Por Enero 24, 2013

Cuánta falta nos hace la innovación en política. Mientras miles de emprendedores han irrumpido en los ámbitos más diversos de la economía, dando origen a una nueva clase empresarial, el acceso a la política parece estar vedado a quien no cuenta con el visto bueno de una vieja guardia, que lleva al menos una década  atrincherada en el poder. El resultado es un preocupante distanciamiento entre políticos y votantes. La mitad o más de los electores no se sienten identificados con las principales agrupaciones políticas. De hecho, la confianza ciudadana en los partidos políticos prácticamente ha desaparecido (6%), y en el caso de instituciones clave como el Congreso, no supera el 10%. No debiera sorprender que la gran mayoría de los electores -7 millones, un 59,1% del padrón electoral- no haya votado en las últimas elecciones municipales. El mensaje está claro: no se sienten representados por una elite política que consideran distante, autorreferente y hermética, más interesada en sus propios problemas que en los grandes retos país y peligrosamente cercana a Don Dinero y a Doña Lobby. La elección presidencial de 2013 tampoco termina de entusiasmar a este nuevo Chile, ya que por ahora se perfila como una elección entre más de lo mismo (una versión chilena del candidato presidencial que era “destapado” por el PRI meses antes de las elecciones mexicanas, cuya victoria se daba por descontada) y alternativas que no terminan de convencer al electorado. El silencio absoluto de la presunta ganadora armoniza perfectamente con la renuencia de sus principales rivales a discutir con franqueza los problemas que preocupan a los votantes y plantear respuestas lógicas a éstos, por controversiales que resulten. Es hora de atrevernos a democratizar nuestra democracia, rompiendo esta peligrosa dinámica que tiene a los votantes “ni ahí con la política” y corroe la legitimidad de nuestras instituciones republicanas. El viejo Chile de las elites excluyentes, que aún subsiste en nuestra dinámica política, es un peligroso statu quo que debemos dejar atrás.

Por esa razón nos ha parecido necesario promover la iniciativa www.yoquieroserpresidente.cl, que está organizando una primaria online abierta a todos los chilenos. El objetivo es definir un candidato presidencial que proponga soluciones innovadoras y efectivas a los problemas que nos preocupan, entre ellos educación, seguridad, energía y medioambiente, la concentración de poder económico y la protección a consumidores y deudores contra los abusos de todo tipo.  Esta primaria, cuyo lema es “Tu turno, tu revolución”, estará abierta tanto a los candidatos actuales de cualquier signo político (si se atreven a competir en cancha pareja) como a los nuevos aspirantes a liderar el país. Doce candidatos pasarán a la siguiente ronda, un programa de televisión (online u offline) en el cual los candidatos deberán responder preguntas de los ciudadanos, quienes semana a semana irán eligiendo online a los candidatos que serán eliminados, hasta que surja un vencedor. El o la candidata ganadora debería recibir un aporte que le permita financiar el costo de inscribir ante notario las firmas en apoyo a su candidatura que requiere la actual legislación. Innovador, qué duda cabe: ningún país del mundo ha llevado a cabo un proceso de este tipo. Como en todo emprendimiento innovador, la posibilidad de fallo está latente. Un riesgo obvio es no conseguir el financiamiento requerido para llevar adelante el proyecto con éxito. La apuesta es que esta iniciativa, que no tiene fines de lucro, no sólo despertará la adhesión de los ciudadanos, sino que los motivará a realizar microaportes que permitirán cubrir los costos involucrados.

La idea es que el proyecto, si tiene éxito, transforme nuestra dinámica política, potenciando la participación ciudadana -la democracia no es sólo votar, sino también participar- y fortaleciendo nuestra institucionalidad republicana. Tal vez de aquí surgirán nuevos movimientos y partidos políticos que volverán obsoletas a las actuales agrupaciones, como alguna vez ocurrió con “pipiolos” y “pelucones”. O tal vez las fortalezcan, al darles la oportunidad de incorporar a sus filas nuevos militantes que aspirarán a renovar sus posiciones de liderazgo (o rápidamente tomarán nuevos rumbos).  De una u otra manera, el país saldrá fortalecido. Y, por supuesto, la elección presidencial de este año se pondrá mucho, pero mucho más interesante. Yo, por lo pronto, estoy muy entusiasmado con que en este Año de la Innovación los chilenos nos estemos poniendo realmente innovadores en un ámbito tan importante como éste. Manténgase en sintonía. Y vote.

 

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