Por Federico Prieto y Horacio Schmidt* Agosto 29, 2009

El debate en torno a los megaproyectos de las nuevas centrales hidroeléctricas y su tendido eléctrico se ha centrado en si deben o no realizarse, atendiendo al ideal de mantener el territorio natural intocado versus las necesidades de energía.

En nuestra opinión, no sólo se trata de una discusión insostenible, sino también miope.

Los países tienen la obligación de maximizar sus recursos y asegurar el bienestar de sus ciudadanos con la matriz energética adecuada, con soluciones respetuosas del entorno natural y social. Ése es el mínimo estándar que exige la normativa existente.

Pero, a estas alturas de nuestro desarrollo, es posible exigir a estas obras que generen valor en la comunidad que se insertan con mejores estándares de diseño y proyectos complementarios, que de forma real aporten a la comunidad. Mirarlas como oportunidades de desarrollo y no meras soluciones a problemas inmediatos.

Entonces, la discusión y las campañas comunicacionales de las partes debieran girar en torno a cuánto aportarán al desarrollo de nuevas actividades productivas. Y en la respuesta es clave el concepto de "sustentabilidad" que necesariamente implica incorporar, junto a los criterios económicos y medioambientales, el diseño y proyectos arquitectónicos complementarios turísticos, culturales o de investigación. Un diseño integral puede implicar un aumento de los costos; es cierto, pero es fundamental para lograr la inserción exitosa de estas infraestructuras en el medioambiente y la comunidad.

El viaducto sobre el valle del Millau, por ejemplo, conectó la red vial del sudeste de Francia con las ciudades del norte. Para superar el fuerte rechazo de los habitantes del valle, la empresa concesionaria estratégicamente incorporó en el diseño al arquitecto inglés Norman Foster.

El resultado es una bella estructura, que no sólo no contamina las vistas del lugar, sino que las mejora: el valle es actualmente visitado por millones de personas, lo que ha generado desarrollo económico en la región.

Algo similar ocurrió  en la torre de telecomunicaciones de Collserola, también diseñada por Foster, hito urbano y turístico de Barcelona. Lo mismo en Suiza, donde se exige un alto estándar de diseño a autopistas, represas y corredores energéticos para preservar una de sus principales riquezas: el entorno natural. Estos casos vienen a demostrar cuánto valor puede agregar un diseño inteligente e integral (o sustentable) a los proyectos de infraestructuras, logrando que transformen positivamente la región y la comunidad. Todo está en mirarlos como oportunidades.

*Federico Prieto -socio de G6 Arquitectos- y Horacio Schmidt -socio de S3 Arquitectos-

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