Por Claudia Farfán M. Diciembre 5, 2009

© Nicolás Abalo

Max Marambio entra apurado a su oficina, amplia y luminosa, situada en el piso 16 del Hotel Marriott. Ahí está el centro de operaciones del holding International Network Group (ING), grupo de empresas que él dirige. La escena no es una excepción en la vida reciente del jefe político de la campaña presidencial de ME-O, pues su nuevo rol ocupa gran parte de su tiempo. Hoy está presente en todas las decisiones que se adoptan allí, lo que queda en evidencia en los múltiples llamados que recibe en el Hotel Marriott. Se dice que su opinión ha sido determinante para no negociar con Eduardo Frei.

En esta entrevista, Marambio habla sobre la campaña de ME-O, sobre sus rivales, se explaya sobre la elite chilena y también se refiere a Cuba y a Chávez.

-¿Es usted el mentor de Marco Enríquez-Ominami?

-Eso es un  cumplido que no se corresponde con la realidad.

-Algunos piensan que usted sería para el diputado lo que fue el senador Camilo Escalona para la presidenta Bachelet.

-No soy el mentor de Marco. Soy una persona que lo ayuda y apoya. Y que, por sobre todo, lo quiere mucho. No tengo agenda propia en esta elección y pienso volver a mis ocupaciones propias después de que él sea investido presidente.

-¿Usted está sentado a la izquierda en la mesa de ME-O?

- No importa cómo nos sentamos, sino cómo nos paramos.

-Tengo entendido que usted conoce a ME-O no desde hace mucho, pese a la historia política que los une ¿por qué no se había acercado antes?

-Yo conozco a Marco de toda la vida, aunque nos encontramos recién hace unos años. Lo que sucede es que ambos vivimos mucho tiempo  fuera de Chile. Pero el día en que nos encontramos, nos sentimos como amigos de siempre. Son circunstancias que se dan naturalmente y uno no sabe cómo explicarlas, pero tienen base en la historia también, porque yo era amigo de Miguel, su padre. Marco se parece mucho a él físicamente.

-Se dice que usted fue uno de los más convencidos de impulsar su candidatura presidencial.

-Creí desde un principio en su proyecto, en su capacidad de llevarlo a cabo, en su decisión y en su convicción. He aprendido mucho de él, de su forma de ver la vida y nuestro  vínculo, y lo digo con humildad, proviene de una historia y de una cultura común que compartimos. Al final del año pasado me contó de sus aspiraciones de ser candidato a la Presidencia. Y me explicó su intento de tratar de mejorar Chile. Le duele el clasismo de nuestro país y se escandaliza con la pobreza y desigualdad que aún persiste o porque la gente vive segregada en barrios.

-Pero él vive en La Dehesa.

-No, él vive en Lo Barnechea.

-¿Hay mucha diferencia?

-No es más ni menos importante, sólo es para ser exacto... Bueno, entonces me pareció estupenda la inquietud que me planteaba Marco y le respondí Ok. Un día me dijo: "ayúdame a concretar esta historia". Hablé con mi mujer y me embarqué en cuerpo y alma. No tengo jefe desde hace 30 años, me he movido a mi propio ritmo. Ha sido una experiencia notable haberlo acompañado en esta campaña y tener jefe después de tanto tiempo.

-También le ha brindado apoyo económico.

-Por cierto, he colaborado con la campaña en la medida que la ley lo permite. Pero ésa ha sido la menor de las contribuciones. La más valiosa para mí es mi propio tiempo: a esto le dedico más tiempo del que le he dedicado a cualquier otra cosa en muchos años.

-Sin el apoyo económico que ha recibido ME-O ¿habría despegado en las encuestas?

-Los recursos económicos, que son muy importantes en cualquier candidatura, han sido muy difíciles de obtener y son claramente insuficientes. Si usted mira a su alrededor no es  fácil que encuentre un cartel, un afiche o una gigantografía de Marco. Por eso sentimos que sus logros son una proeza sin precedentes.

Fontaine y Pascal

-¿Hoy se define como un socialdemócrata?

-No, soy de izquierda progresista.

-Es un hecho curioso, por decir lo menos, que un candidato que es de izquierda, como ME-O, tenga tantos votos de la derecha…

-Es un fenómeno que tiene que ver con la forma cómo está cambiando la sociedad. Insisto: la lógica de la guerra fría ya no cabe en este país. La presidenta Bachelet tiene 80% de respaldo y no hay 80% de gente de izquierda en Chile. El apoyo a  la presidenta tiene un componente de personas de la centroderecha, al igual que una parte de la adhesión que recibe  Marco.

-Pero es curioso ver sentados en una misma mesa a Andrés Pascal Allende con Paul Fontaine, por ejemplo.

-Concedo que puede parecer extraño. Pero yo creo que todos; tenemos absolutamente claro cuál es el ethos de la candidatura. En todo caso, ellos no son los más representativos del grueso de los adherentes de Marco.

-Son dos figuras relevantes…

-Son como los polos.

"Lo que no haremos es negociar"

No a la negociación

-¿Reconoce ser uno de los más duros "halcones", tal como se ha denominado a quienes en el comando del candidato se oponen a la posibilidad de llamar a votar por Frei?

-Ésa es una construcción de los medios. Nosotros hemos conversado en forma permanente con todas las fuerzas políticas y sociales. Lo que no hemos hecho y tampoco haremos es negociar con nadie. En ese plano tenemos total coincidencia en el comité político y dentro del comando en general.

-¿No existe la división entre "halcones" y "palomas"?

-Lo que ha habido son criterios, que ni siquiera hemos discutido, sino ejecutado de manera distinta, sobre la oportunidad en que se dan algunas conversaciones. Lo único que no queremos es que la gente piense que nuestra candidatura está negociando algo a sus espaldas.

-¿Votaría por Frei?

-Mi voto es para Enríquez-Ominami en primera, segunda y tercera vuelta. Por tanto, la disyuntiva no existe.

-Independiente de los resultados de la elección presidencial, ¿cómo piensa que se debería proyectar el potencial político de ME-O en el futuro?.

-Eso está expresado en la decisión de crear un referente político: Nueva Mayoría Copihue. Que más allá de la elección empodere el amplio movimiento que ha convertido a Marco en el candidato más competitivo contra Piñera y, que ya electo presidente, ayude a dar sustento y gobernabilidad a ese esfuerzo.

- ¿Está previsto incluir a sectores de derecha?

-Se trata de una plataforma amplia, que recoge a toda la izquierda progresista y a sectores de centro. Pero si alguien desde otro sector se siente convocado por nuestro programa, también será bienvenido.

- ¿Esto es una señal de que no habrá un acercamiento con la Concertación?

-Lo que reafirma es que hay un camino propio. Refuerza la idea de que no hay retorno en tratar de enmendar lo que fue la Concertación.

-La falta de gobernabilidad es una de las críticas más importantes a la candidatura de ME-O.

-Siempre hemos dicho que la gobernabilidad es un problema de liderazgo, no un asunto de cuoteo. Hay una confusión tremenda, inducida por la clase política, de creer que la gobernabilidad sólo está dada cuando tienes un sistema de captura del gobierno como botín, para lo cual necesitas siervos y vasallos.  Marco ha dicho que gobernará con los más capaces y ellos están en distintos sectores. Por ejemplo, nos gustaría trabajar con los Océanos Azules. Nuestro programa es muy similar al de ellos.

-¿Ha habido conversaciones entre el equipo del diputado y Océanos Azules?

-Sí, ha habido contactos informales, pero no para negociar nada, sino que para intercambiar opiniones frente a los programas.

ME-O vs Arrate

-Usted ha dicho que no le gustaría ver ganar esta elección a Sebastián Piñera, ¿por qué no acoger el llamado que hizo Jorge Arrate para crear un frente antiderecha?

-Por supuesto que nos gusta la idea de ganarle a Piñera. Y lo haremos con una campaña propositiva, no basada en descalificaciones. Y hacemos y haremos una campaña beligerante, pero limpia.  No nos gusta el sector que apoya a Piñera, pero tampoco creemos que estemos abocados al cielo o el infierno dependiendo de qué candidato gane, incluyendo el nuestro. El mismo Arrate dijo en Tolerancia Cero: "El triunfo de Piñera no sería el fin del mundo". Sin embargo, creemos que Piñera sería un retroceso y Marco es el único que puede derrotarlo según todas las encuestas.

-¿No ve grandes diferencias entre Eduardo Frei y Sebastián Piñera?

-No hay grandes diferencias que justifiquen satanizar a alguno. Por supuesto que no me gustaría despertarme todas las mañanas mirando en los medios a quienes apoyaron a Pinochet, pero creo que los problemas de fondo, como es la lógica democrática del país, no está puesta en cuestión.

-¿No cree que el sello de protección social de este gobierno quede truncado con la llegada de Sebastián Piñera al poder?

-Pienso que será muy difícil que se dé marcha atrás. La sociedad chilena no lo permitiría. Pero la hipótesis no vale la pena, porque le ganaremos a Piñera.

-En una entrevista de Qué Pasa, Andrés Pascal dijo que el heredero político de Salvador Allende era Marco Enríquez-Ominami, ¿Comparte esa visión?

-Lo diría así: Marco representa hoy la pretensión de cambiar la sociedad: de un país de privilegios a un país de oportunidades. Marco es el heredero de esa mirada, que tiene la misma ética, un hombre que se atreve, un hombre valiente, que estuvo dispuesto a darlo todo tras un objetivo, a su modo, de mejorar la sociedad, salvando el contexto histórico, que es totalmente distinto hoy.

-Pero todos los candidatos aspiran a mejorar la sociedad. ¿Cuál es la singularidad de ME-O?

-La diferencia es que los otros candidatos no están exentos de los modos de la vieja política. Piñera, por ejemplo, aún mantiene su actividad ligada a los negocios y ha mostrado falta de decisión para dejarlos por el servicio público. Frei empieza con una historia de acoger a los golpistas, donando dinero para "reconstruir el país". Más tarde, trae a Pinochet de vuelta, burlando la justicia internacional. El suyo fue un gobierno de luces y sombras. Y ya tuvo su oportunidad. En cuanto a Arrate, participó de eso durante muchos años. Fue ministro, embajador y candidato. Fue electo concejal y renunció en el acto. Entonces, es gente que viene de una lógica del pasado. Marco representa una bocanada de aire fresco.

-¿Qué propuesta de Jorge Arrate es tan rupturista según usted?

-Este país necesita cambios. Sin embargo, no requiere cuestionarlo todo para hacer las reformas  que le permitan ser un país moderno. Podemos lograr un país donde la pobreza no sea una obscenidad, sin alterar la institucionalidad.

"Lo que no haremos es negociar"

Hijo de un clan

-El ex presidente Patricio Aylwin dijo que la candidatura presidencial del diputado es pretenciosa, entre otras razones porque aspira a llegar al poder desde lo alto. ¿Qué le parece esa observación del ex mandatario?

-(Largo silencio) Es un error y una expresión desafortunada. No quiero ser exagerado, pero te podría nombrar 20 pensadores -los cuales forjaron nuestra civilización- cuyas ideas fueron originadas antes de que cumplieran 40 años de edad. Empezando por el fundador de la civilización cristiana que fue Jesucristo: tenía 33 años. Todos los padres de la patria en América Latina hicieron lo más importante en su vida antes de cumplir los 40.

-Hay quienes piensan que si ME-O no fuese hijo biológico de Miguel Enríquez y adoptivo del senador Carlos Ominami, no estaría en el lugar en el que se encuentra.

-Difícil saberlo a ciencia cierta. Pero podría ser, por qué no. Ahora, le voy a decir algo. Hasta su nominación como candidato a diputado, sin duda hubo algo de eso. Si él no hubiese sido hijo adoptivo de Carlos Ominami, en el PS no lo habrían nombrado candidato a diputado. Sin embargo, su elección en una zona donde por décadas no hubo diputado socialista y esta candidatura presidencial no tiene nada que ver con ser hijo de alguien en particular. Marco está ahí por su propia decisión, por su valentía.

-En su discurso político, el candidato hace una mención frecuente de su parentesco con ellos y con su familia materna, los Gumucio. ¿Es una herramienta de campaña?

-Es una manera de presentarse. No creo que sea un recurso de campaña. Marco siempre ha hecho gala de su transparencia. De hecho, él dice: "Yo me hago cargo de todo lo que soy". No es él quien se encarga de ventilar esas cosas, sino la gente que quiere encontrar en su pasado las razones para poder denostarlo. Es una forma de asumir, porque no para todo el mundo ser hijo de Miguel Enríquez es un atributo, como tampoco lo es para otros ser nieto de Rafael Agustín Gumucio.

Nunca he visto a Fidel como un dictador, siempre lo he visto como el líder de un pueblo que lo ha puesto ahí por la voluntad de sus ciudadanos. La revolución cubana no se impuso con un ejército de afuera sino con una lucha tenaz del pueblo cubano.

-¿Ve usted algo malo en ser parte de una elite política?

-Las personas somos lo que somos. Si Marco es parte de una elite, me gusta que lo sea de una elite de luchadores sociales. Sin embargo, él se ha construido a sí mismo y la gente lo valora por eso. No creo que la gente lo valore sólo por sus ancestros. Ser considerado por todas las encuestas como el candidato más creíble y honesto, me parece muy valioso. Marco está en la cúspide de los mejores atributos. Ésa es la elite que me gusta.

Hablando de elites

-Felipe Lamarca dice en su libro que la conexión entre elite política y económica mantiene de alguna forma el statu quo de la sociedad chilena. Por ejemplo, el de las desigualdades sociales

-Coincido con Lamarca, y admiro el valor que ha tenido para emitir juicios que han sido privativos del mundo progresista. Sí, creo que las elites económicas generan en Chile a las elites políticas conservadoras. Se ha ido creando una especie de correspondencia entre base y superestructura en un mundo que está férreamente entrelazado. Sobre todo, en el sector de la derecha tradicional. Es obvio que nos estamos refiriendo a ellos, porque en los directorios de las grandes empresas y corporaciones hay muy poca gente del mundo progresista. Y es evidente que los miembros de la elite que detentan el poder económico, pertenecen a un mismo mundo: son Opus Dei o legionarios; son UDI o RN; y son empresarios de gran calibre.

-¿Le hace mal al país esto?

-Es una elite  conservadora que no está por el cambio.

-¿Por qué afirmó a The Clinic que algunos empresarios chilenos son clasistas?

-Dije que hay algunos empresarios clasistas. Algunos que miran con desdén, y consideran con menos derechos a las personas que no tienen el mismo estatus que ellos. Aunque hay que decir que hay gente así en cualquier parte y actividad.

-¿Por su condición de empresario, se siente parte de la élite económica chilena?

-Soy parte de los privilegiados de Chile, aunque la envergadura de mis negocios no me califica para las grandes ligas. Sin embargo, soy mucho más liberal y progresista que la mayoría de los que están en este sector.

-¿Ha sentido discriminación por su historia personal?

-Algunas miradas críticas y severas he sentido. Gente que frunce la nariz, como si oliera azufre, prejuicios. Es parte de la división político- histórica que ha habido en nuestro país. Es así: yo pertenezco "al otro mundo", "al otro lado de la raya". Soy progresista y de izquierda, Aunque  tengo un montón de amigos que políticamente  son distintos a mí. Por fortuna, no tengo en este minuto de mi vida una posición maniquea frente a la sociedad. Eso sí: es un cambio que dan los años.

-¿Ya no piensa en términos de izquierda y de derecha para escoger a sus amigos?

-Hoy no es mi primera referencia de las personas. Antes, era importante porque éramos maniqueos y teníamos demasiadas certezas, era una etapa bastante estéril. Era la lógica de la guerra fría, y en algún momento de nuestras vidas esa distinción significó la vida o la muerte.

"Lo que no haremos es negociar"

De Fidel a Chávez

-Paul Fontaine reveló que usted le ha confesado que es partidario de realizar elecciones libres en Cuba. ¿Es eso efectivo?

-Mi pensamiento es público y no requiere de confesiones. A mí me parece que Cuba es producto de lo que ha podido, no de lo que ha querido ser. Un país asediado sin tregua por Estados Unidos y con la complicidad, por muchos años, de varios países del mundo. Tanto que todavía existe un bloqueo feroz hasta hoy. Eso hace que Cuba sea una democracia imperfecta, ¿verdad? Bajo esas circunstancias, no es posible valorar las cosas con el rasero común mientras no se normalice la forma de relación con Estados Unidos y el mundo. En el momento en que haya un trato justo con Cuba, ahí podemos hablar de qué elecciones se trata o de cualquier otra cosa.

-¿Ha sentido discriminación por su historia personal? -Algunas miradas críticas y severas he sentido. Gente que frunce la nariz, como si oliera azufre, prejuicios. Es parte de la división político-histórica que ha habido en nuestro país.

-¿Le afecta que traten de dictador a Fidel Castro?

-Nunca he visto a Fidel como un dictador, siempre lo he visto como el líder de un  pueblo que lo ha puesto ahí por la voluntad de sus ciudadanos. La revolución cubana no se impuso con un ejército de afuera sino con una lucha tenaz del pueblo cubano.

-Y en el caso de Fidel Castro, ¿le ha dicho cómo ve la candidatura por la que usted está trabajando? ¿Ha tenido oportunidad de conversar con él sobre esto?

-No. Hace mucho rato que no hablo de política con Fidel.

-¿Y cómo lo ha visto a él?

-Muy lúcido, activo intelectualmente y muy preocupado por los problemas del medio ambiente. Yo diría que es una de sus preocupaciones principales.

-¿Sigue siendo el hombre fuerte en las sombras?

-Como se sabe, Fidel está retirado, por razones de salud, desde hace más de dos años. Aunque él es un factor moral para mucha gente. Un hombre muy influyente desde el punto de vista moral y ético.

-¿Considera a Hugo Chávez un presidente demócrata?

-Si uno se atiene a los hechos, como dijo el ex presidente Lagos, Chávez ha participado en nueve elecciones observadas por organismos internacionales, sin cuestionamientos. Otra cosa es que el presidente Chávez  de repente aparece en actos de los que uno puede discrepar. O se manifiesta en cuestiones que uno no está de acuerdo. Pero eso no lo convierte en un dictador. Y eso pasa en Venezuela, no en Chile.

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