Por Felipe Hurtado H. Agosto 20, 2015

El dopaje le vuelve a pegar al atletismo. Después de un largo período de sombras, en que las figuras no alcanzaban a hacerse del reconocimiento, cuando una muestra de sangre o de orina les cargaba encima el peso de la ignominia, la disciplina más tradicional del deporte había logrado levantar su imagen, generar interés en su competencia y conseguir figuras universales. 

La irrupción de Usain Bolt, en 2008, ayudó mucho a eso. Una máquina imparable sobre la pista, mezcla perfecta de arrogancia y capacidades ilimitadas desarrolladas a punta de trabajo bajo el sol de su natal Jamaica. Fuera de ella, es un personaje capaz de desenvolverse en cualquier ambiente, demostrando siempre una actitud desenfrenada y festiva. Raya para la suma: la amalgama de características esenciales para convertir a un personaje en un símbolo. Y así sucedió.

El escenario de ese nuevo despegar fue el flamante Nido de Pájaros de Beijing, el imponente estadio que los chinos levantaron para sus Juegos Olímpicos. Siete años después, exactamente en el mismo lugar, el atletismo parte mañana su Mundial en las peores condiciones en que jamás se ha encontrado, intentando no ahogarse en el escándalo de ocultamiento de centenares de dopajes en que está sumergido. 

Todo lo que se había logrado quedó cubierto de barro, luego de que una investigación conjunta entre el Sunday Times británico y la estación televisiva alemana ARD revelara que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) habría ocultado un informe que involucraba alrededor de 800 controles positivos, entre ellos 34 ganadores de las maratones más importantes del planeta entre 2001 y 2012. 

Debido a  que 12 mil exámenes hechos a cinco mil deportistas mostraban altas dosis de sustancias no permitidas, un total de 146 medallas olímpicas y mundiales de la última década quedaban bajo sospecha. Rusia se presentaba como la mácula mayor, con el 80% de sus éxitos cuestionados.

La investigación dejaba libres a Bolt y también al británico de origen somalí Mo Farah, pese a los cuestionamientos que existen sobre los métodos de trabajo de su entrenador, el estadounidense Alberto Salazar, vinculado al uso de sustancias prohibidas por un reportaje de la televisión británica 

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) saltó alarmada ante la situación y exigió investigaciones a fondo. Mientras la IAAF, a tropezones, salía a hacer frente a las acusaciones, entre ellas la de la Universidad de Tübingen, en Alemania, la encargada del polémico estudio solicitado por la AMA,  alega no poder publicar gracias al poder de veto que tiene la IAAF como prerrogativa para permitir el trabajo en terreno y entrevistas confidenciales a los deportistas. De esta última fase surgió el dato que de los 1.800 atletas presentes en Daegu 2011, un tercio reconoció el uso de estupefacientes en el año anterior al evento.

Aunque estuvo medio noqueada al principio, la Federación ya comenzó a aplicar los primeros castigos: le quitó todos sus triunfos a la fondista rusa Liliya Shobukhova, por irregularidades en el pasaporte biológico, sistema que almacena información fisiológica sobre los deportistas y que alerta si existen cambios relevantes, que desde su implementación en 2008 no ha estado exento de polémicas. Por la misma razón, la turca Asli Cakir Alptekin perdió su oro olímpico en 1.500 metros y, más encima, fue sancionada por ocho años.

Además, se ha suspendido provisoriamente a 28 atletas, todavía anónimos por razones legales, aunque la mayoría se encuentra retirado, mientras sus cuestionados exámenes de los mundiales de 2005 y 2007 son sometidos a nuevas pruebas.

La misión del flamante presidente de la IAAF, la leyenda del fondo británico Sebastian Coe(quien superó en la elección del miércoles pasado a la figura mítica del ex garrochista ucraniano Sergey Bubka) es pasar el chaparrón con la mayor transparencia y reenfilar el rumbo. La creación de una agencia antidopaje independiente y tolerancia cero hacia los tramposos son sus primeras consignas para una carrera para la que debe ser más veloz que nunca.  

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