Por Estela López García Febrero 2, 2018

Durante todo febrero, TVN entrará en punto muerto. Si bien el gobierno logró aprobar la esperada capitalización a la estatal en la última semana legislativa antes del receso de vacaciones del Congreso, la crisis al interior del canal avanza a pasos agigantados. Hoy la gran incógnita es cómo se mantendrá a flote el canal durante los próximos seis meses, ya que se estima que los recursos entrarán, en la práctica, a las cuentas de TVN en julio de este año.

Las dudas que resuenan en TVN se dan en un complejo contexto del gobierno corporativo: tres directores (María José Gómez, Jorge Atton y Lucas Palacios) presentaron su renuncia acusando una falta de hoja de ruta del canal para utilizar los US$ 65 millones de inyección de capital, el cupo de Augusto Góngora, que renunció en abril del año pasado por temas personales, no ha sido reemplazado y  el presidente, Ricardo Solari, dejará su cargo en marzo. De hecho, durante las próximas semanas el directorio no sesionará, pues esperará a que sus miembros vuelvan de vacaciones y la Presidenta Bachelet acepte las renuncias de Gómez, Atton y Palacios.

En medio de las discusiones al interior de TVN se formuló un borrador de compromiso que estipulaba reducir los costos del canal en un 50% en un plazo de 2 años. Este acuerdo no contó con el respaldo unánime del directorio.

A esto se suma la incómoda figura del director ejecutivo, Jaime de Aguirre, que no logró convencer al directorio de los proyectos para hacer sostenible a TVN y que ha dicho a viva voz que se quiere mantener en el cargo durante el gobierno de Sebastián Piñera, aunque los directores renunciados y afines a Chile Vamos no quedaron conformes con la apuesta que planteó el ejecutivo.

El área de prensa de TVN tampoco quedó fuera del remolino interno que se ha vivido estas últimas semanas. La salida este martes de Alberto Luengo, director de Prensa, agudizó los cuestionamientos sobre la falta de directrices, considerando que hoy TVN está en el cuarto lugar del rating y que no existe un directorio operativo que pueda nombrar a su reemplazo.

 

El quiebre

Una tarde de octubre, miembros del directorio se instalaron largas horas en la oficina de Solari. Ahí, en el tercer piso de TVN, discutieron en detalle un documento titulado “Compromiso para la recuperación de Televisión Nacional”. El escrito tomó como base y modificó el protocolo que previamente los miembros del Senado habían requerido para aprobar la capitalización y que tenía como objetivo detallar en qué se invertirán los dineros.

Así, entre discusiones y puntos de acuerdos del directorio, se dio forma a un documento de cinco páginas que estipulaba el compromiso expreso de la administración y el directorio de atenerse a un riguroso protocolo de inversión y uso de los fondos fiscales, partiendo de la base que se trata de recursos de todos los chilenos. “Este protocolo establece compromisos y obligaciones al directorio y a la administración de la empresa para que se desarrollen las acciones orientadas a garantizar la sustentabilidad económica de la empresa, lo cual implica haber alcanzado el punto de equilibrio económico en un plazo que no supere los doce meses luego de haberse enterado la capitalización extraordinaria”, consideraba el documento.

La capitalización de TVN tiene como base tres grandes áreas de financiamiento: US$ 22,2 millones en la implementación de la televisión digital; US$ 25 millones para la adecuación competitiva de la empresa, y US$ 18 millones para el canal cultural.

Los últimos dos ítems fueron los que generaron mayor ruido durante la votación en el Parlamento, esto debido a que existían acusaciones de que no había proyectos claros a los que destinar los recursos.

El documento trabajado por miembros del directorio de la Nueva Mayoría y de Chile Vamos acotaba, respecto a los US$ 25 millones, que se debía “reformular urgentemente el actual modelo de gestión de su programación tradicional, reduciendo sistemáticamente los altos costos de la misma en un 50%, en un plazo de 24 meses”, junto con modificar las estrategias de gestión de programación y aumentar la participación de mercado de la empresa, de manera de llegar un 25% en 2021, esto considerando que la cifra histórica del canal fue de 30% entre los años 2004 y 2014 y que bajó a un 15% en el 2016.

También este borrador planteaba la idea de realizar una reestructuración financiera a la deuda a mayores plazos, explorar la alternativa de emisión de bonos y creación de filiales en asociación con terceros nacionales e internacionales. Hasta aquí todo marchaba bien.

En los temas de adecuación competitiva  había pleno acuerdo, sin embargo y similar a la discusión en el Congreso, la piedra en el zapato fue el canal cultural. Esta desavenencia marcó la fractura entre los directivos y dejó el “compromiso para la recuperación de Televisión Nacional” en letra muerta. En este punto el ala derecha del canal estatal planteaba que la obligación de poner en marcha esta señal dos se postergara y sólo se volvería a evaluar una vez que el canal alcanzara el punto de equilibrio en su operación y demostrara solidez financiera. Posición que tuvo eco en el ala más oficialista del canal.

Existen versiones diversas frente a por qué los directores afines al gobierno no apoyaron la idea de retrasar la implementación del canal cultural, sobre todo considerando que la situación de TVN está tan estresada interna y financieramente que no existen las capacidades para avanzar en una segunda señal, que requiere contenido, infraestructura y equipos técnicos. Mientras que los directores salientes apuntan a que La Moneda incidió en la negativa de los directores. “Para el gobierno era imposible la postergación del canal cultural y eso hizo fracasar el protocolo en que todos estábamos de acuerdo”, dice una fuente del directorio.

Sin embargo un alto ejecutivo del canal difiere de esto y explica que “La Moneda no tuvo nada que ver. Esa redacción era de los directores de derecha y el resto no estaba dispuesto a firmar un texto de esa naturaleza”, y agrega que respecto al rechazo  del canal cultural “no había ningún justificación técnica, era sólo una cuestión ideológica. Siempre estuvieron en contra del canal cultural, ellos y sus parlamentarios”.

Pese a esta diferencia en el directorio, el canal cultural recibirá de todas maneras los aportes del Estado, lo que obliga a los equipos de TVN a sentarse a generar un proyecto para esta nueva señal. Por ahora se conoce que la intención es buscar formas adicionales de financiamiento que permitan su sustentabilidad y dotarlo de contenido educativo y cultural a nivel nacional. Sin embargo aún no se ha estructurado al equipo que liderará este proyecto, esto, explican desde el interior de la estatal, se debe a que no existía la certeza de que se aprobara, por lo que no se avanzó en el detalle.

 

Lo que viene

Considerando el contexto político actual y el cambio de gobierno de marzo, las platas que se pactaron la semana pasada con TVN puede que se retrasen aún más en llegar. En el canal hay quienes aspiran a que los dineros puedan entrar en abril, lo que se ve complejo considerando que para obtener los recursos de la ley de capitalización se deben presentar tres proyectos (para implementar la ley de televisión digital, para adecuar competitivamente la empresa y para la señal cultural) al Ministerio de Hacienda y a la Dirección de Presupuestos (Dipres), que para esa fecha estará en pleno proceso de cambio de mando.

Ante una crítica sostenida de que no existe carta de navegación del canal a nivel programático y de prensa (el cargo de director de Programación está vacante desde mayo de 2017), se dificulta el desarrollo de proyectos para ingresar a Hacienda. “Como están las cosas es un saco roto, no hay garantías de un cambio real”, asegura un miembro de la mesa directiva.

Desde la industria también ven con distancia los proyectos de TVN y las medidas que se han discutido para hacer sostenible el canal y que deje de perder dinero. “La plata es para hacer un salvataje, es un salvavidas rojo y redondo. Un parche para no ahogarse. No es un proyecto, no es un bote, no es para un viaje. Si TVN necesita esta inyección de recursos, al menos se le debió exigir hacer otra tele que el resto, porque con la misma ya sabemos que le va mal”, dice una alta fuente de la industria televisiva.

Si bien estos últimos 4 años han sido difíciles para la industria de la televisión, con la mayoría de los canales en números rojos, excepto por Mega que ha sido líder en sintonía en el mismo periodo, la pérdida constante de dinero en la empresa estatal parece estar llegando a un punto de no retorno. Este escenario será el que enfrente el presidente electo Sebastián Piñera, que deberá por lo pronto definir la continuidad de Jaime de Aguirre, nombrar a los miembros del directorio que faltan y marcar la hoja de ruta de TVN.

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