Por Paulo Ramírez Diciembre 17, 2010

© Nicolás Abalo

Es lunes, cuatro y media de la tarde, en el Salón Toesca del Palacio de La Moneda. El ministro de Minería, Laurence Golborne, entra hablando por teléfono. A los pocos segundos llega el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. El saludo es con un abrazo de medio lado y palmoteos. Una de las anfitrionas en esa sala ubicada a pocos pasos del despacho presidencial, con acceso al balcón de los saludos populares, recibe los piropos de rigor, especialmente de parte de uno de los secretarios de Estado.

Son las principales personalidades políticas surgidas el 2010. Si bien eran dos personas conocidas en sus ámbitos profesionales, este año los inventó políticamente. Apenas se les advierte que la grabadora ya está prendida asumen un talante que sin dudas ya han pensado y tal vez ensayado. Comienza el despliegue táctico y se va develando la estrategia.

- Es bueno saber que caben los dos en una misma pieza…, porque nos estábamos preguntando si en realidad había espacio para los dos juntos aquí en La Moneda…

-Golborne (G): No estamos los dos juntos en La Moneda. Rodrigo está en La Moneda. Yo estoy al frente.

- ¿Se siente de visita cuando viene para acá?

-G: No, me siento parte del equipo de La Moneda.

 -Muchos están convencidos que de entre ustedes dos saldrá el próximo candidato de la Alianza y, tal vez, el próximo presidente de Chile…

 -G: Nunca en mi vida pensé en ser ministro; por lo tanto, cualquier opción distinta de ésa ni siquiera se me ha pasado por la cabeza. De hecho, el primer llamado telefónico respecto de la posibilidad de poder integrarme al gobierno me lo hizo precisamente Rodrigo.

- Hinzpeter (H): Eso es importante consignarlo. Por ahí se ha insinuado que existe rivalidad entre algunos miembros del gabinete. Y se ha mencionado mi relación con Laurence. Yo creo que es importante dejar en claro que nuestra relación es cordial, aunque a veces la opinión pública no lo advierta.

- ¿Se conocían de antes?

-G: Con Rodrigo, en el pasado, nos tocó varias veces trabajar en una relación profesional, con muy buenos resultados, porque, además, es un excelente abogado. Cuando tuve ese primer llamado telefónico y me preguntó si estaría dispuesto a probar en el gobierno, mi primera reacción fue: "¡estái loco!". No se me había pasado por la mente.

-¿El ministro Golborne gasta más en ropa? -H: No sé. Puede que gaste más. -G: Yo creo que andamos por ahí. -H: Yo no sé si gasta más, pero tiene más. -G: ¡Por Dios! -¡Ajá! ¿Ése es un tema en el gabinete? -H: Para mí que no tengo, sí. Siempre es tema para los pobres… Pobres, pero honrados. Comparado con otros ministros...

-¿En la campaña no tuvo ninguna participación?

-G: Yo ninguna. De hecho, desde que me integré al gabinete cada vez que he tenido un problema he llamado a Rodrigo.

-H: Está claro entonces a quién le corresponde hacer el esfuerzo mayor en la próxima campaña. Si no estuvo en la pasada… Él mismo se delató…

-Si el candidato es Golborne, sin duda va a tener que hacer campaña. Pero qué pasa si el candidato es usted ministro Hinzpeter…

-G: Efectivamente, mi querido Rodrigo, si usted quiere dar un paso en esa dirección va a contar con toda mi colaboración y todo mi respaldo en su campaña.

-H: Voy a decir algo que, creo, va a interpretar a Laurence. Te digo honestamente que en lo personal no tengo ninguna aspiración de ser candidato presidencial. Lo que ha dicho Laurence va en esa misma dirección. Ahora, lo que sí creo que compartimos es la aspiración a que nuestra coalición política siga gobernando. Pienso que es muy importante para el país que la Coalición por el Cambio esté dos o tres períodos en el gobierno.

- Hay dos tipos de candidatos: los que quieren y los que están dispuestos a serlo: ¿en qué opción se ubican?

-G: Yo en ningún escenario. Ni en mis sueños se me pasó por la mente estar en el servicio público, menos en el cargo de ministro. Tampoco en ninguno de mis sueños o pesadillas ha estado la idea de ser presidente. Nunca ha estado en el horizonte de mi vida, porque nunca he estado en política activa. De ahí que es un tema que nunca he podido considerar como opción de vida. Me resulta muy curioso y me llama la atención que todo el mundo opine, pero pocos me escuchen.

Hinzpeter y Golborne en un metro cuadrado

-O pocos le creen…

-G: Sí. Por eso mismo prefiero no emitir juicios al respecto. Creo que da lo mismo lo que yo opine. Nadie me cree. Por lo tanto, dejemos que el tiempo evolucione.

-¿Se consideran los personajes políticos del año?

-G: No me considero un personaje político. De hecho, estoy en un ministerio más bien técnico. Creo que no participo de la contingencia política, desde el punto de vista de la directriz del gobierno. Estoy en un tema y me tocó liderar un proceso que tuvo una incidencia social y comunicacional muy grande. Y eso ha generado un sentimiento de adhesión ciudadana. De ahí que yo -y en eso coincido con lo que dijo en algún momento Rodrigo- no me puedo arrogar una presencia o un peso político cuando no lo tengo y no lo he tenido nunca.

-A propósito de esas declaraciones del ministro Hinzpeter, en relación con la popularidad y la trayectoria, ¿no las consideró ofensivas?

-G: No, para nada. Estoy cien por ciento de acuerdo. De hecho, lo conversamos en algún minuto. La política es una cuestión muy seria. Hay gente que se ha dedicado una vida entera a esto y ha contribuido al país con tiempo, esfuerzo y sacrificio muy grande.

-Está de acuerdo con esas palabras entonces.

-H: Quiero decir que lo que planteé, lo hice con mucho respeto humano y profesional hacia Laurence. A mí me preguntaron si el ministro Golborne, producto del rescate de los mineros se había ganado definitivamente la opción presidencial. Y yo contesté lo que todos sabemos: que, a mi juicio, requería un trabajo de más largo tiempo, pero que tenía una gran opción debido a sus buenas cualidades.

-¿Y cómo  se han visto el uno al otro durante estos nueve meses?

-G: A Rodrigo lo veo muy similar a como siempre lo vi en el pasado. Es un hombre que tiene muy buen sentido del humor y siempre anda de buen genio.

Hinzpeter: " Creo que Laurence se incorporó a la política irrevocablemente. No lo digo porque esté frente a mí , sino porque no es fácil encontrar personas que tengan un liderazgo carismático como él. Como sé que le importa lo que le sucede al país, creo que está jodido. No se va a ir de la política".

-No parece tanto, por lo que se ha visto en la TV.

-G: Cuando vi a Rodrigo en el programa de Aldo Schiappacasse reconocí al mismo Rodrigo que yo conozco: jovial y cordial. Pero, obviamente, en su posición de ministro, él tiene un rol que cumplir.

- Me da la sensación que el Ministerio del Interior le puede amargar el carácter a cualquiera, ¿o no?

-H: Es que hay hartas preocupaciones. El tema de la delincuencia, la sequía en el norte, los incendios forestales, la conectividad de Chaitén...todos los problemas pasan por el Ministerio del Interior. Parte de este ceño más adusto, que algunos plantean que tengo, tiene que ver con los temas que uno aborda. Y otra parte tiene que ver con una cierta dosis de inseguridad o de timidez. Ahora, respecto de cómo he visto al ministro Golborne durante estos meses, es raro…,le he descubierto una faceta que no le conocía como ejecutivo, y que tiene que ver más con su onda musical, relajada; sus dotes de cantante, buen bailarín, de hombre de la noche…

-G: Aunque en Las Últimas Noticias dicen que no tengo ritmo.

-H: Es curioso, porque el ministro canta en todas las circunstancias; en los gabinetes, en las comidas…

-¿Cómo? ¿En las sesiones de gabinete se pone a cantar?

-H: No, pero si pasa un organillero se pone a tararear. Está permanentemente conectado con un mundo lúdico que a mí me resulta más distante, pero que él lo tiene muy presente. Es una persona de mucha afición artística. Curiosamente, no he tenido que ir a ninguna fiesta para conocer esa faceta. En las mismas reuniones tú te das cuenta que tiene un gen, y lo digo con harto respeto. Tiene una cosa así como centroamericana. Él vivió…  ¿dónde viviste?

-G: No he vivido afuera, pero me ha tocado mucho viaje: a Colombia, Centroamérica.

-En la ropa se notan diferencias, aunque ahora el ministro Golborne anda de gris y azul…

 -H: Me está copiando… El ministro está aprendiendo.

-¿Y a quién consideran más elegante?

-H: No nos preocupamos de eso.

Hinzpeter y Golborne en un metro cuadrado

-Apuesto a que se preocupan, todos se preocupan…

-H: Yo me preocupo de andar lo más arregladito posible. Desde que iba al colegio, mi mamá siempre me dijo que tratara de andar ordenado. Siempre me acuerdo de ella cuando me visto. Trato de verme prolijo y nada más, pero el ministro tiene ese carácter que lo hace ser más…

-¿El ministro Golborne gasta más en ropa?

 -H: No sé. Puede que gaste más.

-G: Yo creo que andamos por ahí.

-H: Yo no sé si gasta más, pero tiene más.

-G: ¡Por Dios!

-¡Ajá! ¿Ése es un tema en el gabinete?

-H: Para mí que no tengo, sí. Siempre es tema para los pobres… Pobres, pero honrados. Comparado con otros ministros...

-G: Yo he tenido la suerte de que me ha ido bien en la vida. Ojalá que a mucha gente le fuese bien. Pero yo no gasto mucho en ropa.

- ¿Pero en qué está dispuesto a gastar más de lo común?

-G: En nada. La verdad es que no sé. Gasto lo que me parece razonable cuando me parece razonable gastar.

- ¿Pero en algún momento de su vida el precio de las cosas pasó a ser irrelevante?

-G: Para mí nunca es irrelevante. Yo no puedo comprarme un traje de marca top, top, top, que cuesta varias veces lo que vale el de una tienda de Chilito. Eso no me cuadra en mi estructura mental; ¿para qué? Quizás no me voy a ir a comprar el traje al local del Persa, pero me lo voy a comprar en una multitienda, en la cual dignamente he trabajado, a un precio bastante razonable. La relación costo-beneficio la tengo muy metida.

-H: Es muy economista.

-¿Y usted, ministro Hinzpeter?

-H: En lo que gasto desmedidamente es en libros. Eso es un problema, porque, además, salen caros.

-¿Qué es lo último que compró?

-H: Pedí por Amazon tres libros que quería leer, y uno de ellos se publicó ahora, en septiembre de 2010, que se llama "Trío", que es la historia de Blair, Brown y Mandelson, los tres tipos que crearon el "Nuevo Laborismo". Como a mí me interesa la nueva derecha, lo estoy leyendo. También compré "The third man" de Mandelson, y "Journey", la biografía de Blair.

Golborne: "Prefiero no emitir juicios al respecto (candidatura presidencial). Creo que da lo mismo lo que yo opine. Nadie me cree. Por lo tanto, dejemos que el tiempo evolucione.".

-Política a la vena.

-H: Política a la vena. Pero, por ejemplo, el domingo compré "Prisión Perpetua" de Ricardo Piglia, y compré Los Cuentos de Cesare Pavese. Mezclo literatura con política.

-¿Y qué libro le regalaría al ministro Golborne?

-H: "Trío. Él tiene que ser parte de la nueva derecha.

-Eso sí, le falta uno para el trío: Hinzpeter, Golborne y ¿quién más?

-H: Es más que un trío.

-Tiremos un nombre.

-G: La derecha ha sido construida por mucha gente.

-H: Está bien lo que dice Laurence. Yo me lo estoy tomando un poco más divertidamente. Obviamente la derecha ha sido construida por mucha gente.

-Y si ése es un buen regalo para el ministro Golborne, ¿quiere decir que le gustaría meterlo cada vez más en política?

-H: Yo creo que Laurence se incorporó a la política irrevocablemente. Y lo digo no porque esté al frente mío, sino porque no es fácil encontrar personas que tengan un liderazgo carismático y atractivo como el que tiene él. Y como sé que al final del día le importa lo que le sucede al país, yo creo que está jodido. No se va a ir de la política.

-G: Yo no sé si agradecer o no agradecer esa frase de mi querido colega.

-H: Lo digo de verdad. No le veo vuelta atrás. Como creo que vamos a estar en el gobierno dos o tres períodos, puede que Laurence encabece uno de ellos, puesto que tiene méritos de sobra. Si no, puede que sea colaborador en un nuevo período.

Hinzpeter y Golborne en un metro cuadrado

-¿Y qué le regalaría al ministro Hinzpeter? ¿Un libro también?

-H: Me regalaría un disco de salsa, de todas maneras.

-G: A Rodrigo no le regalaría libros, porque ya lee mucho. Creo que es un hombre muy alegre y le gusta bastante la fiesta, así que yo lo pondría en unas clasecitas de salsa. Le regalaría un cursillo en "La Habana Salsa".

-H: Tú sabes que yo no bailo hace como unos 15 años. Nada. Ni con mi señora ni sin ella. No bailo. Es dramático.

-¿Se queja su señora o no?

-H: No, encuentra que bailo tan mal, que me felicita. Piensa que es un acto de humildad. De a poco fue afectando mi autoestima, al punto que hace 15 años dejé de bailar. Y en algún momento podría hacerlo de la mano… ¡no, de la mano se puede tomar mal!... pero guiado por Golborne.

-Si se tuvieran que recomendar un viaje mutuamente, ¿a dónde sería?

-G: Yo te recomendaría un viaje al Caribe, con buena playa, buena música, mucho baile, para que esta frustración (el baile) se disipe en el tiempo.

-H: Yo creo que Laurence se merece un viaje a Copiapó. Ha ido poco este año.

-Ya que son capaces de reírse de sí mismos, ¿se ríen a veces del presidente?

-G: Al presidente lo conocí en marzo y una cosa que me ha sorprendido de él es que tiene mucho sentido del humor y es una persona que en general es buena para la talla, de la talla intelectual.

-H: El presidente tiene mucha tolerancia a la talla.

-G: Varias veces, no teniendo una relación cercana de años ni de amistad con él, le he dicho algo o una talla y él me contesta con otra. Él siempre gana la última talla.

-La gana o lo dejan ganar…

-G: No es necesario. Es un hombre muy ingenioso.

-¿Ni siquiera cuando le sacan en cara alguna piñerada?

 -G: Creo que hasta él mismo incluso ha hecho bromas de ese tipo, tiene sentido del humor.

-Reconozcamos que el promedio de chascarros del presidente Piñera es alto.

-H: Eso es también propio de su personalidad. Es bien parecido a su número de aciertos. Es una persona bastante espontánea, bastante natural y, por lo tanto, toma riesgos que otras personas, a lo mejor más cuidadas, no tomarían.

-¿Y ustedes andan asustados en las actividades públicas de que se le vaya a salir algo?

-H: Más me asustaba en la época de candidato (risas), porque había votos en juego. Ahora no. Cada presidente tiene su estilo y no hay que compararlo con los otros mandatarios.

-Y a usted, ministro Golborne, no le dan ganas de decirle también como la primera dama: "Ya no muestres más el papelito".

-G: No. Es un hombre que está bastante en terreno y eso obviamente lo expone más, porque si uno está mucho más tiempo expuesto, las posibilidades de un pequeño "gaffe" se producen naturalmente.

Hinzpeter: "Me llama la atención que la Concertación no se haya preparado para una derrota. Durante todo el año se han preguntado por qué perdieron. No se han hecho la pregunta correcta, que es cómo reencantamos a los ciudadanos para volver a ganar".

-¿Qué han aprendido durante este año acerca del poder?

-H: El poder es un arma de doble filo. Es similar a lo que puede ser el bisturí. El bisturí utilizado con el profesionalismo y seriedad de un buen doctor puede salvar una vida y hacer mucho bien. Utilizado con la inmoralidad de un asesino puede terminar con una vida y hacer mucho daño. Siento que el poder es una gran oportunidad, pero que requiere una dosis de prudencia y de serenidad extraordinariamente grande para hacer el bien y no caer nunca en la tentación de ejercerlo mal.

-G: Me parece una respuesta muy sabia.

-H: La puedes usar en el futuro.

-G: ¿Sin citar?

-H: Sin citar.

-¿Y cómo andan con el ego? Un agente poderoso en el mundo político.

-G: …y en el periodístico.

-En algunos periodistas también. Pero este gabinete decía ser "el de los mejores". ¿Ustedes se sienten los mejores?

-G: Creo que es difícil hablar de los mejores en términos generales, porque uno no puede ser bueno para todo. Hay muy pocas personas que pueden darse el lujo de ser buenas para todo. Por ejemplo, yo he demostrado que claramente para el fútbol no soy bueno. Entonces, no me siento de los mejores. Yo he tenido ciertos aciertos en algunas facetas.

-Cuando les llega una encuesta política, ¿qué es lo primero que ustedes miran?

-G: Yo el respaldo al gobierno. Es lo primero. Porque obviamente es más fácil  gobernar cuando se tiene un respaldo amplio, y eso creo que es fundamental.

-H: Yo estoy de acuerdo, pero también hay una cuestión: llevamos 10 meses y se han hecho 10 encuestas. Sinceramente, las primeras dos, tres, cuatro, uno las miraba con mayor ansiedad.

-Pero en la última que se conoció: ¿qué nombre miró primero, el suyo o el de Golborne?

-H: No te puedo decir cuál miré primero. Lo que sí te puedo decir es que la encuesta la miré dos días después de que había salido. Me enteré por los diarios.

-G: Es que es cierto lo que dice Rodrigo. Yo de verdad me entero de las encuestas por los titulares de los diarios.

- Y sobre la oposición, ¿existe o está demasiado desarticulada como para ser relevante?

-G: La oposición actual tiene todavía que encontrar un camino, así como nosotros hemos aprendido.

-H: Me llama la atención que la Concertación no haya estado más preparada para una derrota. Durante todo este año se han preguntado por qué perdieron y no se han hecho la pregunta correcta, que es cómo reencantamos a los ciudadanos para volver a ganar. No han logrado avanzar. Tanto así, que en las últimas semanas hemos visto reemerger la figura del ex presidente Lagos, tratando de imponer un cierto orden. ¿Por qué interviene el ex presidente Lagos? Porque se da cuenta de que han pasado 10 meses y están cuesta abajo en la rodada. Con  todo el respeto que se merece, estoy seguro de que todos convenimos en que Lagos es más una figura del pasado que un activo del futuro. Porque así es la vida.

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