Por Tomás Recart, director ejecutivo de Enseña Chile Junio 26, 2014

Chile tiene una historia y una cultura que es parte del modelo educacional actual y también lo será del modelo que se viene. Los modelos no pueden ser completamente replicados, pues deben considerar el contexto donde se aplican. Tal como nos comparamos con Finlandia o Suecia, también podríamos compararnos con los países de la región, con una historia y una cultura similar a la nuestra, con resultados lejos de lo deseado. Los datos dicen algo similar: Hay diferencia entre los distintos tipos de modelos. A nivel de colegios en Chile, en promedio, ninguno resuelve el problema.

Las personas han sido, son y siempre serán mucho más relevantes que los modelos. El aspecto crucial entonces de la reforma que Chile necesita es cómo atraemos, seleccionamos, desarrollamos y hacemos sustentable el trabajo de las personas involucradas en el sistema de educación; profesores, directivos, sostenedores de colegios y más.

¿Qué podemos hacer entonces? Viendo sólo el aspecto de los profesores, hay buena data para sugerir cambios estratégicos. El profesor en promedio está 1.200 horas en el aula, cuando en países de la OECD tienen 700 horas. En teoría tienen 15 minutos de cada hora para planificar su clase, pero entre llenar el libro de clases, cambiarse de sala y hablar con los estudiantes, este tiempo se traduce a cero. Nuestro currículo no tiene mucha flexibilidad y requiere en promedio responder 3 preguntas cada 45 minutos, cuando lo recomendable es responder 1. El sistema pone incentivos para pasar la materia, no para aprender qué hacer con ella.

En retribución de lo anterior, un profesor recién empleado recibe en promedio $ 400 mil por 36 horas de contrato, cuando en realidad, si se quiere hacer una diferencia en sectores de alta vulnerabilidad, eso implica al menos 60 horas de trabajo. En su mayoría, los sueldos no responden al desempeño.

Si de formación se trata, para 180.000 profesores en ejercicio, hay aproximadamente 133.000 personas estudiando pedagogía, y  al 40% de ellos no se le pidió ni siquiera la PSU para entrar a la carrera. ¿Quién se hace cargo si no están listos para ejercer como profesores? La gran mayoría de los profesores con que hablo en los colegios que visito dicen: “yo aprendí acá” y “quiero mejorar”, pero no saben cómo hacerlo.

Si se quiere mejorar el desempeño, los instrumentos hoy en día tienen un carácter punitivo y no formativo. El metaanálisis de la literatura en educación dice que dar feedback es el mejor mecanismo para mejorar el ejercicio docente. Hoy no existe ni el tiempo, ni los espacios, ni la costumbre de hacerlo.

En las condiciones actuales, solo un héroe épico puede lograr buenos resultados de manera sustentable, especialmente si consideramos sectores de alta vulnerabilidad.

Desde 2007 se sabe que la calidad de un sistema educacional no excede la calidad de sus profesores, pero hoy el sistema genera un techo para atraer, seleccionar y desarrollar a estas personas. La reforma que nos hará vencer la inequidad y falta de calidad  en el sistema será justamente la que enfrente estos aspectos.

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