Por Andrea Lagos A., académica Periodismo UDP Septiembre 9, 2016

Hillary estaba vulnerable. La tímida Huma, de 19 años —que estudiaba el college en la Universidad George Washington— estaba con ella. Introvertida y silenciosa, había nacido en Michigan, pero se mudó con sus padres a Arabia Saudita, donde las mujeres casi no tienen voz. Musulmana, hija de un indio y de una pakistaní, llegó para hacer su práctica donde los Clinton y por 20 años ha sido la asesora más cercana y confiable de Hillary. Casi su sombra.

La candidata ha dicho que sus hijas son Chelsea (Clinton) y Huma Abedin.
Pensar en Huma remite en Amal Clooney, la mujer del actor George Clooney. Árabes, bellas y elegantes. Pero Huma, aparte de ser brillante y manejarse bien con la gente, tiene poco que ver con la abogada casada con Clooney. Abedin no es una heredera millonaria, los flashes y la fama a veces le molestan, y ha soportado estoicamente al hombre que escogió en el 2010. Nada de eso se podría decir de Amal.
Como Hillary, su mentora, Huma se enamoró de un hombre con demasiados secretos: el demócrata Anthony Weiner, un hiperactivo judío neoyorkino, entonces era congresista por Queens (NY), que fue eclipsado por la belleza, femineidad y los tremendos ojos negros de Huma en los pasillos del Capitolio. No le resultó fácil conquistarla.

La boda demócrata fue un gran evento social. Huma vistió un impresionante traje de novia Oscar de la Renta y apareció retratada en la revista Vogue.

La historia de la caída comenzó en el 2011. Huma Abedin estaba embarazada de su hijo. Weiner, torpemente, envió a través de su cuenta de Twitter la foto de sus calzoncillos en el momento en que estaba con una erección. Creía que enviaba un mensaje directo a una estudiante de college con la que mantenía contacto digital. El vergonzoso faux pas circuló en los medios y redes sociales. Weiner fue el hazmerreir de los talk shows. “Sexting” es el nombre del pecado: cero contacto carnal, sólo comunicación digital con contenido sexual.

El escándalo escaló. Anthony Weiner negaba ser el mismo de los calzoncillos que aparecían en las redes sociales. Al final reconoció el error y tuvo que renunciar a su cupo en
el Congreso.

En 2013, Huma convenció a su marido que debía regresar a la política y postular a la alcaldía de Nueva York. Anthony era un político dotado, brillante, energético, aunque tremendamente impulsivo.
Fue el momento en que ambos aceptaron la propuesta de documentar este supuesto camino al éxito, la primaria demócrata a la alcaldía de Nueva York. El documental Weiner (2016, disponible en iTunes) es la crónica visual de estos meses, de la debacle y del desazón.

Las cámaras están dentro del departamento de la pareja en Park Avenue. Surge una nueva denuncia de sexting en medio de la campaña. Fotos de los genitales de Weiner enviadas (por él) a otra mujer, circulan por la red. Las había subido tiempo atrás.

Imágenes del comité de crisis permanente. Huma aparece en cada una de las reuniones donde se discutía cómo sacar al candidato del fango. ¿Debía renunciar su marido? La cámara enfoca a la mujer. Los miembros del staff están indignados con Weiner por ser sometidos a esto. La jefa de prensa llora, siente vergüenza. Huma no habla, pero tiene cara de pena. Se levanta, va al baño. Acurruca a su hijo de 2 años.

Debe hacer el tradicional discurso the good wife, apoyando a su marido, diciendo que lo ama, aunque se nota que lo desprecia. Está nerviosa, está chascona como nunca, las manos le tiemblan. Debe leer en un papel, no es capaz de improvisar.
Discuten el día de la votación. Huma no está dispuesta a ir con él a la caseta, a mostrarse públicamente. Ya no.
Escándalo mediante, Weiner salió último con un vergonzoso 4% de los votos.
Huma y Anthony Weiner siguieron juntos después del horrible 2013. Él está sin trabajo y ella es la vicepresidenta y asesora más poderosa en la campaña de Hillary Clinton.
¿Por qué Huma sigue con Weiner?, se preguntan todos.
¿Tolerancia a la promiscuidad del marido heredada de Hillary?
Los Clinton ya no lo quieren ver, aunque Huma sigue siendo de la familia.

Hace un par de semanas, una tercera historia de sexo digital de su marido sacudió a la mujer. En ese momento, Huma tecleó en su computador: “Después de una larga y dolorosa consideración y de trabajo en nuestro matrimonio, he tomado la decisión de separarme de mi esposo, Anthony Weiner”.

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