Por María de los Ángeles Fernández, Fundación Chile 21 Octubre 3, 2013

Para alguien que escuchó en su infancia  historias acerca del vendaje de los pies de las niñas chinas para llegar a tenerlos como lotos, condición importante para el matrimonio, no deja de ser impactante encontrar, nada más aterrizar en el aeropuerto de Beijing ,  el avisaje publicitario del libro Lean in, de Sheryl Sandberg. En él, la directora de operaciones de Facebook invita a las mujeres a remover los obstáculos internos que impiden sus avances. Su contenido es particularmente sugerente para las mujeres que viven en la segunda economía del planeta y con la que Chile tiene una especial relación, por cuanto es nuestra principal compradora de cobre. 

En este marco, la pregunta por la situación de las chinas resulta pertinente. La población femenina de ese país asciende a 700 millones. No es exagerado afirmar que lo que con ella suceda es clave para entender las tendencias mundiales en materia de una igualdad de género que, en ocasiones, se ha enfrentado a la visión occidental. No ha pasado inadvertida la manera en que la primera dama china, Peng  Liyuan, ejerce su rol; se dice que aporta poder blando en el marco de la cultura del PC chino. Sin embargo, éste no es más que un síntoma de las transformaciones en curso que no se comprenden fuera del impacto de la instauración de la República Popular, en 1949; de leyes como la del matrimonio y de reforma agraria, en 1950, y del papel que juega la Federación de Mujeres, la mayor asociación femenina de China. Es una de las organizaciones más completas del país y ha liderado todas las campañas en la promoción de las leyes para proteger los derechos del género. Si bien aspectos como la inserción laboral (90% de las mujeres casadas trabajan) y las relaciones familiares son importantes cuando se quiere entender la condición femenina en China, es la política del “hijo único” de 1979, la referencia obligada en cualquier conversación con mujeres jóvenes según constaté en mi reciente y primer viaje a ese país. Hoy, la caída del índice de fertilidad a 1,7, por debajo de los 2,1 hijos necesarios para mantener la población, ha obligado a su revisión. Por otro lado, persisten problemas observados por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), de la ONU, tales como la violencia doméstica y la violencia sexual, especialmente contra menores de edad; la situación de las mujeres rurales y la trata de blancas y su explotación para el comercio sexual. 

Según el ranking de igualdad de género del Foro Económico Mundial de 2012, China ocupa el lugar 69 (Chile cayó al puesto 87). A pesar de lo mucho que se ha avanzado, son variados los desafíos a acometer  para que las mujeres, siguiendo el famoso eslogan de la etapa maoísta, ocupen la mitad del cielo que ayudan a sujetar. En esta tarea, mucho puede aportar un mayor intercambio y comunicación entre las mujeres de China y Chile.

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