Por Andrés Gomberoff S.* Abril 3, 2010

¿Qué haría si, sentado al aire libre, de pronto ve pasar un conejo vestido con chaleco y chaqueta que se queja de lo atrasado que está mientras mira su reloj de bolsillo? Una posibilidad es ignorar la insólita situación. La otra es hacer lo que cualquier niña, como Alicia, haría: seguirlo. Aunque esto requiera saltar a los desconocidos territorios de su madriguera.

Gracias a Tim Burton es que "Alicia en el país de las maravillas" se coloca nuevamente en boca de todos. Y ocurre justo en momentos en que la ciencia se ha lanzado, sin escatimar en esfuerzos, a los desconocidos territorios del mundo subatómico. El viaje es a bordo del Gran Colisionador de Hadrones (conocido por sus siglas en inglés como LHC), el experimento más caro de la historia, un túnel de 27 km de largo en que se está haciendo colisionar protones a velocidades sin precedentes para explorar el comportamiento de las partículas elementales. Parece una locura. Ya le decía el gato de Cheshire a Alicia que debía estar loca, de lo contrario "no habrías venido aquí". Y claro, el costo del experimento es de unos 5 mil millones de dólares, buena parte de lo necesario para la reconstrucción de Chile después del terremoto.

Pero al final del día, estos grandes esfuerzos intelectuales no sólo satisfacen nuestra pasión por explorar. Usualmente también terminan por producir tecnología que nos lanza hacia una mejor calidad de vida. Lamentablemente para los obsesivos de la planificación, las grandes aventuras humanas no se pueden planificar. Y es el mismo gato de Cheshire quien le muestra esto a Alicia cuando ella le pregunta hacia dónde debía dirigirse. Le responde que depende a dónde quiera ir. Alicia le contesta que no le importa, que sólo quiere ir a algún lugar. "¡Oh! -exclama el gato-. Eso seguro que lo logras si caminas una distancia suficientemente grande". Y el LHC, sin duda nos hará caminar una distancia enorme en la historia intelectual humana. El primer paso se dio el miércoles pasado, cuando se estabilizaron los haces de protones a las energías que funcionarán por los próximos dos años.

Aunque para ser honestos, la verdadera razón por la que la mayoría de los científicos hacen ciencia no reside en su interés por el desarrollo tecnológico. Está mucho más cercana a la razón que tuvo Alicia para saltar persiguiendo al conejo blanco. Y no es coincidencia que uno de los experimentos más importantes que se realizan en el LHC tenga el nombre de Alice (A Large Ion Collider Experiment). Éste es el experimento que publicó el primer artículo científico que ha nacido de colisiones producidas en el LHC a fines del año pasado, y que pronto comenzará actividades en torno a su principal tarea: hacer colisionar núcleos de plomo a grandes velocidades para estudiar un estado de la materia que existió en abundancia una millonésima de segundo después del Big-Bang: el plasma de quarks y gluones, una sopa compuesta por las partículas constituyentes de los núcleos atómicos. Es que por ahora sólo tenemos evidencia muy indirecta de lo que ocurrió en esas horas tempranas de la existencia del universo. Vemos sólo la sonrisa del gato de Cheshire. Esperamos verle pronto también el corazón.

* Departamento de Física UC.

Relacionados