Por Claudia Farfán M. Agosto 5, 2009

© Mabel Maldonado

A Magdalena Piñera no le agrada aparecer en público, sin embargo la tarde del lunes 27 de julio hizo una excepción para acompañar a su padre en uno de los días más difíciles de su campaña presidencial. Junto a sus dos hermanos, Sebastián y Cristóbal, escoltaron al candidato de la Alianza frente a la prensa mientras él explicaba su participación en la quiebra del Banco de Talca. "No dudé un segundo en apoyarlo. Sé que está muy dolido",  expresa la hija mayor del empresario con la misma convicción que la ha hecho conocida como una de las mujeres fuertes de la familia Piñera y, en los últimos meses, como un puente seguro para llegar al abanderado.

Si bien ella fue la coordinadora de los grupos Tantauco y en la actualidad es la encargada de la página web de la campaña, su personalidad traspasa esos límites y se impone en la antigua casona ubicada en Apoquindo. Dicen, incluso, que pocos se atreven a discutir con Sebastián Piñera de la manera frontal como lo hace esta ex alumna del colegio Saint George.

Sentada en el café Starbucks de Luis Pasteur, cerca de donde vive con su marido y sus tres hijos, Magdalena luce un look sencillo mientras habla por primera vez de la intimidad de su familia y de lo dura que ha sido esta última campaña presidencial. De eso sabe bastante además, porque vivió casi seis meses en la residencia de sus padres, situada en San Damián, en espera de la remodelación de su casa en Vitacura.

-Se dice que usted es quien tiene el carácter más parecido a su padre.
-No, es mi hermana menor, Cecilia. Ellos son metódicos y tienen mucha voluntad. Si quieren algo, llueva o truene, lo conseguirán. Yo, en cambio, soy más desordenada y dispersa.

-¿Por qué él la llama "Gladys", en alusión a la fallecida dirigenta del PC?
-Es un apodo simpático, dicho en un contexto de afecto cuando alego. Sin embargo, también está expresado con un sentido de cariño hacia Gladys Marín, porque se tenían mutuo aprecio. Fue una gran mujer que luchó por sus ideales.

-¿Discute mucho con su padre?
-Peleamos por cosas familiares, pero nos amigamos. Hace unos meses le dijo a mi hijo León que le regalaría un disfraz de pirata. Pero se demoró en hacerlo. Entonces, un día le dije: ¡No le hagas más promesas que no cumplirás, porque después me vuelve loca a mí con el tema! Finalmente le regaló el disfraz (se ríe).

-¿En qué se diferencian?
-En que él tiene cuero de chancho y yo no. Mi papá no es rencoroso. A mí me cuesta dar vuelta la página.

El corazón de Piñera

La primera vez que Magdalena participó en política junto con su padre fue en 1989 a los 12 años lo acompañó en su campaña a senador por Santiago. Han pasado casi dos décadas, pero reconoce que aún no se acostumbra  a los ataques personales en contra del candidato. El último impacto lo sufrió tras la encuesta CEP de junio pasado, donde Piñera marcó un descenso en sus atributos personales como sinceridad y cercanía. Arturo Fontaine afirmó entonces que el dueño de LAN debía demostrar que además de inteligencia, tiene corazón.

-¿Le dolió esa opinión de Fontaine?
-Me afecta leer este tipo de comentarios. Sobre todo de personas que no lo conocen. Para muchos, Piñera  es un concepto, pero resulta que es mi papá. Acusarlo de no tener corazón es como decir: "Nunca me quiso a mí, ni a ninguno de mis hermanos". Tampoco te diré que es perfecto. A veces es pesado y discutimos. Es una persona común y corriente. Mi padre no es un extraterrestre. Lleva 35 años casado con la misma mujer, tiene 4 hijos y  4 nietos, el domingo almuerza, le da sueño y se va a acostar, nos invita a ver una película y  después nos dice que no porque le da lata. En fin.

-¿Qué  lo motiva a competir por la presidencia?
-La  plata no, pues la tiene y no ganará más en este cargo. Honestamente, mis padres podrían estar en Cancún o en el Sur de Chile disfrutando a los nietos, pero están comprometidos full en esto. Mientras viví en su casa me impresionaba su ritmo de trabajo. Llegaba en la noche agotado y al otro día se levantaba igual a las seis de la mañana.

-¿ A qué atribuye que su condición de empresario  se haya transformado en un  flanco de críticas?
-Ésa es una discusión de la élite. La mayoría de la gente reconoce que mi papá ha sido exitoso y aspira a ser como él. Es un plus que tiene como candidato, salvo si le preguntas a los Escalona. Bueno, hay gente más amargada que otra y uno no puede hacerse cargo de eso.

-¿En los negocios o en política no actúa con rudeza?
-Es cero rencoroso. Prefiere dar vuelta la página. Tú ves las peleas que ha tenido con Andrés Allamand o con Carlos Larraín, muchas de las cuales han sido públicas, y ahora ellos se han sumado a la campaña.

-¿Quiénes son los verdaderos amigos de Sebastián Piñera?
-La mayoría son del colegio. Como Fabio Valdés, que fue su compañero desde kínder. De hecho, sus hijos son como mis hermanos. Otros provienen de su época universitaria. A todos los une un fuerte lazo que perdura hasta hoy. Una persona que no tiene corazón difícilmente desarrolla amistades profundas… A mí me enternecía, por ejemplo, la relación que tenía mi padre con mi abuela que murió (Magdalena Echeñique). La llamaba o la pasaba a ver todos los días. De hecho, cuando ella falleció, mi papá sufrió harto. Lo vi mal. Ahora le ha tocado ser el pilar y de repente siento que quizás él no tiene a quien acudir, además de mi mamá, en quien se apoya mucho.

-¿Cómo definiría la relación de él con los hermanos Piñera-Echeñique?
-Aglutina. En su familia varios han llevado una vida solitaria. Ahí está Miguel, el "Polo" (Pablo Piñera) y también La Lupe (Guadalupe) y la Pichita (Magdalena), que están separadas. Las reuniones suelen ser en la casa de mis papás. Se juntan en los almuerzos familiares de los domingos, salen de vacaciones o realizan paseos.

-¿Con quién se lleva mejor su padre?
-Son bien achoclonados. Bueno, "la Pichita" trabaja con él, entonces lo ve más. Pero tiene buena onda con la Lupe, con Polo y Miguel. A este último lo reta bastante (se ríe).

-¿El vínculo con su hermano José es más distante y complejo como ha trascendido?
-Pepe vive en Estados Unidos, así es que se llaman por teléfono y cuando viaja a Chile se juntan.

"Mi padre no es un extraterrestre"

¿Hijos de...?

La hermana mayor de los Piñera-Morel tiene 32 años. Estudió Pedagogía en Historia en la Universidad Católica. Su profesión la eligió con libertad, dice, tal como los otros hijos del dueño de Chilevisión.

Cecilia, quien le sigue en edad, se tituló de médico. Sebastián, el tercero, lo hizo de ingeniero comercial. Cristóbal, el menor, optó por sicología.

-¿No hubo reclamos de parte de sus padres por no estudiar una carrera ligada a los negocios?
-Una de las cosas que le agradezco es que nos educaron sin ponernos restricciones en ese sentido. Sebastián tampoco eligió Ingeniería Comercial porque alguien se lo ordenara.

-¿Era importante para ustedes convertirse en personas autónomas?
-Sí. Tal vez eso viene del Colegio Saint George, donde estuvimos, porque compartimos la idea de que uno debe devolver la mano al entorno.

-Muchos podrían pensar que los hijos de Sebastián Piñera han crecido con poca noción  de la realidad...
-Hemos vivido como lo haría cualquier persona de situación acomodada en Chile. Como los hijos de los ministros y de los parlamentarios que estudian en colegios particulares. No somos niñitos que se hayan ido a viajar en yate durante tres meses no sé a dónde. ¡No fuimos criados como hijos de papá! Cuando empecé a trabajar dije: "Con mi primer sueldo me compraré una tele", porque sólo teníamos una en la casa que debíamos compartir los cuatro hermanos y era un desastre. Si yo quería ver la teleserie se armaban batallas campales con Cristóbal, quien tiene 10 años menos que yo: él insistía en ver los pokemones.

-¿Llevar su apellido le ha abierto o cerrado puertas?
-En temas laborales, quizás si mandas tu currículo a alguna parte se fijan si eres Piñera. No creo que se quede arriba del escritorio. Pero también me ha pasado lo contrario. Me acuerdo que intenté trabajar en un lugar e insistí hasta que resultó. Sin embargo,  no se atrevieron a contratarme porque, según supe después, pensaron que no sabrían cómo echarme si hacía mal mi pega.

-¿Diría que la familia Piñera-Morel ha llevado una vida normal?
-Como le digo, dentro de un mundo determinado, sí.

-¿Pero han tenido que alterar  la cotidianidad con protección especial?
-Nosotros, los hermanos, nunca hemos tenido seguridad. Hace muchos años pusieron carabineros en mi casa y me llevé uno de los grandes sustos de mi vida. Recuerdo que fui a una fiesta y cuando volví, como no tenía llave, me salté la reja. En el momento en que pisé el pasto, sentí que alguien, literalmente, me apuntó en la espalda. ¡Casi me morí!  Al darme vuelta me encontré con un carabinero a quien no conocía. Mi papá ha tenido seguridad pocas veces. Una de ellas fue en la anterior campaña presidencial. Pero lo siguen a él. ¡Si nos morimos allá nosotros! (se ríe).

-En agosto de 1992, estalló el escándalo político que destruyó la candidatura presidencial de su padre. ¿Cómo recuerda el Piñeragate?
-Yo estaba en el colegio. Recuerdo ver a mi papá y a mi mamá muy dolidos. Fue un momento súper duro. Pero ahí ves que mi padre no es rencoroso: Evelyn Matthei hoy es vocera de su campaña.

-¿Qué ha sido lo más difícil de ser hija de Sebastián Piñera?
-Haber pasado poco tiempo con él. A uno le baja la rebeldía y rabia en algún momento por lo ocupado que estaba. Los últimos cuatro años han sido muy intensos, pero él  ha tratado siempre de buscar espacios para compartir con nosotros.

"Me arrepiento de no haber votado por Lavín"

-Dicen que los hijos de Sebastián Piñera están a la izquierda de su padre desde el punto de vista político. ¿Es cierto?
-Yo voto por las personas. Efectivamente, en 1999, lo hice por Ricardo Lagos. Me gustaba mucho el lema "Crecer con igualdad".

-¿Fue un tema para Sebastián Piñera que su hija no votara por el candidato de la Alianza?
-No.

-¿Se arrepiente de haber dado su apoyo a Ricardo Lagos?
-Me arrepiento de no haber votado por Joaquín Lavín. Ahora tengo la mejor impresión de él, porque he podido conocerlo en la campaña. Tiene buenas intenciones y está dispuesto a cumplir una tarea donde crean que es más útil. Tal vez, le hubiese gustado más quedarse en el comando en lugar de ir a competir, pero ahí está. Del gobierno de Lagos me desilusioné profundamente, entre otras razones porque no cumplieron con su promesa de derrotar la pobreza y también me decepcionó la manera en que enfrentaron la corrupción.

-¿Le sorprendió esta lealtad de Lavín hacia su padre considerando que él lo desplazó de la carrera presidencial en 2005?
(silencio) Bueno, Joaquín Lavín se jugó entero por la  opción de mi padre en la segunda vuelta presidencial de ese año.

-Evelyn Matthei ha dicho que la UDI no está trabajando en la campaña presidencial de Sebastián Piñera.
-Creo que están más unidos que nunca detrás de la candidatura de mi padre.

-¿Qué visión tiene de Michelle Bachelet?
-Ha sido una gran presidenta. Es muy carismática y encantadora.

-¿Le preocupa que su popularidad beneficie a Frei?
-No creo que eso suceda. Recordemos que durante sus dos primeros años de gobierno él la criticó mucho y es raro que ahora se suba al carro de la victoria. Además, él fue  presidente y la gente percibe que ya tuvo su oportunidad. En tercer lugar, y lo más importante, es que la opción de mi papá representa la buena gestión que se requiere para hacer las cosas bien.

-¿Le da opiniones de índole político a su padre?
-A veces sí. ¡Imagínate!: viví en su casa durante casi seis meses. Él me preguntaba sobre diversos temas, como por ejemplo qué visión tenía de la píldora del día después. Ahora, siempre converso con él en el contexto de un almuerzo de domingo o en reuniones familiares, tal como lo harían mis otros hermanos. No soy su "asesora". Para eso tiene a gente muy preparada.

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