Por Javier Sanfeliú Junio 18, 2010

Nunca fui amigo de Gustavo Cerati. Mi entorno personal siempre tuvo su presencia cerca, pero nunca me animé a forzar la manera de ser su amigo. Quizás por pudor, tal vez por quedado. Hoy, que las cosas están grises, esa posibilidad da vueltas en mi cabeza, penándome.

Pero, como suele pasar, la vida se encargó de ser menos pudorosa que yo, y me puso en varias situaciones que hoy recuerdo con cariño.

1. La primera de esas veces fue cuando hacíamos Tan Lejos Tan Cerca, un matinal de la Radio Concierto de 1995, que abría a las 6:30 y cerraba a las 10:30. Por él pasaron muchos notables, entre ellos Gustavo. Recuerdo esa mañana fría de julio. Habíamos invitado a Cerati para las 8:30. Rogábamos que fuera puntual o que llegara. Muchas veces los rockstars te dejan botado sin aviso.

Eran las 7:00 a.m. y yo iba a hacerme una olla de café a la cocina de la radio. Eran meses difíciles. Mi padre había fallecido dos meses antes y el duelo aún no pasaba. Más bien, crecía. Y me costaba conciliar el sueño. En el camino, paso por el hall de la radio y en una de las sillas estaba Cerati, sentado, esperando que fueran las 8:30. Lo saludo, él me saluda cordialmente, le ofrezco un café, él asiente. Le digo que si quiere ir al locutorio y acompañarnos mientras hacíamos el programa. Accede de nuevo. Lo invitamos a hacer el programa con nosotros. Y Cerati jugó el juego de manera impecable. Recitó un par de poemas y habló como si estuviera en la casa de sus padres. Hablamos de Dios, la vida, la muerte.

Me parece increíble haber conversado con él sobre la muerte del padre. Él lo había perdido años antes, yo hace unos meses. Él contó que Tu Medicina era para él. La escuchamos. A todos se nos enrojecieron los ojos. Terminado el programa, lo dejé en la puerta. Lo vi ponerse el polerón con capucha e irse caminando. Creí que iba a conocer a un rockstar y conocí a un ser humano.

2. Radio Concierto, siete años después. Esta vez yo de director del proyecto "88.5 La Radio de Hoy" y como auspiciador de uno de sus recitales. Cecilia Amenábar, su ex mujer, acababa de llegar a la radio con los viernes electrónicos y el primer invitado vía telefónica era Cerati. En mi oficina, lejos del locutorio, escuchaba la entrevista y me emocioné cuando Gustavo nos felicitó por la mezcla que teníamos al aire. "Es mi radio favorita del mundo mundial", dijo. Yo no cabía en mi pellejo. "Si le gusta a Cerati, me importa una raja lo que digan los demás", dije como fan lleno de orgullo. Programó una de sus canciones favoritas: Tempted, de Squeeze.

3. Febrero 2010. Los Contenidos, la pyme que formamos con @Amocain, era la flamante primera agencia digital de la Teletón: nos habían contratado para el evento en diciembre.

27 febrero 2010, terremoto grado 8,8. Martes de la semana siguiente, llamado urgente: el viernes se haría una Campaña Chile Ayuda a Chile, lo que adelantaba el proyecto de diez meses a... cuatro días. Empezamos a buscar ayuda de todos los líderes de opinión dentro y fuera del país. Y recuerdo a Cerati, que ya estaba tuiteando desde Baires sobre nuestro desastre. Cecilia, la madre de sus hijos, me pasó el correo de Gustavo. Le escribí pidiéndole apoyo. A la media hora, ésta fue su respuesta: Ok, cuenten con mi ayuda. Fue muy impresionante el feedback q tuvieron mis twiteos. Lo q necesiten. Abrzo. Correos iban y venían (los leo ahora y me emocionan hasta el carajo). Cerati se puso con todo. Le pedimos un video que subió en Vimeo. Luego escribió contando que estaba feliz por los retuiteos que tenían sus tuits y que iba a organizar un recital con sus amigos por Chile. Le agradecí. Él escribió "lo mínimo que puedo hacer, me siento parte de ustedes". Y nunca más supe de él.

Hoy, sólo quiero que se sane. Sé que es imposible. Pero Gustavo Cerati sabe de cosas imposibles. De milagros. No puede ser que perdamos su voz. Su energía. Sé que la vida cobra lo que quiere y que no se puede contra eso (lo conversamos esa vez sobre la muerte de nuestros padres), pero pido que se recupere. Porque no fui su amigo, pero tuve la oportunidad de conocer a la persona. Brillaba y debe seguir haciéndolo. Aun cuando sabemos que todo puede estar perdido, no perderemos el sueño. Te queremos de vuelta para decirte, por tantas cosas, tantas canciones, tanta vida: Gus, gracias... totales.

*Publicista. Socio gestor de Los Contenidos.

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