Por Paula Comandari Diciembre 3, 2010

© Nicolás Abalo

Asesores y visibles adherentes, tras la derrota de Marco Enríquez-Ominami en diciembre pasado, decidieron cruzar a la vereda de enfrente y apoyar la candidatura de Sebastián Piñera en segunda vuelta. Tras ese episodio no fueron pocos quienes criticaron el proyecto de ME-O calificándolo de coyuntural y vacío de convicciones. La encuesta CEP de julio lo situó como una de las personas que más bajaron en atributos personales. Pero el ex candidato presidencial dice que poco le importan las encuestas. "Si fuera por ellas, Lavín habría sido presidente varias veces". ME-O se muestra seguro a pesar de cualquier crítica. Tampoco se hace cargo de la fuga de personas tras su derrota. Alega que es imposible apoyar a alguien que no está en carrera. Igual de activo que siempre, dice que hoy está abocado a madurar su proyecto. Visita universidades para conquistar a los jóvenes "tal como lo hice en 2009" y no se baja del avión: recorre Chile y el mundo en búsqueda de fondos. Aunque no lo reconoce directamente, ME-O prepara el terreno para la carrera presidencial del 2013.

-Luego de las elecciones hemos visto a un ME-O bastante menos mediático. ¿A qué ha estado abocado estos últimos meses?

-A acumular fuerzas y no exponerme. Éste no es mi momento. El año 2010 ha sido un año inédito, como lo fue mi candidatura: con terremoto, Bicentenario, Mundial, huelga de hambre mapuche, mineros. No me parece prudente haber ido a pedir firmas para un partido en esas circunstancias. Pero no dejo de trabajar. Éste ha sido un año difícil para construir fuerza de oposición. Pregúntales a los de la Concertación cómo les ha ido. Si es difícil para ellos con más de 50 diputados, ¿por qué va a ser fácil para nosotros?

-A casi un año de la elección presidencial donde obtuvo un 20% de apoyo e incluso existió la posibilidad de pasar a segunda vuelta ¿cuál es la sensación actual?

-Muy compleja, pero de orgullo por haber actuado por convicciones, encarnando la derrota de una manera noble. En política a veces uno asume un cargo y lo deja, pero sin la teoría del topo, donde las personas aparecen como ministros o en directorios de empresas. Yo me niego a participar en esa lógica.

-¿Le han ofrecido algún directorio?

-No, porque he sido claro en mi mensaje. No tengo interés en participar en algo que les quite legitimidad a mis planteamientos. A mis asesores les he pedido que se abstengan de tener relaciones en otras iniciativas.

-Pero ya casi no queda ninguno de los asesores que trabajó con usted para la campaña…

-Ése es un mito. En la campaña de primera vuelta los periodistas decidieron quiénes eran mis asesores. Me los inventaron.

-¿Inventamos a Paul Fontaine, jefe de su programa económico, quien dejó su campaña dos días después de su derrota?

-Algunos se pusieron un poco nerviosos y se equivocaron, tomando la opción de decir antes por quien votarían en segunda vuelta.

"Hay dos maneras de ver en qué estoy hoy. Una, que estoy invisible y en un pantano. La otra, que a un año de la elección estamos a punto de inscribirnos como partido legal, con una fundación, un equipo con 150 profesionales y 10 mil personas en notaría".

-No se arrepiente de haber izquierdizado su programa económico, cuando dudó de abrir el 5% de Codelco, que era una de las ideas de Fontaine…

-No hubo izquierdización, hubo politización de la campaña. Tuve problemas y diferencias con todo mi equipo, como los tengo hoy con el tema nuclear.

-Ni siquiera Álvaro Escobar, su gran aliado, lo está apoyando. Dejó la política por la música. ¿Eso no habla de que faltó convicciones en su proyecto?

-Es una opción. Él tomó un camino distinto. No le faltaron convicciones. Su discusión era con la política, y yo también tomé una determinación revolucionaria: construir una fuerza política el 2010. Las decisiones que tomo no convocan a todo el mundo porque son muy raras.

-Pero todo político funciona con la lógica de aunar.

-Yo no traté de retener a nadie, porque nosotros perdimos, no ganamos. Tengo que rearmar equipos para poder ganar una posición mayoritaria en Chile. Yo no me compro el 20%.

-¿Faltaron recursos económicos para afiatar su proyecto?

-Por supuesto. Nosotros conseguimos US$ 3 millones y el límite eran US$ 10 millones. En cuanto a retención de gente, también se suma el que las campañas electorales suponen un dispositivo que hoy no estamos en condiciones de mantener. Los recursos no son los mismos.

-¿A su ex asesor  Camilo Feres no lo invitó?

-No. Él mismo planteó que quiere volver a la empresa privada. Soy respetuoso de eso.

-Varios de sus adherentes, como Patricio Navia, se cambiaron a la vereda de enfrente. ¿Eso no demuestra un desafecto con su proyecto?

-Ellos no pueden apoyarme porque no soy candidato. Hay un millón y medio de personas que votaron por mí, que hoy no pueden hacerlo. No acepto la lógica de recrear el 20%.

-¿Suena ilógico pensar que un candidato no quiere retener su popularidad?

-Ésa es toda la discusión geométrica. El 20% corresponde a una geometría política particular: Frei, Arrate, Piñera. Respecto de ellos saqué el 20%. ¿Piensas que ellos van a volver a ser candidatos? Creo que no. Ésa es la diferencia entre ellos y yo. El 20% puede ser 10 veces menos o 10 veces más.

ME-O un año después

¿Invisible y en un pantano?

-¿Va a ser nuevamente candidato presidencial?

-Ya llegará el momento de conquistar mi derecho a competir. Yo no estoy en la política por hobby. No estoy de tránsito. Hay muchos políticos que niegan su aspiración de poder, yo sí creo en la legítima aspiración de poder.  Seguiré trabajando para cumplir mi promesa: en las elecciones del 2013 no tendremos candidatos del siglo pasado.

-Pero en relación a potenciales candidatos, como Rodrigo Hinzpeter y Laurence Golborne, ellos representan la novedad y usted sí es un candidato del pasado.

-No soy un candidato de la guerra fría. Ahora, nunca he aspirado a ser la novedad, porque ésta es como las bebidas: se consumen y se acaban. Tengo un proyecto político. Si quisiera la novedad me hubiera aguantado hasta el 2013.

-Ser protagonista de una nueva generación fue su gran plus en las elecciones pasadas. Frente a Hinzpeter y Golborne ¿cuál es su plus?

-Tengo tres primarias antes del 2013: inscribir el partido, elecciones dentro del partido, elecciones de concejales y alcaldes. A esa fecha podemos llegar completamente potenciados o destruidos. Respecto a los nuevos liderazgos de derecha, pienso que es bueno que sean ellos y no Jovino Novoa o Andrés Allamand. Ellos bloquearon todas las reformas. Pero hoy debieran asumir que su competencia es ser buenos ministros.

-Muchos piensan que su 20% fue consecuencia de la coyuntura: un mal candidato de la Concertación.

-Ésa es una discusión algo ociosa: siempre se suman los votos positivos y negativos. Gran parte de quienes votaron por Sebastián Piñera no lo hicieron por él. La gente votó porque no quería más Concertación.

-La encuesta CEP dice que usted fue el candidato que más bajó en atributos personales.

-Las encuestas indican la temperatura del momento, pero no reflejan lo que es un proceso político. Si fuera por las encuestas, Joaquín Lavín habría sido presidente muchas veces. Sin querer agraviarlo, él acaba de perder una elección de senador contra un diputado.

"Competiría con Michelle Bachelet. Pienso que a cualquier ex presidente le hacen bien las primarias. No considero que le haga bien a ningún líder político pretender ser proclamado por secretaría".

-En su momento, su padre adoptivo le dijo que su apuesta presidencial era arriesgada, que terminaría solo y fuera del Parlamento. ¿Qué le contesta hoy?

-Era lo que yo quería: arriesgarlo todo. Hay dos maneras de verlo. Una, que estoy invisible y en un pantano. La otra, que a un año de la elección estamos a punto de inscribirnos como partido legal, con una fundación, un equipo con 150 profesionales y 10 mil personas en notaría.

"La izquierda no da para nada"

-La Concertación, por medio de Carolina Tohá, convocó a todas las fuerzas de oposición a construir una  alternativa de centroizquierda. ¿Se va a alinear?

-Fui yo quien mandé una carta a todos los alcaldes y presidentes de partido, y en respuesta a eso llegó esta carta. No estoy de acuerdo en un pacto electoral político como lo quiere la DC. La política vaciada de contenido no me interesa. El PC hizo un acuerdo electoral con la DC y ahí está. Por eso, veo muy complejo el diálogo con los partidos de la coalición de fin de siglo. Me aburrí de los conservadores católicos.

-¿O sea no va a dialogar con la DC?

-Voy a conversar con todos los partidos. Pero no con la Concertación como un todo, sino que uno a uno. Algunos dicen que el progresismo es demasiado amplio y da para todo. Yo digo que la izquierda, tal como la conocimos, no da para nada. La Concertación es un proyecto que ha fallecido.

-¿Va a llevar lista propia en las municipalidades? ¿Cuál es su poder de negociación hoy, considerando que su padre no es senador y usted no es diputado?

-Estamos trabajando en eso. Mi poder de negociación es el mismo que el de marzo de 2009: la fuerza de mis convicciones, porque entonces marcaba cero en las encuestas.

ME-O un año después

-¿Está dispuesto a ir a primarias abiertas?

-Por supuesto, con todos los que compartan ciertas miradas, pero no estoy disponible para primarias con gente que no tiene compromisos éticos y  las convicciones mínimas que he pedido. La DC ha tenido una política de veto hacia la centroizquierda de la Concertación con una cierta campaña del terror. Vive en la fantasía del año 90', cuando era el partido más importante de Chile.

-¿Incluso compitiendo contra Michelle Bachelet?

-Claro. Pienso que a cualquier ex presidente le hacen bien las primarias. Yo creo en las primarias a ultranza. No considero que le haga bien a ningún líder político pretender ser proclamado por secretaría.

-En ese escenario, ¿no sería pactar su muerte política?

-Lo mismo dijeron en 2009: que estaba muerto. Y no me fue muy mal. No tengo temor.

-¿Si Bachelet se repostulara qué diría de su legado?

-Que la ex presidenta hizo cosas buenas, y que hay otras cosas que quedaron pendientes. Yo voté en contra de la Ley General de Educación. La prueba es que este gobierno está retomando una carrera pendiente. Aplicar la Ley Antiterrorista en el tema de los mapuches fue un tremendo error.

"En el gobierno hay una nueva derecha"

-¿Cuál es su evaluación del gobierno de Sebastián Piñera?

-Siendo un gobierno que no comparto, ha tenido anuncios sorprendentes. Ha sido eficiente donde la Concertación había demostrado ineficiencia y audaz donde la Concertación fue conservadora: eliminación del 7% de los jubilados, reforma de educación.

-¿Fue positivo que el presidente Piñera haya ido a Perú?

-Hay que felicitar al presidente por haber ido a Perú. Demostró que es un jefe de Estado al hacerlo en medio del conflicto en La Haya. Es un hombre valiente y audaz. Discrepo con la Concertación en su crítica de la imprudencia del presidente por tomar esa decisión.

-¿Qué acciones concretas destaca de esta administración?

-Destaco que haya expulsado a Miguel Otero por haber dicho cosas inaceptables. Valoro el tema del manejo de la crisis de los mapuches, aunque espero que el presidente cumpla con su palabra. Su política exterior ha sido interesante: lo que hizo en Perú y en Unasur. Ha tenido un buen manejo respecto de la crisis en Ecuador: fue buena señal el que se haya presentado. Tampoco puedo negar que fue positivo el que se haya hecho parte en el tema de José Tohá. Fue eficiente en el ítem minero.

-La eficiencia en el caso de los mineros fue clave. ¿Cómo se hubiera vivido en el gobierno de Michelle Bachelet?

-El gobierno fue eficiente hasta que rescataron a los mineros. Hace mucho rato la Concertación había dado un espectáculo lamentable de cuoteo. Respecto a los mineros, creo que habría sido una coalición donde el tema de la eficiencia, a costa del cuoteo, se habría perdido.

-¿Qué opinión tiene de la nueva derecha hinzpeteriana?

-El concepto está incompleto. Hay una nueva derecha en el gobierno, pero no en las bancadas. En el Parlamento está la antigua derecha. Piñera no habría hecho nada si hubiera dependido de los parlamentarios de derecha. Éstos han tenido, lamentablemente, el mismo comportamiento que varios parlamentarios de la Concertación: han aceptado las decisiones de Piñera a contrapelo.

-¿Considera que la nueva derecha tiene contenido, como en su momento fue el MAPU en rechazo de la DC?

-Es un enigma, pero creo que hay ministros que quieren encarnar una nueva derecha. Hay algunos de ese mundo que se avergüenzan de la derecha conservadora, y quieren construir un nuevo relato. Piñera en algunas temáticas se acerca a la nueva derecha. En lo valórico, sigue siendo de la antigua.

-¿Usted es amigo del ministro Hinzpeter?

-Sí. Somos muy amigos desde 2005, cuando lo invité a dirigir una fundación que proponía estudiar el comportamiento de las audiencias frente a los canales de televisión. Desde entonces, a pesar de nuestras diferencias políticas, hemos conservado una amistad, pero este año nos hemos visto poco.

Relacionados