Por Marisol García Agosto 20, 2014

Nunca ha dejado Luis Alberto Martínez de guardar un smoking entre sus cosas. Lo tenía en los años 60, cuando sus grabaciones para Odeon lo convirtieron en una estrella popular que llegó a llenar el Teatro Caupolicán gracias a éxitos como “Hoy se casa”, “Amigo de qué” y “El viento entre las hojas”. Y lo tiene hoy planchado y a punto para el concierto que ofrecerá mañana sábado en celebración de los 60 años de la salida de sus primeros singles junto al trío Los Chamacos. El bolerista nortino, que hoy reside en Playa Ancha, es el único representante activo de la generación de oro de lo que alguna vez se conoció como “canción cebolla”, y reserva con orgullo la potestad de “quienes cantamos con sentimiento”, según dice.

-La música me ha hecho vivir muchas peripecias, y no podría hacer otra cosa porque es lo que yo más amo. De joven fui telegrafista, marino y trabajé en Correos de Chile, pero lo mío era cantar, y por eso dejé todo para venirme a Santiago. Así sigo hasta ahora, y nunca voy a cambiar de estilo. Lo mío son las canciones que llegan al corazón. A la gente le gusta eso. A los jóvenes les emocionan las mismas cosas que a sus padres y sus abuelos.

-“La voz más triste de Chile”, le decían a usted.
-Claro, porque tuve éxito con “Flores para mi madre”, que es sobre un hijo que llora a su madre muerta. Terrible. ¿Si me molesta? ¿Por qué me va a molestar? Es un término que tiene que ver con la emoción, y eso es bonito, es elegante. Cuando canto, nadie se mueve. Y luego aplausos, aplausos, aplausos. Lo que pasa con el bolero es que al público le gusta sufrir: ésa es mi explicación.

-Usted representa una generación de la que ya no queda casi nadie.
-Los dos más importantes fueron mis amigos Ramón (Aguilera) y Lucho Barrios, pero ellos ya no están. Fueron dos cantantes que pegaron muy fuerte, que llenaban cualquier lugar en el que estuvieran, aunque apenas los invitaban a la televisión o a festivales grandes, porque así es Chile. Con Ramón fuimos amigos hasta el día en que murió. Él tenía llaves de mi casa, yo tenía llaves de la casa de él. Incluso cantamos una canción a dúo: “Gracias”, donde agradecemos el tiempo que hemos estado juntos. Lindo el tema. Una vez la cantamos juntos y terminamos llorando.

Luis Alberto Martínez e invitados. Sábado 23 de agosto, 20 h. Anfiteatro Municipalidad de Lo Prado (metro Lo Prado). $3.000.

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