Por Andrew Chernin Diciembre 10, 2010

© José Miguel Méndez

Robert Zimmer (63) es un matemático norteamericano especializado en geometría, que es la ciencia que estudia el comportamiento de planos, rectas y puntos. La geometría, de cierta forma, tiene que ver con el movimiento y eso es lo que Zimmer percibe desde un salón del hotel Hyatt. En su primer viaje a Chile, dice que  "uno tiene la idea de que se trata de un país que tiene una gran cantidad de energía" y luego se detiene. Zimmer, además de observador y de ser un tipo que centró sus estudios en áreas como la geometría diferencial, es desde 2006 el presidente de la Universidad de Chicago, una de las casas de estudios más influyentes del último siglo.

-Aquí muchas universidades son como fábricas que producen profesionales. ¿Es ése un foco válido?

-Nosotros siempre hemos tomado la mirada de que la mejor preparación es una educación con fundamentos amplios, que te enseñe cómo pensar, más que una suma de varios entrenamientos específicos. Y lo hacemos ya sea en nuestros programas de pregrado, de educación en las artes liberales, e incluso en nuestras escuelas profesionales. De hecho, diría que todas nuestras escuelas profesionales realmente toman la mirada de que, aunque los conocimientos específicos son importantes, algún día no muy lejano van a quedar obsoletos. Entonces es muy importante que los estudiantes obtengan una visión amplia en su campo, para que puedan integrar distintas perspectivas. Que sean capaces de pensar analíticamente. Y que entiendan qué es relevante y cómo pueden usarlo.

-Pero el mundo laboral pide cada vez más profesionales con habilidades específicas.

-Sí. Pero también piden especialización en distintas redes de conocimiento. Porque las especializaciones no existen de manera aislada. Realmente se necesitan conectores de liderazgo, que tengan la habilidad de integrar distintos puntos de vista.

-Entonces más que generar profesionales, que suena como un modelo más masivo, ¿la idea es imprimir una mirada más boutique y centrarse en formar líderes?

-Sí. A nosotros no nos interesa tanto la cantidad. Nos interesa más la naturaleza de la educación que ofrecemos. Por otro lado, pienso que en Estados Unidos, y ciertamente en el resto del mundo, hay diferentes universidades con distintos aspectos dentro de la estructura de la educación superior. No todos los lugares tienen que ser iguales.

-Está bien, ¿pero qué pasa con la excelencia? Porque en el sistema de educación superior chileno pareciera haber buena cobertura, pero aún falta que una universidad nacional se posicione dentro de las 50 ó 100 mejores del mundo. ¿Cómo se logra eso?

-Construyendo una facultad que se dedique a la investigación, que realmente es lo que miden muchos de estos rankings internacionales. Para eso creo que hay dos cosas que se requieren: decisión y compromiso sobre cuáles son las áreas de investigación que se quiere fortalecer. Luego tiene que haber financiamiento que lo respalde. La investigación no es barata. Las ciencias requieren mucha infraestructura, las ciencias sociales necesitan grandes bases de datos y accesos a bases de datos. Entonces sería una combinación de ambas. Tener un compromiso claro de crear un centro de investigación y la plata para hacerlo.

-¿De dónde se saca la plata?

-De la filantropía. En el caso de la Universidad de Chicago, el financiamiento vino de John D. Rockefeller y de otros líderes del mundo de los negocios en el área de Chicago.

-¿Qué pasa con la producción de conocimiento? Cuando un país no lo produce ¿debe comprarlo y atraer neuronas extranjeras hacia sus universidades?

-Yo creo que está claro que hay mucho talento intelectual en Chile. Pero también creo que no se puede hacer todo al mismo tiempo. Así que hacer un proceso de selección en las áreas en las que exista alguna ventaja en particular, donde Chile pueda destacar, podría conseguir buenos resultados.

"Mejorando un área no vas a solucionar todos los problemas de un sistema educativo deficiente. No es que si mejoras una cosa, el resto se arregla solo. Entonces hay que construir una estructura y entender la importancia y la función de cada parte. Ése es el verdadero desafío".

-¿Alguna colaboración que ustedes trabajen con ese "talento chileno"?

-Tenemos muchas colaboraciones de investigación aquí. Hace algunas semanas hubo una reunión del director de nuestra Escuela de Políticas Públicas con gente del CEP, sobre políticas de educación escolar básica y media. También se habló sobre educación preescolar.

-Acá se está discutiendo una reforma en educación que suma más horas de clases para Matemáticas y Lenguaje, pero no contempla mayores cambios en la educación preescolar. ¿Está bien puesto el foco ahí?

-Bueno, no creo que sea el experto indicado para opinar de esto. Pero puedo decir que si hay algo claro en este asunto es que mejorando un área no vas a solucionar todos los problemas de un sistema educativo deficiente. No es que si mejoras una cosa, el resto se arregla solo. Entonces hay que construir una estructura y entender la importancia y la función de cada parte. Ése es el verdadero desafío. De hecho, en Estados Unidos se ha trabajado mucho en esta área. Y lo que hace tan difícil conseguir resultados exitosos es que se ha puesto mucha atención a un solo problema en general o a un grupo en específico. Como diciendo aquí hay un problema y si lo arreglamos, eso hará la diferencia. Tienen razón de que existe un problema y sí, tienen razón de que eso necesita arreglarse. Pero no existe sólo un factor que puedes arreglar, que luego lo vaya a solucionar todo.

-¿Entonces cómo?

-Creando un programa sofisticado que integre todas estas cosas. Y eso es lo que cuesta.

-Bajo esa visión, la medida de esta reforma, que plantea disminuir las horas de Historia para aumentar las de Matemáticas y Lenguaje, no sería la solución.

-Yo te diría esto: en nuestras escuelas estamos enfocados en conseguir más horas de clases. Pero para todos los ramos. Que los niños pasen más horas en el colegio. En el área de Chicago la cantidad de tiempo que los alumnos pasan en clases es vista por varios como insuficiente. Muchos de los alumnos se van a sus casas después de la una de la tarde. Así que nuestro foco ha sido fijar más horas de clases al día, un calendario escolar más largo y poner más atención en cómo los alumnos progresan. Monitorearlos. Saber si tienen problemas familiares.

-En Chile, la Universidad de Chicago está mentalmente ligada al modelo económico neoliberal. Después de todos estos años, ¿cree que sigue siendo válido?

-Mira, no soy economista. Pero diría que todos los conocimientos y enfoques están constantemente evolucionando. Y lo hacen en respuesta a nuevos datos, nueva información que uno necesita digerir y entender. La Universidad de Chicago lleva 75 años siendo líder en el plano económico. Y lo que gente de nuestra Facultad de Economía pensaba hace diez años no es igual a lo que pensaba hace 25 ó 50. Como dijo Robert Lucas, un economista de nuestra universidad que ganó el Nobel, "los modelos sólo son modelos. Si fueran certezas, las llamaríamos realidad".

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