Por Adrián Soto* Octubre 1, 2010

La multinacional finlandesa Nokia aún es líder del sector de la telefonía móvil, pero ya no navega con la velocidad de crucero a la que había acostumbrado a los mercados. Con un valor bursátil de 30.000 millones de euros, Nokia ha perdido el rango de estar entre las 100 principales empresas en el listado que elabora la revista Forbes. Hoy figura en el puesto 135, mientras que Telefónica, por ejemplo, figura en el 32. A comienzos del milenio, Nokia ocupaba el séptimo puesto y valía en Bolsa 10 veces más que hoy: 300.000 millones de euros. Las cosas han cambiado mucho, a pesar de que en 2009 vendió 440 millones de teléfonos, algo así como 14 unidades cada segundo.

Justo ahora, cuando se avecina la temporada de oro de los artilugios, Nokia inicia una radical transformación para afrontar una competencia que viene pisando fuerte. "Vivimos un momento crucial en las nuevas tecnologías, sólo comparado con aquel día en que dejamos el teléfono fijo por el móvil", dijo en Helsinki Jorma Ollila, antiguo consejero delegado y actual presidente del Consejo de Directores de Nokia.

La empresa reconoció que las cosas no han ido como esperaba en la estrategia digital. Desde 2007, tanto Apple con el iPhone, como RIM con su BlackBerry, o las coreanas Samsung y LG le han quitado cuotas de mercado. Y lo que es más grave: el gigante finlandés a pesar de tener un amplio portafolio, no tiene un modelo rompedor que marque tendencia. Los accionistas ya lo habían advertido en mayo: los teléfonos de gama baja dejan un margen de beneficios muy bajo. El precio medio de un Nokia es de 61 euros, mientras que el precio medio de un iPhone ronda los 400.

Así las cosas, los directores de la empresa optaron por cesar al consejero delegado y presidente Olli-Pekka Kallasvuo, quien ejercía de timonel desde 2006. En su lugar, la empresa nominó a todo un correcaminos de las empresas de nuevas tecnologías, el canadiense Stephen Elop, de 46 años. Él ejercía como jefe de la sección de Soluciones Empresariales en Microsoft. Con su designación concluye una etapa: hasta ahora, Nokia había estado siempre bajo tutela finlandesa.

En Finlandia, la llegada de Elop se ha visto como la del Mesías, pues Nokia representa, incluso hoy, en horas bajas, el 1,6% del PIB, el 15% de las exportaciones del país nórdico y el 35% del impuesto corporativo. El nombramiento del nuevo jefe se ve también como un nuevo intento de abrir el mercado estadounidense, donde hoy tienen una presencia puramente testimonial.

"La realidad muestra que no basta con un buen móvil. Necesitamos también un sistema operativo eficiente, una gama de utilidades interesantes, conectividad. Poder ofrecerle al consumidor todo el paquete", señaló Elop.

Los analistas se muestran cautos sobre el impacto del nuevo CEO en el futuro inmediato de la empresa. "El nuevo jefe es un ingeniero en programas de software. Esto debería ayudar a Nokia dar el salto a Internet, como también a mejorar el portafolio de alta gama que la empresa piensa lanzar al mercado en EE.UU. No está muy claro, sin embargo, si un ingeniero puede mejorar sin más el problema de diseño de los últimos modelos Nokia. Tampoco es seguro que Elop sea capaz de convencer a los usuarios para que opten por un Nokia", dice Neil Wawston, de la consultora Strategy Analytics, la de mayor prestigio del sector.

Elop puede abrir las puertas de su antigua empresa, Microsoft. "Sin duda, Nokia juega en la misma división que Microsoft. Por ejemplo, en el campo de los sistemas operativos", dice el ejecutivo canadiense.

En efecto, el sistema operativo, el motor de cada móvil, ha resultado ser un puzle de nunca acabar para Nokia. Después de muchas componendas entre las principales firmas de telecomunicaciones, Nokia se quedó, en 2008, con el sistema operativo Symbian. Hoy más del 80% de los móviles del mundo funcionan con este sistema. En 2007 aparecieron en el mercado Android, de Google; BlackBerry, de RIM; y Windows Mobile, de Microsoft. Sus plataformas han probado ser más eficientes y fiables que Symbian.

Este cúmulo de errores y políticas mal diseñadas le ha pasado factura. A mediados de 2007 las acciones de Nokia estaban valoradas en 28 euros. En enero de 2008 Apple lanzó su iPhone y anunció que había vendido un millón de terminales en una semana. Las acciones de Nokia se desplomaron a los 18 euros. Y desde entonces han seguido cayendo en picada hasta los 7,58 euros actuales.

*Periodista de El País de España.

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