Por Juan Cristóbal Guarello Agosto 20, 2010

Las audiencias que logró la selección de Estados Unidos en el Mundial de Sudáfrica sorprendieron a los propios norteamericanos. Por primera vez el soccer marcó más rating que la NBA o MLB. En la liga de fútbol local, la MLS, apuestan a que éste será el año del despegue definitivo. Hace 35 años otra liga, NASL, también tuvo un momento luminoso con una gema distintiva: el Cosmos de Nueva York.

Recuerdo que sólo unos pocos aguerridos nos acercamos esa tarde veraniega de 1981 al Estadio Nacional para ver el amistoso entre Colo Colo y Cosmos. El equipo estadounidense era un lejano espejismo del que había sacudido el mercado mundial del fútbol pocos años antes, pero igual queríamos ver la camiseta blanca con vivos verdes en el césped de Ñuñoa. Con el magnético influjo de Pelé y los dólares de la Warner Communications, el cuadro de la Gran Manzana se transformó en El Dorado del balompié mundial. Lo que las grandes estrellas ganaban en Europa, lo doblaban y triplicaban en Estados Unidos jugando en la NASL. En su momento de mayor expansión, la liga de 1977, el soccer convocaba más público que el béisbol. En Giants Stadium, donde el Cosmos jugaba de local, el letrero luminoso solía anunciar la cantidad de público asistente con signos de exclamación ¡78.634!, y el estadio irrumpía en aplausos.

Cosmos fue un invento de los inmigrantes turcos Ahmet y Nesuhi Ertegün, dueños de Atlantics Records (Ahmet sale en la película Ray como gran promotor de la carrera de Ray Charles), y de Steve Ross, el magnate de Warner Communications. La franquicia, creada en 1970, recién explotó en 1974,  cuando consiguieron que Pelé firmara por ellos. Fue una negociación compleja, en la cual intervino Henry Kissinger, quien convenció a la dictadura militar brasileña que Pelé jugando en Estados Unidos era un puente de oro para las relaciones entre ambos países. Hasta el día de hoy no se sabe cuánto pagó la Warner por Pelé. Todos los involucrados dan cifras distintas, pero sumando el contrato, la prima y los premios, la cifra es cercana a los 4 millones de dólares anuales. Una locura, incluso para Estados Unidos, donde los mejores basquetbolistas, futbolistas o beisbolistas no superaban los 800 mil dólares.

Con Pelé en la cancha, veterano, Cosmos sólo pudo ganar el título de 1977, armando un equipo de superestrellas con Franz Beckenbauer, Giorgio Chinaglia, Stephen Hunt o Carlos Alberto. Los goles de Cosmos se daban en todo el mundo: incluso la liga era transmitida por televisión en otros países (en Chile, Teleonce). Al retirarse Pelé ese mismo año (con un partido homenaje en Giants Stadium donde asistió hasta Mohammed Ali), el cuadro de Nueva York siguió teniendo buenos resultados, pero la magia, la seducción con el hincha no era la misma. La NASL seguía como un lugar donde se ganaba mucho dinero, pero no se jugaba buen fútbol. Los dueños de las franquicias apostaron a comprar y nunca a promover. El nivel de los futbolistas estadounidenses era terrible. De un récord de 21 franquicias, bajó a 12. La NASL desapareció en 1984 y el Cosmos jugó un año más torneos de fútbol salón (showbol como le dicen ahora). La franquicia estuvo perdida muchos años; incluso Giorgio Chinaglia tuvo los derechos cuando Warner vendió su parte. Hoy, con el respaldo de Pelé, la marca fue relanzada comercialmente y auspicia equipos juveniles y escuelas de fútbol. Dicen que el objetivo final es llegar a la  hoy saludable MLS. Habrá que esperar noticias.

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