le impidieron mantener a sus colaboradores chilenos. En marzo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon designó a los dos subsecretarios de ONU-Mujeres, el canadiense John Hendra y la india Lakshmi Puri, esta última con algunos cuestionamientos internos por la ser esposa del embajador de la India. Recién el viernes pasado se anunciaron los otros seis miembros de la dirección superior. La sorpresa: la ex ministra española Bibiana Aído como asesora especial de Bachelet. Según la prensa de ese país, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -el mayor donante de ONU-Mujeres- insistió durante meses para que la incluyeran, pese a la negativa de la ex mandataria.

El dilema de Bachelet (y la operación retorno)

Soledad en NY

Su trabajo es "infernal" resume un ex ministro bacheletista. Sobre todo porque debe tratar con los grupos de presión feministas que son muy exigentes. Otro ex asesor de confianza agrega que siente las expectativas sobre su gestión y le preocupa no poder concretar bien el proyecto. Un debate similar al que enfrentó a inicios de su gobierno. Según ella misma ha declarado, dudó mucho en aceptar el cargo, por los costos que acarreaba, pero finalmente lo consideró como un deber. La opinión que le dio una amiga personal fue decisiva: "¿Te das cuenta que vas a trabajar para la mitad de la humanidad?".

En el escritorio de su oficina tiene una foto de sus dos nietos y otra con sus tres hijos. Suele comunicarse con ellos por correo electrónico. Mientras su hija mayor Francisca sigue en Argentina cursando un máster en Antropología, la menor Sofía vive sola junto a la nana de la familia y cursa primer año de Psicología en la UDP. Con su madre, Ángela Jeria, habla dos veces al mes. A fines del año pasado la arqueóloga de 84 años viajó a Nueva York, pero no lograron verse por la apretada agenda de Bachelet. La ex presidenta intentará viajar a Chile en las vacaciones estivales de Estados Unidos.

Bachelet arrienda un departamento cómodo de dos dormitorios en el piso 33 de un edificio en la calle 54, con una vista espectacular al East River. La ex mandataria baja a lavar su propia ropa en la lavandería del edificio y contrató una empleada doméstica que va una vez a la semana por US$ 100. Como no tiene automóvil ni chofer, camina todos los días a su trabajo. Sólo algunos residentes latinos la reconocen y la saludan. Ella valora su anonimato. Aunque trata de mantenerse al corriente de todo lo que pasa en Chile y siempre revisa los diarios electrónicos, uno de sus ex asesores dice que a veces se entera de las noticias dos días después.

Bachelet ha comentado su inquietud sobre con quién podría llegar otra vez a La Moneda. Ella no ve nuevas generaciones preparadas para gobernar. Había dejado andando su fundación, cuya finalidad era formar nuevos liderazgos. Sin embargo, Dialoga enfrenta una crisis financiera.

Su círculo en Nueva York es muy acotado. Ocasionalmente se reúne a cenar con su tío Máximo Jeria, quien vive en Washington y tiene prácticamente su misma edad. También comparte con el director regional del PNUD, Heraldo Muñoz, y su esposa, la norteamericana Pamela Quick, que viven en su mismo edificio en Manhattan, a 10 cuadras de la ONU. También comparte con el ex intendente Igor Garafulic (PPD), asesor de Muñoz en el PNUD. Un par de veces ha invitado a comer al matrimonio compuesto por Paula Pacheco (PS) y Jorge Pizarro, quienes estudian y trabajan en EE.UU., y recibió a los padres de éstos, el senador DC Jorge Pizarro y el empresario Máximo Pacheco.

María Angélica Álvarez, "la Jupi" -ex jefa de Programación de La Moneda-, y el ex Subdere Mahmud Aleuy (PS) son sus principales interlocutores en Santiago y quienes la mantienen informada de la situación política. En el PPD comentan que Bachelet habría retomado contacto con el ex ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, quien desde el FMI, en Washington, ha comentado a sus cercanos su interés en volver a la política.

Está preocupada de los problemas de la Concertación. En ese contexto se dio la reunión privada que sostuvo el 27 de abril con el timonel del PS Osvaldo Andrade y el vicepresidente del PPD, Ricardo Lagos Weber, en un céntrico restaurante mexicano de Nueva York para analizar los escenarios políticos futuros. Según cercanos a ambos parlamentarios, Bachelet se manifestó crítica por la dispersión del bloque opositor, cuestionó la posibilidad abierta por los radicales de llevar listas separadas en las elecciones municipales y, por primera vez, se declaró dispuesta a volver a Chile antes que termine su mandato, el 2014, para asumir una candidatura presidencial. La información fue transmitida al PS y al PPD.

El dilema de Bachelet (y la operación retorno)

Los planes de la Concertación

El martes recién pasado el ex ministro Francisco Vidal se paseaba entusiasta en una recepción en la embajada de Japón saludando al cuerpo diplomático. "Aquí preparándonos para volver", decía a una embajadora. "¿Volver con quién?", preguntó uno de los presentes. "Con Bachelet, por supuesto". El ex ministro PPD es uno de los optimistas respecto a una reelección de la ex gobernante. En el mismo encuentro comentó al empresario Juan Claro que el eje de la campaña presidencial debía ser el impulso de una reforma tributaria.

Vidal tiene una relación de amistad con la ex jefa de Estado. Cuando ella vino a Santiago en Semana Santa no quiso tener encuentros políticos, pero sí fue a una comida informal con el ex ministro y el consejero del CDE Carlos Mackenney, uno de sus principales nexos con la DC.

Además de las públicas, diversas encuestas internas que maneja la Concertación instalan a Bachelet como la única alternativa para recuperar el poder. Así lo ven en el PS donde, según altas figuras del partido, se está trabajando exclusivamente en el escenario de su candidatura. Incluso por ello hay despreocupación por las municipales y de que el PRSD corra por fuera, ya que ellos tienen en sus manos la carta presidencial.

En el PPD, en tanto, ya se habla del fracaso de la renovación, por el bajo porcentaje que siguen marcando los presidenciables Lagos Weber y Carolina Tohá, pese a la ausencia de Bachelet en la arena política. En el partido sostienen que, en las actuales circunstancias, nadie se atrevería a competir con la ex mandataria. El llamado de esta semana del PPD a rearticular el eje progresista con el PS fue calificado por el senador de ese partido Fulvio Rossi como "un repentino vuelco que obedece a la incapacidad de asumir el desafío de lograr y consolidar liderazgos nacionales que reemplacen el de la la ex presidenta Bachelet".

En la DC, por su parte, Ignacio Walker insiste en que quiere levantar un candidato para las primarias, aunque Cieplan -think tank ligado al partido- está trabajando en talleres políticos con miras a un eventual gobierno bacheletista. Sólo el PRSD queda pendiente, aunque no son desconocidas las aspiraciones del senador José Antonio Gómez de dar la pelea.

Así las cosas, la discusión hoy en la Concertación es sobre cuándo y cómo desembarcará Bachelet. Aunque algunos en el PPD y el PRSD creen que ella debe venir a traspasar su capital político para las municipales de octubre de 2012, en el sector de la Nueva Izquierda de Camilo Escalona y Osvaldo Andrade sostienen que por ningún motivo debe contaminarse con esas elecciones. Ya esta aprendida la lección de 2008, cuando Soledad Alvear pagó con su cargo en la DC el mal resultado, e Insulza no logró nada viniendo desde la OEA a hacer campaña.

El otro debate es si se debe someter a Bachelet a primarias. Quienes han conversado con ella señalan que estaría dispuesta a competir en una interna. La oposición deberá definir si se trata de una elección ampliada que incluya a Marco Enríquez-Ominami o sólo para figuras de la Concertación. No hay consenso al respecto.

Bachelet ha comentado a chilenos en el extranjero su inquietud sobre con quién llegaría nuevamente a La Moneda. Ella no ve una renovación de cuadros en el mundo político ni nuevas generaciones preparadas para gobernar. En Santiago había dejado andando su Fundación Dialoga cuya finalidad, además de potenciar el legado de su gobierno era formar nuevos liderazgos. Sin embargo, Dialoga enfrenta una crisis financiera. Tras la partida de la ex presidenta a Estados Unidos en septiembre de 2010 les ha costado recaudar nuevos fondos y necesitan conseguir ingresos para 2012. En marzo, la directora ejecutiva Clarisa Hardy dejó su cargo, el cual se encuentra vacante. Interinamente la "Jupi" se encarga de dirigir la fundación, la que podría pasar a manos del ex jefe de gabinete de Bachelet Rodrigo Peñailillo, quien está pronto a culminar sus estudios en España, o de Víctor Maldonado, el director DC de Dialoga. En cualquier caso, dirigentes jóvenes de la Concertación señalan que han recibido llamados telefónicos desde la Fundación con miras a formar el equipo de campaña del 2013.

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