Por Juan Andrés Quezada Octubre 16, 2014

El pasado lunes en la noche, las estrechas calles aledañas a las Parrilladas Argentinas, en Estación Central, se llenaron de cientos de autos. La UDI celebraba su 31 aniversario, el primero del presidente Ernesto Silva, todo en medio del caso Penta, que salpica al partido por varios lados. Los mencionados en el caso -Jovino Novoa e Iván Moreira- estuvieron entre los más aplaudidos de la velada.

Mientras Silva (ahijado de uno de los dueños de Penta, Carlos Alberto Délano) aparecía relajado, vestido con jeans, zapatos de gamuza, camisa celeste y chaqueta beige, y se paseaba con un pisco sour en la mano, la gente llenaba las mesas del gigante galpón adornado con globos azules y amarillos y siete gigantografías de los ex presidentes de la colectividad: Jaime Guzmán, Julio Dittborn, Jovino Novoa, Pablo Longueira, Hernán Larraín, Juan Antonio Coloma y Silva.

“¿Te dai cuenta, que cuando nos pegan es cuando más unimos? Aquí hay dirigentes de base que vinieron de todo Chile”, comentaba una dirigente, observando a los mozos colapsados intentando cubrir los requerimientos del público que había pagado su entrada.

Según el administrador del local, se sirvieron 854 platos, casi el doble de las 400 personas previstas por la mesa directiva.

No obstante el buen ambiente, algunos quiebres internos se hacían notorios. El diputado José Antonio Kast se sentó junto a dirigentes vecinales, en un salón contiguo, muy lejos del escenario. Lo mismo hizo el senador Alejandro García Huidobro. Tampoco pasaron inadvertidas las declaraciones de Andrés Chadwick, quien a la entrada del evento le dijo a la prensa: “Hay que dejar que las instituciones funcionen, actuar con tranquilidad y que las investigaciones se realicen”, en un tono distinto al de la mesa.

También hubo ausencias como los hermanos Mónica y Pablo Zalaquett,  los senadores Jacqueline van Rysselberghe y Víctor Pérez, además de Francisco de la Maza, quien se encontraba de viaje.

Mientras Joaquín Lavín intentaba agregar una silla en una de las mesas principales, a las 21.30, Evelyn Matthei, fue la última en llegar, siendo ovacionada de pie por el público. Eso sí, el aplausómetro, por lejos, lo ganó Pablo Longueira, cuando el animador lo mencionó entre los presentes.

Se anunció un emotivo video con la historia de los 31 años donde apareció Jaime Guzmán junto a los “coroneles” en los años 80. Augusto Pinochet no apareció en ninguna toma. El video terminó con imágenes del gobierno de Piñera (a quien el público no aplaudió ni pifió), mientras una voz en off decía que nada podría detener a la UDI “porque surge del alma de Chile y esa alma es inmortal”.

A la hora de su discurso, Silva delineó lo que será su línea de acción en los próximos años: “Hoy, por primera vez desde la recuperación de la democracia, Chile se enfrenta a un gobierno que apunta a demoler los cimientos de un país del que la mayoría de los chilenos están orgullosos”, acusó. “La batalla que tendremos que dar durante los próximos años quizás sea la más dura en décadas, pero hay un bastión que los ideólogos de este gobierno no podrán demoler, y es la UDI”.

Sin mencionar la palabra, Silva se refirió varias veces al caso Penta: “Cuando a algunos de nosotros nos atacan, todos sabemos que están atacando a la UDI y hoy estamos más unidos que nunca”.

El experto comunicacional Manfredo Mayol, vestido completamente de negro, seguía con atención el discurso que Silva concluyó llamando a su partido a “recuperar la calle” y a “representar las necesidades de la clase media”.

El acto terminó con la diputada Andrea Molina cantando Happy birthday a lo Marilyn Monroe junto a 31 nuevos militantes. Luego comenzó el baile, que se extendió hasta la madrugada.

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