Por Edmundo Paz Soldán Septiembre 24, 2010

El pasado domingo se estrenó Boardwalk Empire, la serie con la que HBO intenta recuperar un lugar prominente en el competitivo espacio de la televisión de calidad. Hubo un tiempo en que, con series como Los Soprano, The Wire y Six Feet Under, HBO estableció su predominio. Luego, apareció AMC con Mad Men y Breaking Bad, y de pronto todo cambió. No será fácil que HBO vuelva a su posición de privilegio. Pero eso no quiere decir que no lo intentará.

Boardwalk Empire no esconde su deseo de ser la nueva Los Soprano. Su productor es Terence Winter, que escribía guiones para Tony Soprano y su familia; el papel principal de "Nucky" Thompson, tesorero de Atlantic City, está en manos de Steve Buscemi, que tenía un gran rol como primo de Tony Soprano. Aunque el primer episodio de Boardwalk Empire es brillante, gracias a la dirección de Martin Scorsese, sería injusto compararla con una obra ya formada como Los Soprano. Además, los objetivos son diferentes. Los creadores de Los Soprano se acercaron al gran mito americano del gángster, lo encontraron lleno de lugares comunes y estereotipos, y decidieron reinventarlo; los de Boardwalk Empire han preferido, más bien, ir en busca del origen del mito.

Ese origen está en 1920, año en que comienza en Estados Unidos el período de la Prohibición. En la primera escena, "Nucky" y otros políticos de Atlantic City celebran la llegada de la "Ley Seca"; como dice "Nucky", los que tienen en sus manos un producto que todo el mundo quiere (el alcohol) podrán venderlo ahora a un precio veinte veces más alto que el original. Así, en el primer episodio aparecen mezclados, a la manera de Doctorow en novelas como Ragtime y Billy Bathgate, personajes ficcionales con otros históricos; estremece ver a dos jovencitos ambiciosos que no tardarán en llegar a ser grandes: Lucky Luciano y Al Capone.

Scorsese dirige este episodio con su acostumbrada energía y su visión operática de la vida. Se mueve con soltura de "Nucky", un hombre corrupto con un lado sentimental que le hace ponerse del lado de los inmigrantes, las mujeres, los negros y los bebés, a las historias de Jimmy (el protegido de "Nucky") y Margaret (una inmigrante embarazada con un marido alcohólico). Si hay una parte confusa, ésta tiene que ver con la enorme cantidad de mafiosos que aparecen en Atlantic City en busca de un pedazo del negocio del contrabando de alcohol; no está claro quiénes son aliados y quiénes enemigos y quiénes enemigos que aparentan ser aliados. Es el precio por pagar cuando se presentan múltiples subtramas en apenas 75 minutos.

Terence Winter ha dicho que el "Nucky" ideal hubiera sido James Gandolfini. Pero Gandolfini es Tony Soprano, de modo que hubo que pensar en otras opciones. Buscemi es un actor con mucho carácter, más acostumbrado a roles secundarios. Su "Nucky" no se adueña de la serie desde el principio. Winter pide paciencia. A juzgar por el primer episodio, Boardwalk Empire se la ha ganado.

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