Por Daniel Greve, crítico de gastronomía y vinos Noviembre 20, 2014

Siguen llegando a Santiago buenas panaderías francesas. Ese cuño sólido, tradicional, lo han llevado bien puesto sitios como Metissage y Eric Kayser. Pero quien lo toma ahora es Paul, que en Europa se ganó el respeto por ser de esas cadenas con sabor a tienda única, con el añadido de ser, además, pâtisserie, es decir, pastelería francesa. La primera de varias en Chile se instaló como una réplica exacta de las francesas, con productos traídos desde el país galo. Todo encaja: desayunos con jugos naturales -naranja recién exprimida-, pastelería tradicional francesa y excelente panadería, que se trabaja de principio a fin en el lugar. Ahí encontrarán el tradicional canelé -bizcochos al ron- ($1.200); y para los viudos de París y su pastelería, hay macarons ($1.900); éclairs -de café o chocolate- ($2.600); tartaletas ($2.800, la de limón, especialmente recomendable); y otros clásicos, como pan de chocolate ($950) o croissant de almendras ($1.400), delicioso y crujiente. Hay desayunos entre $3.900 y $4.900, canastas que no superan los $4.500 y diversidad de sandwiches, ensaladas, tartas y quiches. A la hora de almuerzo se abre el restaurante en la zona trasera, con platos clásicos de la cocina francesa, en la que no fallan la sopa de cebollas ni el coq au vin. Très bon.

Boulevard Parque Arauco, local 390. Más info: www.paul-chile.com.

Relacionados