En la semana fui a un concierto y, quizás porque no era muy fanática del grupo, me detuve a observar a todos a mi alrededor. Una joven a mi lado, con su celular horizontal, transmitía lo que ocurría en el escenario a un amigo que aparentemente estaba lejos. Mientras, otro transmitía partes del espectáculo por Facebook Live, y otro chequeaba los likes de una foto que subió a Instagram. Todos sacaron (sacamos) el celular por lo menos en un momento.
¿Es realmente una adicción? ¿Qué nos ha hecho tan adictos a las redes sociales? ¿Qué hacíamos antes de ellas? Las drogas y las redes sociales, científicamente tienen algo en común, la dopamina, ese neurotransmisor que determina nuestra motivación y que se libera cuando se obtienen recompensas, desde económicas a sociales. Por eso, muchos llegan a revisar su teléfono cientos de veces al día.
Algo que ha quedado claro en los últimos meses, sobre todo con las declaraciones de ejecutivos de la industria, es que efectivamente están trabajando para que la gente se quede cada vez más tiempo “pegada” en las redes sociales. No es mucho lo que se puede hacer desde el punto de vista regulatorio, pero sí la propia gente, al levantar la voz, está haciendo que las empresas de las principales redes sociales hagan su mea culpa. Parecen tener a sus usuarios capturados. Pero ¿puede eso cambiar? Habrá que ver.
