Por José Manuel Simián Julio 10, 2013

Lake Top, Nueva Zelanda, es uno de esos pueblos pequeños y remotos donde muchos han elegido vivir para no tener que lidiar con su pasado. Es, también, uno de esos lugares donde todos se conocen mucho más de lo necesario. Ahí regresa tras muchos años la detective Robin Griffin (Elisabeth Moss, célebre por su rol de Peggy Olson en Mad Men) para visitar a su madre, pero termina involucrándose en un caso estremecedor: la desaparición de una niña de 12 años que estaba embarazada. Y para resolver el enigma, además de vérselas con el malo del pueblo, Matt Mitcham (un magnífico Peter Mullan), Griffin tendrá que cerrar sus propias heridas. Hasta ahí, Top of the Lake sería sólo otra historia policial de frontera. Pero lo que hace que esta miniserie de siete capítulos creada por Jane Campion (La lección de piano) sea una obra maestra de la televisión es cómo, lentamente, los lagos y los cerros comienzan a fundirse con los paisajes interiores de sus protagonistas. Cómo nos obliga a reconocer que el horror no es sino otra expresión de la naturaleza que todos compartimos.

“Top of the Lake”: disponible en Netflix.

 

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