Por Felipe Kast* Enero 30, 2010

En mi último proyecto de investigación aprendí una lección importante. Junto con mi coautora invertimos tres años en un proyecto que finalmente no tuvo el impacto esperado, y afortunadamente hace pocos días pude conectar los puntos. Un fracaso bien documentado puede ser un proyecto profundamente rentable.

Nuestro proyecto buscaba promover el  ahorro y así construir un colchón financiero para enfrentar el desempleo entre trabajadores informales. Lo cierto es que no lo logramos. El estudio nos permitió testear predicciones teóricas sofisticadas, lo que siempre tiene alta demanda en la academia, pero no se logró el principal objetivo de aumentar el ahorro en forma sustantiva.

La semana pasada me invitaron a una reunión con una oficina social del gobierno. Tenían listo un proyecto que buscaba promover el ahorro, y al poco rato me quedó claro que los tres años de trabajo no habían sido en vano. El proyecto no tenía posibilidades de ser exitoso y nuestro documentado fracaso permitía evitar que el gobierno repitiera el error. Aprovechando la oportunidad, y para no bajarles el ánimo, propusimos un nuevo diseño con lo aprendido en nuestro primer intento.

Lo cierto es que la gran mayoría de las instituciones prefieren esconder el polvo debajo de la alfombra. Lo mismo pasa en nuestro gremio, donde muchos investigadores tienden a publicar sólo estudios donde encuentran efectos importantes. Documentar éxitos y silenciar errores. No tenemos una cultura de evaluación donde resultados positivos y negativos son igualmente útiles para la institución, mientras sean bien documentados. Existe la expectativa de que siempre debemos "acertar a la primera", y por lo mismo es más rentable ser ignorante. Quien nada sabe, nada teme. Es riesgoso saber el impacto de mis acciones. Por algo evaluamos sólo el 4% de nuestro gasto social.

Esto es justamente lo que intenta revertir el Poverty Action Lab (www.povertyactionlab.org). A través de una evaluación rigurosa de programas sociales buscamos que cualquier resultado -negativo o positivo- sea una noticia que se debe comunicar. Para reducir el costo de documentar fracasos es necesario pilotear los programas -para un programa a gran escala es difícil reconocer que el impacto es nulo- y tener un entorno político que aplauda un proceso inteligente de generación de política social más que los intereses de corto plazo.

* Director Social LyD. Profesor Economía UC. Research Affiliate Poverty Action Lab

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