Por Juan Andrés Quezada y Juan Pablo Sallaberry Mayo 19, 2011

No se saludaron. El martes pasado Andrés Allamand y Evelyn Matthei coincidieron en un acto en La Moneda donde Sebastián Piñera lanzó su agenda de impulso a la competitividad empresarial, pero como ya es costumbre los ministros cruzaron los patios sin dirigirse la palabra. Escenas como ésa se han repetido en los cuatro meses que llevan en el gabinete. Según testigos, el 1 de abril, en la misa en honor a Jaime Guzmán, la titular del Trabajo no le dio la paz a su par de Defensa, quien estaba sentado detrás. Semanas antes, Allamand fue el único en no aplaudir cuando Matthei juró como secretaria de Estado.

Sólo anécdotas de una rivalidad que se arrastra desde hace años. A fines de los 80 y comienzos de los 90 eran grandes amigos e integraban -junto a Piñera y Alberto Espina- la Patrulla Juvenil de RN: todos treintañeros, profesionales y con abiertas aspiraciones presidenciales. Fue Allamand quien fichó en el partido a Matthei y la hizo debutar en la arena política llevándola como invitada sorpresa al programa De cara al país de Raquel Correa. Allí se dio a conocer como la tímida hija del general Fernando Matthei, que apenas levantaba la mirada para exponer sus análisis económicos.

Eran otros tiempos. El quiebre de la Patrulla Juvenil tras el Piñera Gate y la posterior controversia por las denuncias de consumo de drogas en el Congreso, finiquitaron la relación. Matthei migró a la UDI, donde realizó una ascendente carrera parlamentaria, mientras Allamand dio inició a su exilio político. Recién el 2006 volverían a reencontrarse como senadores de la Alianza.

Y aunque trabajaron en algunos proyectos en conjunto, nuevamente se enfrentaron. Una vez que Piñera llegó a La Moneda, ella se cuadró con la nueva administración mientras que él resintió no haber sido nombrado canciller y formuló críticas sobre la instalación del gobierno. "Está bailando la cumbia de los picados", le enrostró la entonces senadora. "Sus declaraciones son lamentables", respondió Allamand.

Los distintos perfiles de ambos han quedado patentes en su nuevo rol como ministros. Mientras Matthei ha copado la agenda noticiosa encabezando el proyecto de posnatal y ha sacado trote a su ministerio con vistosas fiscalizaciones a empresas, Allamand ha optado por un calculado bajo perfil que busca dar seriedad a la imagen de Defensa. Por ello, ha desechado vestirse de militar o fotografiarse entrando a submarinos y tanques, como lo hacían sus antecesores. Resultado: Matthei se disparó 14 puntos en la encuesta Adimark, alcanzando a Allamand en popularidad. En el ranking de ministros se ubican en el séptimo y octavo puesto, respectivamente, con un 65% y un 64% de aprobación. Este 21 de Mayo será la jefa del Trabajo quien se robará las cámaras con los anuncios de seguridad laboral, y por eso la noche del martes el mandatario estuvo hasta tarde reunido con ella afinando los detalles del discurso.

Este 21 de mayo será la ministra quien se robe las cámaras con los anuncios de seguridad laboral. La noche del martes el mandatario estuvo hasta tarde reunido con ella afinando los detalles del discurso. ¿Por qué Matthei ha tenido mayor visibilidad que Allamand en estos meses? El titular de Defensa responde escueto: "Las mujeres son más mediáticas".

¿Por qué Matthei ha tenido mayor visibilidad que Allamand en estos meses? El ministro de Defensa responde escueto: "Las mujeres son más mediáticas".

El fulminante estilo Matthei

A inicios de mayo la ministra se reunió con todos los directivos del Sence y les enumeró  los radicales cambios que planea realizar en el organismo de capacitación para hacer más eficiente la entrega de recursos. "¿Alguna pregunta?", dijo al finalizar su intervención. Silencio. Matthei se echó hacia atrás en su asiento y agregó, más calmada: "Sé que tengo fama de jodida, pero no tanto como para que no me hagan preguntas... me hacen llegar las preguntas aunque sean anónimas".

El carácter de la economista es comentario obligado en el edificio de Huérfanos con Teatinos. El primer día ratificó a las 25 personas del núcleo de confianza de su antecesora Camila Merino -incluida su jefa de gabinete, Paulina Astorga-, pero advirtió: "Si hay errores me los informan, porque si me entero que los esconden debajo de la alfombra al otro día están en la calle". A las pocas semanas dos asesores de Merino fueron desvinculados y un tercero renunció.

Ese mismo estilo es el que le ha permitido ordenar el ministerio y darle mayor presencia pública.

Fue personalmente a fiscalizar los terminales de buses y cuestionó a Pullman Bus por el horario de trabajo de sus choferes. Asimismo, tras la denuncia de TVN de que el supermercado Santa Isabel encerraba a sus trabajadores en algunos locales, la ministra se manifestó "indignada", agregando que "con razón muchos trabajadores odian a los empleadores". Antes de hablar, según señalan en su entorno, telefoneó al presidente de la CPC, Lorenzo Constans, para invitarlo a hacer una conferencia conjunta. El dirigente empresarial no aceptó, y marcando distancia declaró que es necesario "oír a todas las partes". En su agenda prepara otras actividades de impacto mediático como la fiscalización en los andamios a los limpiadores de vidrios del edificio Titanium.

Sus relaciones con los dirigentes sindicales no han sido fáciles. Tras una cita protocolar cuando asumió el cargo, dejó pasar tres meses sin recibirlos, lo que le significó críticas del presidente de la CUT, Arturo Martínez. Para limar asperezas, tras el 1 de mayo, lo invitó a una  comida en el restaurante Sole Mio, en el centro de Santiago.

Matthei Allamand 1-0

El manejo de Matthei se ha hecho notar al interior del gabinete. Tras un gallito de varias semanas logró imponer su fórmula de posnatal de seis meses, frente a la que promovía el ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Las diferencias son claras respecto a la ministra anterior. Mientras Larraín mandaba llamar a Merino a reuniones  y hacían conferencias conjuntas, Matthei separó aguas con el jefe de las finanzas.

Aunque figura en las encuestas como presidenciable, la ministra ha comentado que su candidato es Laurence Golborne. En cualquier caso, Matthei no cuenta con respaldo político interno ya que siempre se ha movido con independencia en la UDI y se distanció de Juan Antonio Coloma al apoyar a José Antonio Kast en las últimas elecciones partidarias. "Yo no tengo interés en ser carta presidencial. Y eso me permite asumir tanto tareas populares como impopulares, sin complejos", señala.

La ministra ha dicho que está feliz en su nuevo cargo, porque son los temas que le interesan y porque al estar en Santiago ha podido bajar el ritmo, dedicar más tiempo a sus tres hijos y practicar sus hobbies: yoga y  libros de meditación y budismo de autores como Lorne Ladner y Joseph Goldstein, que lee en inglés en su Kindle.

Allamand sin camuflaje

Una sencilla camisa blanca con el estampado "Ministerio de Defensa" es todo el uniforme que necesita Allamand. La vestimenta se ha transformado en el sello que quiere imprimir a la cartera: reafirmar la conducción civil de las Fuerzas Armadas. En el pasado quedaron los bototos, los trajes de camuflaje, las chaquetas de aviador y los paseos en Mowag. El ex senador por Valdivia sólo utilizará tenida militar cuando sea estrictamente necesario.

Las señales de su estilo no quedan allí. Desechó tener un jefe de gabinete uniformado como sus antecesores y puso en el cargo al abogado RN Eduardo Riquelme, a quien reclutó desde la Segpres. Asimismo, ordenó acotar la comitiva de seguridad, dejando sólo dos de los tres automóviles y eliminando las motos. Ya ha recorrido todo el país visitando los regimientos -en vuelos comerciales y a veces acompañados de su pareja, Marcela Cubillos-, explicando a las tropas la modernización del ministerio. En las ramas castrenses les llama la atención el tono inquisidor con que pregunta todos los detalles: "¿Para qué se usa? ¿Cuánto vale? ¿Cuántos necesitamos?".

Lo pasan a buscar a las 7.45 y vuelve a su casa a las 21.00, y muchas veces agenda actividades los fines de semana. El trabajo no le da tregua, pero Allamand ha limitado sus apariciones públicas y ha rechazado numerosas solicitudes de entrevistas.

Aunque a quienes le preguntan por su escasa figuración mediática responde "el que es ministro no es candidato", ya tiene trazada su carta de navegación para correr el 2013. Sus planes apuntan a que a fines del próximo año esté aprobada la ley de primarias legales en las que él estaría dispuesto a competir.

Y aunque en su entorno reconocen que cultivar el bajo perfil puede generar daño en el corto plazo en su popularidad y terminar cediendo terreno a otras figuras, sus tiros apuntan más lejos. La apuesta del ministro, señalan sus cercanos, es perfilarse desde los temas del sector como un "hombre de Estado" y marcar presencia el 2012 cuando Chile enfrentará un complejo escenario limítrofe con la resolución del juicio con Perú en La Haya y el vencimiento del plazo que se dio Bolivia para tener una respuesta por su demanda de salida al mar.

Aunque a quienes le preguntan por su escasa figuración mediática responde "el que es ministro no es candidato", ya tiene trazada su carta de navegación para correr  el 2013. Sus planes apuntan a que a fines del próximo año esté aprobada la ley de primarias legales en las que él estaría dispuesto a competir y donde -al contrario de lo que ocurre en la actualidad- las campañas serán más importantes que las encuestas. Su único escollo es interno: Rodrigo Hinzpeter sería el candidato de Piñera y en RN están divididos entre las dos posibilidades.

Allamand reclutó en su equipo de asesores a Gonzalo Cordero, quien fuera estratega comunicacional de Joaquín Lavín. También se llevó tres encargados de prensa de confianza, entre ellos la periodista Camila Chadwick, hija del senador de la UDI Andrés Chadwick.

El vínculo de Allamand con las FF.AA. se remonta a un tío que fue almirante y a su hijo Raimundo, cadete de la Escuela Naval, que se prepara para infante de marina.

Pero las relaciones con los comandantes en jefe partieron en un "ambiente turbulento", señalan en Defensa, por los casos de irregularidades que afectaron a las ramas castrenses. Apenas desembarcó en la cartera, tuvo que enfrentar las investigaciones por el costo del puente mecano que se instaló en el Biobío tras el terremoto, la casa de un millón de dólares que se encargó para el ex jefe del Estado Mayor Conjunto Cristián Le Dantec, y los cuestionamientos a los contratos de la regata Bicentenario. La doctrina de Allamand fue transparentar las adquisiciones y exigió mayor rigurosidad y proactividad en las investigaciones internas.

El ministro reinstaló la junta de comandantes en jefe los primeros lunes de cada mes y reuniones periódicas con cada rama para socializar algunas decisiones complejas. Esta semana, por ejemplo, envió en un solemne acto el proyecto estrella de su gestión que elimina la Ley Reservada del Cobre para financiar a las FF.AA. Reforma esperada durante años y que marca una nueva relación cívico-militar, pero con lo que no logra sumar ni un punto en las encuestas.

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