Por Axel Christensen | Director ejecutivo BlackRock Mayo 12, 2011

Graciela Pérez, economista de la Universidad de Chile, ya empezó su segundo año como profesional del programa Enseña Chile y dice que la experiencia ha superado todas sus expectativas. Por un lado, reconoce que la realidad diaria en una escuela en una zona de alta vulnerabilidad social es muy distinta a la percepción que tenía cuando era estudiante. Pero al mismo tiempo siente que la experiencia la ha preparado para cualquier futuro desafío, por grande que sea.

Son atributos que cualquier empresa quisiera reconocer en candidatos a posiciones para profesionales jóvenes.

Es justamente lo que ha pasado con el programa original, que dio origen a la versión chilena que reclutó a Graciela. Con más de 20 años de trayectoria, Teach For America (TFA) se ha convertido no sólo en un referente de las ONG exitosas en su misión de eliminar la desigualdad educacional en los Estados Unidos, fichando como profesores por un par de años a los más promisorios egresados de variadas carreras de las más reconocidas universidades norteamericanas. En los últimos años, TFA también se ha convertido en uno de los lugares donde muchas corporaciones buscan candidatos para incorporar a sus filas. Ello no es sorprendente al constatar que el año pasado, de cerca de 46.000 postulantes, sólo quedaron aceptados en el programa algo menos del 10%. Esta tasa de selección es comparable a exigentes planteles universitarios como Harvard o Stanford. Muchos empleadores aprovechan la capacidad de TFA de atraer a jóvenes brillantes y con una clara vocación de liderazgo de servicio a la comunidad, como una excelente manera de seleccionar talento entre las universidades de élite estadounidenses. Incluso empresas como J.P. Morgan, McKinsey o Google han estado dispuestas a buscar alianzas  con TFA, difiriendo el reclutamiento por los dos años que un profesional dedica a trabajar en una escuela vulnerable.

Si durante las décadas de los 70 y los 80 los semilleros de profesionales destacados en Chile solían encontrarse en departamentos de estudios de grupos económicos -como la legendaria unidad Forestal de Manuel Cruzat-, durante los 90 fueron instituciones financieras (como Citicorp o Santander) o multinacionales (como Procter & Gamble o Nestlé) quienes cumplían la labor de transformar profesionales recién titulados, pero aún "verdes", en ejecutivos candidatos a verdaderos fast track a cargos de alto nivel. Muchos empleadores buscaban el "sello" que este tipo de empresas imprimía en los profesionales que reclutaba. Identificar en el currículum el paso por estas organizaciones era visto como un verdadero plus, además del beneficio de pertenecer a una verdadera red de "ex alumnos".

En los últimos años, se ha observado un interesante cambio en las experiencias de formación que valoran los empleadores o head hunters al momento de considerar a los recién egresados. Crecientemente se empezó a valorar a aquellos profesionales que, junto con diplomas de universidades y escuelas reconocidas, mostraban en sus currículum participación en iniciativas sociales, como Un Techo para Chile o la Universidad del Trabajador, Infocap.

Enseña Chile quiere llevar esto un paso más, como lo reconocen tanto Tomás Recart, su director ejecutivo, como Tim Purcell, miembro de su Consejo Directivo y socio del fondo de inversión Linzor Partner. Fundado a comienzos del 2008,  en tan sólo tres años de funcionamiento Enseña Chile pretende replicar la positiva experiencia de TFA no en sólo formar líderes comprometidos con la equidad en una educación de excelencia en Chile y que desarrollen su carrera en el ámbito pedagógico, sino también construir una red transversal de agentes de cambio en posiciones de liderazgo en todas las facetas de nuestra sociedad: negocios, ciencias, artes, política, entre otros. Graciela ya lo tiene claro: Enseñar es liderar, dice. Es el lema de TFA y de Enseña Chile.

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