Por Michelle Chapochnick Enero 23, 2010

© Nicolás Abalo

Eran cerca de las 20:30 del domingo 17 de enero. Más de dos horas antes se habían conocido los primeros cómputos. Sebastián Piñera y Eduardo Frei se encontraban arriba de un improvisado escenario en el Hotel Crowne Plaza, listos para saludarse. Sus familias estaban junto a ellos. Entonces, la hija mayor del ex senador RN, Magdalena, se dirigió al nuevo presidente electo: "Papá, tú tienes que ponerte a la derecha". Y éste sin dudarlo lo hizo.

A quienes conocen a los Piñera-Morel o han trabajado con ellos, no les sorprendió. "Mane" -como le dicen sus cercanos- es sindicada como la mujer fuerte detrás de Sebastián Piñera. "Es muy parecida a él, pero sobre todo es la persona en que más confía y más escucha", coinciden cercanos al mandatario electo.

Hoy, la historiadora de 34 años, que lleva el nombre en recuerdo de su abuela materna -otra mujer fuerte en la vida del ex senador- es parte del reducido comité estratégico que asesora al empresario. Pero su cercanía viene de antes y se extiende a otros espacios: su oficina está en el exclusivo piso 18 de Apoquindo 3000 y tuvo importantes funciones en la campaña como coordinadora de los grupos Tantauco, encargada de la página web y organizadora de actos, como el Arenazo.

-Se ha hablado mucho de que esta campaña fue más profesional que la del 2005, ¿en qué se notó?

-La campaña del 2005 fue superimprovisada. Mi papá fue a un consejo general donde iba a ser candidato a senador y de repente salió como candidato a presidente. Fue una locura. Se armaron los equipos rápido, fueron siete meses de campaña y se lograron grandes cosas, pero no hubo ni el tiempo ni los equipos para hacer algo más. Esta vez todos tenían el sueño y la convicción de que Sebastián Piñera iba a ganar.

-¿Cuáles fueron los momentos más difíciles de la campaña: el caso Fasa, la polémica por el Banco de Talca, la filtración del mail de Patricio Navia?

-Los que me menciona. Hubo momentos más fuertes que otros, más dolorosos que otros, pero nunca existió la angustia de que no se fueran a solucionar. Había un colchón muy grande. Hubo un error en la filtración del mail, pero como se habían hecho tan bien otras cosas, esos errores se podían explicar sin perder credibilidad ni apoyo.

-¿Cuál fue el rol de los hermanos Piñera-Morel en esta campaña?

-Siempre hemos sido una familia superunida. Cada uno libremente se fue sumando a la campaña, aportando. Cada uno buscó su nicho.

-En términos personales y familiares, ¿qué costos tuvo?

-Mis costos personales son mis tres hijos a quienes menos vi. Mi papá bajó de peso, a veces estaba cansado, quería dormir una siesta y no podía, le faltaba tiempo para todo, cansancio, estrés. Pero lo vi siempre tan feliz que no me daba pena..

Una relación a la italiana

-¿Cómo es la relación cotidiana con su padre?

-Yo trato de trabajar como toda la gente que está en la campaña, tal como si él fuera mi jefe. Obviamente se mezclan los roles. De una reunión partimos a almorzar a su casa, estamos mucho tiempo juntos. Pero siempre hemos tenido una relación cercana, no sólo ahora que trabajamos juntos. Le cuento todo, no tengo secretos con él. O muy pocos. También nos enojamos, nos peleamos, somos bien italianos. Pero no creo que me escuche más, no tengo una influencia especial sobre él. Mi papá escucha a todo el mundo, tiene muchos consejeros, algunos muy buenos.

-Pero quienes los conocen dicen que a usted le pone más atención...

-Eso es un mito.

-Esos cercanos dicen que su padre le hizo caso cuando estaba revisando los 75 compromisos de gobierno...

-Si uno le hace comentarios en forma ordenada y con argumentos, él siempre escucha. Pero los comentarios desordenados de pasillo, no. A mi papá le gusta el trabajo ordenado, no que le digas las cosas salpicadas. Yo lo veía en las actividades de campaña. Si uno le decía: "Oye, veamos la reunión con adultos mayores" y después agregaba: "Y la de los deportistas", él precisaba: "No, veamos todas las actividades del día juntas". Cuando uno trabaja con él, tiene que llevar papel y lápiz y una copia del documento de trabajo para él y otra para todos los demás. Para eso sí que es bueno mi papá: para tomar decisiones.

"Esto le cambió radicalmente la vida a mi papá y a mi mamá. Trabajarán 24 horas al día, los siete días de la semana. Pero es algo que ellos así lo quisieron. A nosotros no creo que nos cambie la vida mucho. Efectivamente mi papá hoy es presidente, pero desde que tengo 13 años, él es una persona pública. Siempre he sido la hija de Piñera, no creo que eso cambie mucho".

-Cuándo se trata de temas personales, ¿también es así?

-Bueno sí, él es muy ordenado, no se le va ni una. Es impresionante.

-¿No ha sido complicado para usted y sus hermanos tener un padre con fama de inteligente?

-Nos educaron en libertad. Cada uno tiene sus talentos. Unos son más simpáticos, otros más inteligentes y no tenemos problemas de autoestima.

-¿Cuáles son sus talentos?

-Yo creo que a mí me gusta trabajar, he aprendido el trabajo metódico.

-¿Lo aprendió de él?

-Más que nada he aprendido el sistema de trabajo: hacer las cosas, cumplir, que no queden en el tintero. Y si no lo puedes hacer, traspasarlas a alguien. Me pasa con las clases: las tengo armadas y soy bien estructurada de cabeza.

-¿Está de acuerdo con que es la más parecida a su padre?

-Tengo cosas de mi papá y de mi mamá. Quizás nos parecemos con él en que somos más desordenados, más pililos. Trato de peinarme y me desordeno. Mi papá es igual, por ejemplo, en eso de la ropa grande. Me tocó ver lo del protocolo y dije que no era para mí. La gente dice que soy pesada, pero yo digo las cosas de frente, a veces me cuesta filtrar, no soy protocolar en ningún tipo de relación. Mi papá también es así: va directo al grano, le gustan las cosas eficientes, rápidas.

-¿Y qué dice el protocolo: cómo se debe dirigir a él?

-Por protocolo, en público le tengo que decir presidente. Me enviaron un dossier con el protocolo. Eso no es para mí.

Un domingo para no olvidar

-¿En qué momento del domingo supo que Sebastián Piñera había ganado?

-Cuando empezaron los cómputos. Partí al comando como a las cinco de la tarde: ya no daba más de nervios. Me hablaban de posibles resultados y yo decía: "No, sólo quiero escuchar el (cómputo) oficial". Y la verdad es que cuando escuché al subsecretario del Interior fue una emoción muy fuerte. Además, uno carga con muchas tensiones, porque viene trabajando desde hace mucho tiempo. Cuando subimos al escenario y mi papá dio el discurso, eso fue lo más emocionante del día. Se juntaron más de 20 mil personas: lo encontré impresionante, porque no fueron a ver a una estrella del rock o a Madonna. Ellos tenían puestas sus esperanzas en que ese hombre que estaba ahí, Sebastián Piñera, les iba a cambiar la vida para mejor. Fue muy potente, muy fuerte.

-¿Cuándo y cómo se enteró su padre que era el próximo presidente?

-Entiendo que lo llamó el ministro del Interior.

-¿Cómo se sintió entonces?

-Estaba impresionado, pero no tenía mucho tiempo. Había que leer el discurso, responder los llamados, coordinar la comunicación con la presidenta Bachelet, que venía don Eduardo (Frei). Desde que supo hasta que terminó la noche fue una jornada repleta de cosas. Cuando se acostó en la noche, ahí debieron bajar el ritmo…

-¿Qué le comentó ese día?

-Que estaba contento, pero que tenía que seguir trabajando. Que esto recién empezaba y que había que ponerlo todo.

"Si mi papá me lo pide y si se puede, me gustaría acompañarlo"

Frei y Pinochet

-¿Qué le pareció la actitud de Eduardo Frei ese domingo?

-De una de persona noble. Muy grande.

-¿Esperaba eso de él?

-Tengo la mejor impresión de Eduardo Frei y de Martita. Se han dedicado al servicio público en forma honesta. Que Sebastián Piñera era mejor candidato y tenía mejores virtudes para ser presidente, está bien; pero no me esperaba menos de Eduardo Frei. No fue así la campaña pasada, cuando mi papá fue a saludar (a Michelle Bachelet). Fueron muy fríos, más distantes, más pesados, no como ahora.

-¿Ese día, qué sintió cuando algunos adherentes de su padre celebraron con fotos e imágenes de Pinochet?

-No las vi. No siento que se asocie a mi papá con Pinochet. Él votó por el No. Yo en ese tiempo no voté, pero participaba en las caravanas del No. Por el único candidato de este sector que he votado ha sido por mi papá. No vengo del mundo de Pinochet, ni de la derecha, ni tampoco me identifica. La Concertación hizo una tremenda labor, partiendo por recuperar la democracia en paz y con crecimiento económico. Pero obviamente perdieron el rumbo, empezaron los cuoteos políticos y los operadores. Por eso es buena la alternancia: para que llegue gente joven, nueva, con entusiasmo, que quiera dedicar los mejores años de su vida a servir a Chile.

-¿No le molestaría que la Concertación volviera en cuatro años más?

-No si los chilenos quieren que vuelva. Pero creo que Sebastián Piñera hará un gran gobierno y que existirá alguien bueno que lo suceda. Esto no quiere decir que sea bueno que la Coalición por el Cambio se quede 20 años en el poder, que se eternice.

La hija del Presidente

-¿Y qué siente ahora que es la hija del presidente?

-Me da lo mismo. Además, llevamos sólo dos días...

-Pero ya hay algunos cambios en su vida, como por ejemplo la seguridad.

-El domingo me di cuenta de que mi papá llegó al hotel con cuatro escoltas y salió como con 500... El lunes entramos como todos los días a la oficina, pero cuando salimos estaba lleno de carabineros. Esto le cambió radicalmente la vida a mi papá y a mi mamá. Además, tendrán mucho menos tiempo para su vida personal, para la familia. Trabajarán 24 horas al día, los siete días de la semana. Pero es algo que ellos así lo quisieron. A nosotros no creo que nos cambie mucho la vida. Efectivamente mi papá hoy es presidente, pero desde que tengo 13 años, él es una persona pública. Siempre he sido la hija de Piñera, no creo que eso cambie mucho más. El siempre ha estado en la primera línea. Alguna gente tiene un prejuicio, otra se te acerca con más facilidad, pero estoy orgullosa de ser su hija.

"No siento que se asocie a mi papá con Pinochet. Él votó por el No. Yo en ese tiempo no voté, pero participaba en las caravanas del No. Por el único candidato de este sector que he votado ha sido por mi papá. No vengo del mundo de Pinochet, ni de la derecha, ni tampoco me identifica".

-Su hijo mayor, León, por ejemplo, ya es una persona conocida. ¿Cómo piensa manejar el tema de la sobrexposición de sus hijos?

-Les vamos a bajar el ritmo a los nietos. Pero soy de la idea que uno tiene que vivir con lo que le tocó  más que esconder una realidad. Aparte de que se desenvuelven harto bien.

Gobierno sin paridad

-¿Cómo le gustaría que fuera el gobierno de Sebastián Piñera?

-Con un sello popular. De hecho, en vez de festejar con los partidos políticos, el lunes celebró con un desayuno popular en Puente Alto.

-Se ha hablado mucho de un gobierno de unidad, ¿qué parte de la Concertación le gustaría ver junto a su padre?

-A mí lo único que me gustaría ver es a personas que tengan la firme voluntad de trabajar por la gente más humilde y por la clase media. Eso de poner mitad mujeres, mitad hombres, de tal edad... si son todos hombres viejos o son todas mujeres jóvenes, me da lo mismo.

-En relación a la polémica por el documento Acuerdo de una Vida en Común -que propuso regular las uniones de hecho, incluidas las de los homosexuales- y la inclusión de la pareja gay en la franja, ¿tendrán que demostrar que no sólo fue un eslogan de campaña?

-La gente votó por Sebastián Piñera porque él es libre. No le va a pedir a nadie carné de militancia ni origen, sólo que quieran trabajar. Mi papá siempre ha sido respetuoso, nunca ha tenido problemas con los homosexuales, él trata a todas las personas por igual.

"La gente dice que soy pesada, pero yo digo las cosas de frente, a veces me cuesta filtrar, no soy protocolar en ningún tipo de relación. Mi papá también es así: va directo al grano, le gustan las cosas eficientes, rápidas".

- ¿Y usted trabajará en el gobierno?

-No sé lo que haré, cada día tiene su afán. Yo estuve concentrada en esto hasta el domingo. Recién el lunes en la noche pude hablar con mi marido para ver qué haremos. A mí me gusta mucho el servicio público, trabajé en el Ministerio de Educación, soy profesora. Si mi papá me lo pide y si se puede, me gustaría acompañarlo, pero no con el ritmo que trabajé ahora.

-¿Le gustaría seguir en la política?

-No sé. Me lo han preguntado harto, me gusta, pero creo que es demasiado intensa.

-¿A algunos de sus hermanos los ve en esa línea?

-No, no los veo.

Relacionados