Por Alberto Fuguet* Enero 30, 2010

Un par de días antes de la segunda vuelta, una periodista de cine que antes escribía para Los Angeles Times me escribió preguntándome si había visto Dawson, Isla 10 y qué me había parecido. Le contesté que prefería no responderle, menos en spanglish, en caso que el mail se filtrara. No entendió la talla, pero entendió que no había gustado. A mí no me pareció tan mala, insistió, es la típica cinta política-para-liberales con bonitos paisajes. "No has visto las últimas cintas que explotan a Centroamérica", me respondió. Le dije que puesto que ella vivía en Los Angeles si había visto allá la cinta de Sebastián Silva. Of course! Bueno, le dije: Isla 10 es la cinta que Chile presenta al Oscar y La Nana, Golden Globes y todo, no. No puede estar nominada. What? Digamos que se volvió un tema acá, le expliqué, se volvió un debate. Incluso fue tema del último debate presidencial donde, en lo que algunos analistas cinéfilo-políticos insisten, el candidato Frei perdió la elección ahí mismo, en ese preciso instante, al contestarle a Mauricio Bustamante que prefería La Nana por sobre Dawson, Isla 10.

La pregunta apuntaba hacia otro lado y tenía que ver con las políticas culturales, pero algo pasó. Que Frei contestara La Nana cuando lo que era justo, lo que correspondía, lo decente digamos hacia Littín, era que Frei, en una actitud más de estadista, dejara sus gustos de lado y contestara como se contesta a un país cuando los intereses del Estado están en juego. Pero no, Frei no se alineó detrás de Dawson, Isla 10. Algunos insiders dicen que no es que apoyó a La Nana: es que no sabía que Dawson, Isla 10 era la candidata y que tampoco la había visto, pero que La Nana era la cinta de la actriz que salía en su franja. Dicen que Piñera tampoco la había visto, pero que "sabía que estaba de moda" y por eso la apoyó, algo que le molestó -dicen- y "desencajó" a Catalina Saavedra. 

Un amigo por teléfono me comentó esto: es como si le hubieran preguntado por un líder político del futuro y Frei hubiera respondido Rodrigo Hinzpeter mirando directamente a los ojos a Sebastián Bowen. No, no, esas cosas no se hacen. "Hueón: ahí supe que perdíamos y ahí supe también que Dawson, Isla 10 no pasaría a la short-list del Oscar", agregó mi amigo. Al responder La Nana, Frei de alguna manera le quitó el piso a la política cultural de la Concertación al decir que prefería la cinta por la cual el país (bueno, cinco personas que representan al gobierno o al menos a la burocracia estatal) no había seleccionado. Un par de días después, Frei perdió y, esa misma noche, La Nana también. Tres días después, Dawson, Isla 10 quedó descalificada y nadie quedó del todo sorprendido, excepto, quizás, Miguel Littín. Lo que sí causó sorpresa es que dos de nuestros tres países vecinos pasaron a ser finalistas. La teta asustada, el filme peruano que ganó Berlin, ni El secreto de sus ojos, el éxito argentino, se estrenan aún en los Estados Unidos. La periodista de Los Angeles Times me dice: qué raro que no hayan optado por La Nana cuando era la con más posibilidades de ganar; raro que hayan elegido a un candidato que no tenía posibilidad alguna de vencer.

* Periodista, cineasta y escritor

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