Por Marisol García Abril 28, 2015

Un cierto estereotipo sigue asociando el género de la chanson a las formas que lo definieron en los años sesenta, cuando la poesía y el carisma de sus cultores podían sostener la explosión de aquella música histriónica en puro piano o guitarra, por ejemplo. No es el caso actual. Dominique A, cantautor distinguido y perseverante desde los años noventa (van ya once álbumes), enriquece en estudio canciones concebidas sobre guitarra, con la máxima ambición que es posible más allá del rock y más acá de una orquestación sinfónica. En Éléor, su nuevo disco, queda claro que ese afán de grandeza busca antes un cierto clima -tenso, adulto, romántico; oscuro, a veces- que el puro despliegue de recursos o crescendos porque sí. El nativo de Provins, también autor de libros, urde esta vez historias en parajes geográficos lejanos (el nombre del disco alude a una minúscula isla danesa de doce habitantes), y se permite fantasear como el estupendo narrador sintético que siempre ha sido. Comentaba en una entrevista reciente que el sonido del pop actual lo agrede: “Las agujas siempre hacia el rojo, la comprensión al máximo…”. Que su música juegue con los respiros y se permita la dulzura no significa, sin embargo, que ésta provenga de un autor dócil.

“Éléor”, de Dominique A.

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