Por Paulo Ramírez Marzo 18, 2011

© José Miguel Méndez

John Coatsworth conoció Chile en 1990, cuando asistió al histórico cambio de mando en que Patricio Aylwin recibió la Presidencia de manos de Augusto Pinochet. Dice que la transformación del país en estos 21 años es asombrosa: físicamente, afirma, Santiago se ha convertido en una ciudad moderna; políticamente, asegura, Chile se ha transformado en un país con una democracia con todas sus letras. "La prueba es la alternancia en el poder que ocurrió el año pasado. Los que ganaron la transición a la democracia han dejado el poder a la oposición: ésa es la marca de una democracia consolidada", manifiesta este historiador con ocho libros publicados sobre la evolución económica, social y política de América Latina y que ha sido presidente de organizaciones tan prestigiosas como la American Historical Association y la Latin America Studies Association (LASA). Hoy es decano de la School of International and Public Affairs  (SIPA) de la Universidad de Columbia. Estuvo en Chile pocos días antes de la llegada del presidente Barack Obama, para participar de una reunión con ex alumnos de esa universidad, en la que se discutió el escenario internacional que se abre con la pérdida de hegemonía de Estados Unidos.

- ¿Por qué es importante en la evolución política chilena la elección de un presidente de derecha?

- Porque significa el compromiso de la derecha con la democracia. Eso ha provocado en muchos países de América Latina una lucha muy grande, tal vez tan difícil como lo fue en la izquierda, y a veces más difícil. Representa para Chile un paso adelante en la democracia.

- ¿Cómo ve Estados Unidos a Piñera?

- Sólo se le conoce por el rescate de los mineros. Eso lo hizo famoso en Estados Unidos. Para los conocedores, Piñera es un empresario de mucha energía, que quiere hacer cosas, un poco impaciente, pero con una imagen final positiva.

- Es la  imagen que se refleja en los cables de Wikileaks...

- Sí, aunque en relación con Wikileaks, hay que recordar lo que dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, en respuesta a las excusas enviadas por la secretaria de Estado Hillary Clinton: "Deberían ver lo que nosotros decimos sobre ustedes...".

- ¿Qué importancia le otorga a esas filtraciones?

- Como historiador siempre le doy mucha importancia a la transparencia y esto nos abre una ventana de lo que están haciendo los gobernantes. Pero para el Departamento de Estado y algunos gobiernos extranjeros, esto ha hecho que los comentarios de sus diplomáticos sean mucho más cuidadosos, lo que tiene un costo, porque disminuye la calidad de la información que se recibe desde el exterior.

Si se toma en cuenta el PIB per cápita, América Latina educó a su población más lentamente que otras regiones del mundo, y a largo plazo el sistema educativo es lo más importante para mejorar la condición de vida. Lo fundamental es lograr que el más pobre tenga el mismo nivel educacional que el más rico.

- Acá en Chile, los mencionados en los cables de Wikileaks lo niegan todo...

- Ah, sí, ja ja ja... Qué interesante.

- ¿Usted confía en lo que dicen los cables filtrados?

- No tengo idea... pero en general tienen un aura de autenticidad, parece que es realmente lo que dijeron los diplomáticos en el exterior.

- Lo que muestran estas filtraciones es el nivel de compromiso e intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de los países... ¿Eso sorprende a alguien?

- No.

-¿Qué cambia con su revelación?

- Mi impresión es que Estados Unidos no va a cambiar su política, pero sí va a cambiar la manera de expresarla en los mensajes de sus agentes en el exterior. Estados Unidos todavía se siente superpotencia en el mundo, y por esa razón el Departamento de Estado y el presidente sienten la obligación de comentar sobre todo lo que pasa en el mundo, hasta en el país más chico. Es una herencia de la guerra fría, que hizo que Estados Unidos asumiera un interés en la vida política de todos los países del mundo. Es una costumbre que permanece viva...

- ¿Y debiera morir?

- Creo que dentro de los próximos 20 a 30 años, cuando Estados Unidos se reduzca al nivel de una potencia menos enorme en el mundo, los líderes van a prestar más atención a las posibilidades de colaborar con otros países sin sentir la necesidad de tomar posiciones en todo lo que está pasando.

- Lo que sorprende, por otro lado, es la ingenuidad y obsecuencia con que nuestras autoridades les entregan opiniones e información a los diplomáticos de EE.UU. ¿Cómo se explica tanta generosidad?

- Yo me imagino que es una relación recíproca: lo que no sabemos es el tipo de información que los diplomáticos estadounidenses estaban dando a los representantes chilenos. Mi impresión es que los diplomáticos estadounidenses tienen esa misma costumbre.

"Estados Unidos todavía se siente superpotencia"

- ¿Cuál es el mensaje detrás de la visita de Barack Obama a Chile?

-Él escogió Chile para darle un mensaje a la región: eso representa confianza en el modelo chileno, pero no creo que tenga algo dramático que decir. No tiene algo más allá de un mensaje de amistad y colaboración.

- ¿Hay en la visita a Chile un mensaje hacia el resto de los países de América Latina, especialmente para el "eje Chávez"?

- Uno de los logros silenciosos de la administración de Obama ha sido dejar atrás la distinción entre la izquierda buena y la izquierda mala. El énfasis está en la relación bilateral con cada país. Obama dijo en la campaña que hay que hablar incluso con los enemigos. No sé si estaba pensando en Chávez, pero sí en los talibanes, en Cuba, en Teherán... El hecho es que cuando Estados Unidos tiene una política de cambio de régimen, no habla con el régimen que quiere cambiar. Eso quiere decir que el cambio de régimen no está en la política actual. Eso no fue muy notado por la prensa, pero marca una diferencia enorme en relación con la política de Bush.

- ¿Con Chávez tiene política de cambio de régimen?

- Tampoco.

- ¿Bush sí la tenía?

- Bush tenía una política de cambio de régimen muy ambiciosa, aplicada al Medio Oriente, pero también caracterizó la retórica en relación con muchos países del mundo.

- ¿Cuál es el rol que se le asigna a Chile?

- La administración Obama considera a Chile un modelo exitoso, no sólo de democracia, sino de crecimiento económico, y en el campo de la transparencia, de la institucionalidad... el país modelo de la región.

- Hay algo en lo que Chile no tiene nada de modelo: la desigualdad, un problema que usted ha descrito en sus textos como muy propio de esta región. ¿Dónde están esos modelos?

- En Asia, muchos países han logrado crecer y hacerse más igualitarios al mismo tiempo: no ha sido el caso en América Latina. Pero las historias son diferentes. Cuando América Latina se independizó, lo hizo excluyendo a las mayorías de toda participación política. Recién después de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los chilenos obtuvo el derecho a voto; recién con la nueva Constitución en Brasil los analfabetos consiguieron derecho a voto: hay una historia de exclusión de las mayorías. Durante mucho tiempo en América Latina ha habido gobiernos con escaso interés en superar la desigualdad. Y en eso colaboró Estados Unidos, en una especie de alianza con las elites, generando un retraso en enfrentar este problema.

- ¿Hay una relación directa entre democracia y superación de la desigualdad?

- La historia del mundo demuestra que la democracia no es garantía. Y hay regímenes autoritarios, especialmente en Asia, que han logrado disminuir la desigualdad sin tener democracia.

- En el caso de América Latina hay democracia, control fiscal, apertura comercial... los pilares fundamentales de una economía capitalista moderna, y seguimos con los mismos problemas de desigualdad.

- El problema está en la educación, en el capital humano. Si se toma en cuenta el PIB per cápita, América Latina educó a su población más lentamente que otras regiones del mundo, y a largo plazo el sistema educativo es lo más importante para mejorar la condición de vida. Lo fundamental es lograr que el más pobre tenga el mismo nivel educacional que el más rico.

- ¿Hay una estrategia de largo plazo de Estados Unidos en relación con América Latina?

- Sí: prepararse para un mundo en el que ya no sea la única gran potencia, fortaleciendo un sistema de instituciones internacionales que le dé garantía a la protección de sus intereses. La idea de Obama es fortalecer las relaciones con América Latina e institucionalizarlas de una manera más eficaz que en el pasado. Éste es un momento en que, si América Latina quiere, tiene la oportunidad de construir relaciones con Estados Unidos de una manera mucho más igualitaria que en el pasado.

- Hasta ahora esa relación ha sido de muy grande a muy chico...

- Sí, pero hay cambios. Uno es el poder económico de Brasil, que en pocos años va a ser la quinta economía del mundo. Lo segundo es la diversificación de las relaciones económicas de los otros países de la región: Estados Unidos ya no tiene el mismo poder del pasado, no es el único proveedor ni el único mercado. Ya no es una región donde Estados Unidos tenga interés estratégico.

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