Por Estela López García // Fotos: José Miguel Méndez Mayo 4, 2018

47 mil millones de pesos fueron las pérdidas registradas durante 2017 por la industria de la televisión chilena. Esta cifra es el reflejo de una crisis sostenida que se arrastra desde hace cinco años. Entre los distintos actores que han sido parte de la televisión chilena se plantea que el giro en su modelo que está llevando adelante Canal 13, con la externalización de parte de su producción, es una clara señal de que los números rojos no dan para más y que ahora es el turno del resto de los canales de replantearse. Mauro Valdés, ex director ejecutivo de TVN entre 2010 y 2014, reconoce que en 2010 se empezó a provocar una especie de tormenta perfecta, donde la llegada de empresarios como Andrónico Luksic y Carlos Heller cambió las reglas del juego y gatilló un aumento en los costos de producción a niveles insostenibles, mientras en paralelo cambiaban los hábitos de consumo de los televidentes. Justamente apelando a este cambio, Valdés, junto a otros socios, lanzó hace cuatro meses la aplicación Zapping TV, una plataforma disponible en teléfonos móviles y para smart TV que permite ver televisión abierta y de cable de Chile y el mundo. La app ya cuenta con 14 mil usuarios y prepara el lanzamiento de toda la televisión internacional española.

—Lideraste TVN en su último periodo de bonanza, hoy registra pérdidas millonarias por sobre los 8 mil millones de pesos. ¿Cuál fue el punto de quiebre de la industria y de TVN en particular?

—La televisión abierta ha sufrido un fenómeno global y gradual, que es la llegada de las multiplataformas y el consumo audiovisual de diferentes maneras. Además, en Chile se produjo una convergencia de dos o tres fenómenos, primero una muy larga discusión sobre la televisión digital, que se suponía era el próximo paso de la televisión y que ya no fue, y el ingreso de nuevos actores. La llegada de Luksic a Canal 13 y de Heller a Mega es paradigmática. Hasta el año 2010 TVN y Canal 13 eran los canales grandes, que competían entre ellos con programaciones y aspiraciones parecidas pero de vertientes distintas, uno desde la Iglesia Católica y otro como canal estatal, y eso cambia radicalmente el año 2010.

—¿Qué cambios ves ahí?

—Una apuesta de cuatro canales que aspiran inmediatamente a ser grandes, a ser exitosos.

—A ser número uno.

—Sí, cuando esa competencia estaba regulada internamente. Los canales aspiraban a ser lo que más o menos habían sido históricamente, pero con los cambios de dueños aspiran a proyectos más ambiciosos y se produce una fuerte competencia por el talento, que empieza a inflar inmediatamente los costos a niveles que la industria no soporta, y menos en una situación paralela de competencia por la audiencia en otras plataformas.

—¿La industria no soportó la cantidad de problemas que tenía?

—Por un lado subieron los costos y a la vez existía la amenaza fuerte de baja de ingresos. Esa es una muy mala combinación, que termina por hacer crisis, con todos los canales en números rojos y empezando a movilizarse hacia nuevos modelos de negocios.

—Los empresarios que ingresaron a la televisión tiene una larga trayectoria en negocios y saben a qué se arriesgan cuando elevan los costos. Hoy vemos las pérdidas de Canal 13 a cargo de Luksic, y las ganancias bajas en Mega con Heller. ¿O sea apostaste por un modelo que en algún momento va a hacer crisis?

—Depende, porque creo que hay gente que puede haber apostado a que algún actor de este ecosistema iba a salir del mercado y la verdad es que eso no se dio así. Lo que ha pasado en otros mercados, España, Italia, es que los dueños de canales han ido comprando otros y van juntando masa crítica para diferentes pantallas con una sola fábrica y cambian el modelo. Por ejemplo, Turner apuesta a una pantalla abierta acá y producción de contenidos a nivel mundial, eso en Chile era incipiente, particularmente en canales que están en manos de instituciones, como la Iglesia Católica y el Estado, donde una determinada línea editorial pesaba tanto o más que su rentabilidad, y probablemente la exigencia de estos canales era la flotación.

En 2010 había una apuesta a que el número de actores en el mercado iba a descender, y eso no ha sido así, cada cual ha dado la pelea por sobrevivir y en eso ha perdido la televisión abierta.

—¿Habrá sido poco conocimiento de la industria por parte de los empresarios o crees que fue una decisión más consciente?

—Ni Luksic ni Heller eran empresarios de televisión. Y mirando hacia atrás es fácil decir que esto venía así, pero todavía en ese tiempo había apuestas distintas, estaba la apuesta por el cable, que por lo demás creo que va a entrar en una crisis de consumo, porque el futuro es la televisión y el material audiovisual online. En 2010 había una apuesta a que el número de actores en el mercado iba a descender y eso no ha sido así, cada cual ha dado la pelea por sobrevivir y en eso ha perdido la televisión abierta.

—¿Por qué ha dejado de ser atractiva?

—Ha dejado de dar una apuesta atractiva y eso es muy difícil además cuando dependes tan fuertemente de la pantalla y tienes toda esta crisis que se transforma en una tormenta permanente. Planificar en el largo plazo, hacer los cambios estratégicos que tienes que hacer, la defensa a troche y moche de la pantalla abierta y la lucha por la sobrevivencia terminan por dejarnos una televisión que, en materia de contenido, deja bastante que desear. También, en términos de aspiraciones, son bastante modestas, excepto algunas apuestas fuertes que he visto en Mega de producción audiovisual original y de gran categoría.

—Producciones de calidad vienen amarradas a altos costos, ¿cómo se toma esa decisión?

—Son grandes apuestas que tienen grandes equipos, buen talento y calidad, y cuando tienes una producción con esos costos, en un mercado que no te permite financiar más que esa producción, Mega está obligado a seguir en la lógica del blockbuster, es decir, programas que se separan de su competencia en espacios de programación determinados y que son indestronables, porque en el minuto que deje de tenerlos se va a ver en grandes problemas.

—Cuando la torta publicitaria te permite financiar, si es que, un producto así y el único canal que está sin pérdidas contables informadas gana $5.406 millones (el 50% menos que el año previo), ¿no son signos de una industria algo enferma?

—La televisión abierta definitivamente no ha salido de su crisis, no se ha estabilizado y la tendencia sobre todo en un mercado tan pequeño como éste, debiera propender a hacer producciones de más bajo costo y rentabilizar otras plataformas. Hacer una apuesta por la televisión online, páginas web y por el consumo sobre la base de celulares.

—La lógica de entrar a una industria con grandes espaldas financieras y con la apuesta de que el más grande se coma al más chico es una dinámica netamente empresarial, pero acá nadie quiso desaparecer.

—Nadie se dejó comer, todos nos defendimos y esa lucha, que en algún minuto fue por el liderazgo y luego por la sobrevivencia, hoy ha llegado a un punto en que todos tienen que reformularse y eso está pasando con Canal 13, que está alivianando su estructura de producción en forma radical, buscando otro modelo, y anticipo que varios otros del ecosistema de televisión abierta van a buscar caminos en la misma dirección. TVN tiene hoy también la posibilidad de abrir su infraestructura, y lo hace con las producciones de Fox y de eventos deportivos, para rentabilizar a través de producción para terceros. Y vamos a ver un auge de productoras externas y espacios de colaboración entre canales de televisión y productores de contenido.

—Aún existen muchos espacios en los canales que no se aprovechan.

—No los están aprovechando. Hoy no hay concentración en aquello. Cuando se enfrenta una tormenta en un barco y estás con amenaza de naufragio, lo que haces es mirar cómo salvar el barco, cuando la verdad es que ese barco hay que transformarlo en una flotilla y eso es difícil de hacer, pero es el desafío que tienen hoy los grandes canales de televisión abierta.

 

Mauro Valdes-6.jpg

 

***

 

—¿Los cambios dentro de Canal 13 ponen el acelerador a los otros canales?

—Por diferentes razones, Canal 13 está apostando para salir de una situación de crisis que se ha alargado demasiado, a una estructura distinta. Si el resto de los canales va a seguir eso, no sabemos. Sin embargo, lo que sí sabemos es que tienen que hacer algo distinto también. La decisión de Canal 13 le pone presión al resto de los actores también. TVN se va a enfrentar a una situación donde va a recibir una capitalización por parte del Estado que tiene que ir asociada a un replanteamiento del canal, en esta línea lo que ha hecho Canal 13 es una presión adicional sobre TVN.

—En las últimas semanas se ha hablado sobre los integrantes del directorio de TVN. En medio de esa discusión, ¿cómo se explica la llegada de Francisco Orrego al canal y también en su minuto tu llegada, considerando que no tenías experiencia en TV y que, por lo tanto, no tenías por qué conocer la industria?

—Se explica porque el talento televisivo es relativamente escaso, es una industria muy visible pero pequeña. Un director ejecutivo que tenga la experiencia de negocios, junto con conocimiento de contenido y editorial, más la exposición política, es complejo. Hay que buscar el conjunto de capacidades que uno quiere llevar a un canal y pensar en equipo y la apuesta que se está haciendo en el directorio de TVN es correcta, se está conformando un directorio de buena calidad para enfrentar estos tiempos difíciles.

 Los canales con los cambios de dueños aspiran a proyectos más ambiciosos y se produce una fuerte competencia por el talento, que empieza a inflar los costos a niveles que la industria no soporta

—Históricamente el directorio de TVN ha sido un cuoteo político, ¿cómo fue lidiar con eso?

—La clave es que el directorio se entienda a sí mismo no como representante de una bancada sino que como directores de una empresa pública y su lealtad se debe al éxito de esa empresa, y como portadores de sensibilidades distintas, pero no necesariamente contrarias en términos políticos.

—Lo preguntaba porque un tema recurrente en las áreas creativas es cuánto saben realmente los ejecutivos que están tomando las decisiones sobre el trabajo de su área.

—Por eso mismo las cadenas de confianza en esto son claves y sobre todo en un medio inmediatista.

—Fuiste un férreo defensor de que María Eugenia Rencoret se quedara en TVN, ¿tiene que ver esto con la visualización de un escenario difícil ante la inminente fuga del talento escaso del que hablas?

—La televisión es un negocio de contenidos y muy fuerte en flujo de caja y definitivamente es un negocio de talento. Hay talento para la producción dramática y de otras áreas como la prensa que hay que cuidar, que hay que empoderar para ir proyectando estas fábricas de contenido hacia el futuro.

—¿Cómo crees que se puede salir de esto?

—Lo que estamos viendo es el principio de un replanteamiento radical. En otros países ha tendido a la consolidación de canales en menos manos, de hecho en algún minuto el director ejecutivo de Mega, Patricio Hernández, lo mencionó, hay que ver qué va a pasar. La televisión y TVN probablemente tienen que pensar su modelo de negocios y cómo financiar TVN con fondos públicos de forma permanente, sin perder aquellas características que lo han hecho exitoso, que son la independencia, autonomía y la posibilidad de competir con otros canales por talento y programación.

—¿Pasa por bajar el sueldo a los rostros o esa es una discusión más banal?

—No es una discusión banal, creo que fue parte de la inflación de costos que terminó por afectar el modelo televisivo en su conjunto, y ese es un tema que va a ser parte de la discusión, y ese talento escaso va a terminar siendo muy bien pagado en algunos canales y en otros van a tener que apostar a talento más nuevo, más juvenil.

—¿Por qué crees que Heller, generando pocas ganancias en Mega y Luksic perdiendo, siguen ahí?

—La televisión es superatractiva y lo audiovisual va a seguir siendo un negocio. La televisión, por su carga histórica, es muy fuerte en términos de la reputación y tiene un impacto y una visibilidad más grande que el tamaño de su propio negocio.

—¿La televisión se ha vuelto irrelevante?

—No, pero ha perdido mucha relevancia. La vocación de masividad siempre la va a hacer relevante, pero se le han ido metiendo otros actores que le han empezado a relativizar su importancia.

Relacionados