Por José Luis Santa María, director. Julio 2, 2015

A mediados de enero, el senador de Renovación Nacional Andrés Allamand propuso que la centroderecha debía apuntar a crear un partido político único que aglutinara a todo el sector. En ese entonces la idea recibió algunos tibios apoyos públicos. Sólo había espacio para reaccionar ante la grave crisis que vivía la UDI por el escándalo Penta.

Seis meses después, Allamand insiste, pero imprimiéndole un sentido de urgencia máxima: dice que en justo un año más habrá primarias legales para elegir a los candidatos a alcaldes y que, a esas alturas, la nueva plataforma ya debiera estar funcionando. Su llamado lo sustenta en que la centroderecha requiere un nuevo relato, en que ha existido un divorcio entre los políticos y los intelectuales del sector, en que no se ha hecho una reflexión autocrítica a raíz de la crisis iniciada con la elección de 2013, y que el prestigio de la UDI y RN está muy dañado. “Como Alianza no existimos”, recalca.

Esto huele a la travesía del desierto de un sector completo. Algo que Allamand conoce de cerca.

Relacionados