Por Estela López García // Fotos: José Miguel Méndez Diciembre 15, 2017

En los últimos cinco años el empresario Jorge Awad ha aprendido a desprenderse de sus roles. En 2012 dejó la presidencia de LAN, en 2015 dio un paso al costado de la presidencia de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras y hace nueve meses se despidió del directorio de Banco de Chile tras 21 años en la empresa. Hoy está enfocado en sus negocios familiares, pero no deja de mirar lo que ocurre en el país.

Es martes 12 de diciembre y, sentado en el sexto piso de su oficina en el barrio El Golf, sostiene en sus manos una carpeta con apuntes y recortes de diarios pegados en hojas blancas. Dice, mientras saca un gráfico del Instituto Libertad y Desarrollo, que Chile pasó de ser una sociedad pobre en 1990 a una de clase media en 2015; una sociedad que hoy está empoderada. Luego toma la editorial de ese día de El Mercurio, en que se destacan las fortalezas de la banca chilena, y reflexiona: “Chile tiene hoy como ventaja competitiva ocupar el quinto lugar en el mundo por solvencia de los bancos”. Luego dice, mientras sacude el papel con sus manos: “Ese es un atributo que despeja cualquiera duda de lo que puede pasar con uno u otro candidato”.

"Si hay algo que no se debe negociar es la educación, y cuando se negoció la educación por unos votos más, me di cuenta que, de nuevo, la prepotencia de los que más pueden, no de los que más tienen, estaba presente"

También dice que le ha dado muchas vueltas a la elección del domingo, y ha hecho de ella una travesía personal. Partió apoyando a Ricardo Lagos, luego su candidata fue Carolina Goic y, aunque alguna vez dijo que votaría en blanco, en las últimas semanas se ha convencido de apoyar al candidato del oficialismo, el senador Alejandro Guillier.

—¿Qué le pareció el debate televisivo?

—Como espectáculo de televisión, atractivo; como contenido, pobre. La falta de contenido es un poco por controlar la agresividad o por negociaciones políticas.

—Este control de agresividad se contradice con el tono elevado que se ha instalado durante la campaña.

—Hay un lenguaje que es fuerte pero es típico de todas las campañas, no es para asustarse.

—¿Es sano?

—Este país está afrontando las elecciones presidenciales con pantalón largo. La gente se ha informado más, desgraciadamente está la abstención, pero no hay una crisis, que algunos han tratado de imponer, de que el país estaba en un despeñadero e iba a uno mayor. Esas cosas no existen y la mejor demostración es el absoluto apego a lo que es el proceso electoral.

—¿A qué se refiere de pantalón largo?

—Primero la transparencia. Nunca había ocurrido que realmente se haya separado la política de los negocios como en esta elección y eso le hace muy bien al país. Segundo, la relevancia de las plataformas digitales permite que la gente esté más informada. Es una elección con mayor integridad, que es distinto a corrupción, y con mayor conocimiento. Si sumo eso, voy a llegar a la democracia, que es un proceso en que tengo la oportunidad de renovar a los actores y las políticas públicas. Chile está viviendo no solo esta sorpresa del frente amplio con el 20%, sino que una renovación de los jóvenes que van tomando mayor preponderancia. Los pilares de esta elección presidencial —transparencia, conocimiento e integridad— van a conducir a que baje la abstención. No se va a producir ahora, pero se ha hecho un camino para una menor abstención.

—Dijo en julio de este año que cuando la juventud se desinteresa por la situación pública, termina en un desorden total. Hoy vemos que hay interés.

—Se ha recuperado el interés de los jóvenes y así como puedo recordar lo que fue la Patria Joven en los años 60 en la Democracia Cristiana, hoy se producen estos movimientos como el Frente Amplio; es exactamente igual.

—¿Qué le parece el Frente Amplio y el diagnóstico que hacen?

—No veo al Frente Amplio como representativo de un partido, no son los jóvenes comunistas ni los jóvenes de extrema izquierda, son personas que tienen una perspectiva de búsqueda de mayor justicia, igualdad, inclusión, por medio de mecanismos que son mucho más participativos de lo que estamos acostumbrados. La gran incógnita es cómo van a estructurar esta ambición de mayor participación en el mundo legislativo. Es llamativa la ambición de una participación muy masiva y eso hay que ver cómo se lleva a la práctica; ese es el test de la blancura.

—¿El candidato del oficialismo le debería hacer guiños al Frente Amplio?

—Más que guiños, lo que tiene que ver son los puntos de coincidencia. He visto con profunda satisfacción que el problema de Chile es financiar al segundo hijo en la universidad. Chile pasó de ser una sociedad pobre a una de clase media y a ellos hay que responder con políticas como la gratuidad.

Hay grupos políticos que están absolutamente en contra de la gratuidad, como lo recalcó Sebastián Piñera diciendo que lo que se regala no se siente. Yo estoy en desacuerdo, porque no hay mejor capital sumergido en la sociedad que la educación. Los 1.400.000 estudiantes que Chile tiene en la educación superior, son su capital semilla. Lo más lindo de esta sociedad es que cada vez es más inteligente.

 

“Bachelet con sus reformas hizo de Chile un país sustentable”

—¿Cuál de los dos candidatos y sus propuestas que el domingo estarán en la papeleta responden a las necesidades de la clase media?

—El Gobierno de la presidenta Bachelet, con sus cuatro reformas —educacional, laboral, tributaria y pro transparencia—, hizo de Chile un país sustentable. La continuación de esta sociedad sustentable solo se puede hacer con una continuidad de los programas que la presidenta Bachelet ha iniciado. Si me dicen que con agüita va sanando, agüita sigámosle dando.

—¿Y esa agüita quien la representa?

—Guillier.

—¿Cuál fue su proceso interno y cómo explica hacia afuera que hace poco más de un año su candidato era Lagos y que dijo públicamente que no veía otra opción y que ahora sea Alejandro Guillier?

—La sociedad chilena tiene un reconocimiento a la juventud mayor del que me imaginaba. Los mayores, para no decir los viejos, se van a la reserva antes de tiempo, es el caso de Andrés Zaldívar y también de Ricardo Lagos. Por más que yo quiera resaltar las capacidades y logros de Lagos, la sociedad quiere personajes más jóvenes.

"Chile tiene que abrir camino a demostrar que su democracia tiene una sociedad sustentable y eso es lo que puede hacer Guillier"

—Guillier tampoco parece encantar a la juventud…

—Pero Guillier tiene la habilidad de no haber sido parte de conflictos que han desgastado a los chilenos y no quiso ser candidato de ninguno de los partidos. Tampoco podemos decir que el no apego de la juventud sea definitivo, porque los logros que ha tenido para estar hoy día, postulando de igual a igual a la Presidencia de la República, demuestran que efectivamente la juventud lo ha valorado. El sentido común indica que la elección va a ser muy estrecha, y para haber llegado a este pronóstico, la velocidad de crecimiento de Guillier en reconocimiento es inmensamente superior a la velocidad de reconocimiento de Sebastián. Otra cosa que me pareció muy mal fue que se negociara la gratuidad entre Piñera y Ossandón. Si hay algo que no se debe negociar es la educación, y cuando se negoció la educación por unos votos más, me di cuenta que, de nuevo, la prepotencia de los que más pueden, no de los que más tienen, estaba presente y eso me hizo confirmar que las cuatro reformas de la presidenta Bachelet le dan sustentabilidad y continuidad a este país.

—Ahora también Guillier ha tenido que sumar demandas del Frente Amplio, como en el CAE. ¿Por qué esto no es una negociación y sí lo otro?

—Porque cuando te sientas a negociar con tu mayor enemigo es distinto a cuando te sientas a negociar con personas que tienen proximidades globales más cercanas. Los ámbitos de inclusión y renovación que tiene la juventud están bastante próximos a lo que ha sido el desarrollo del gobierno de la presidenta Bachelet.

—¿Le cuesta decir que apoya a Guillier? su decisión se apoya bastante en la figura de Bachelet.

—Como DC obviamente me hubiera gustado tener un candidato más próximo. Y creo, a pesar de que muchos de mis pares no me van a entender, que Bachelet le ha hecho muy bien a Chile. Es una persona a la que siento más lejana, pero veo una luz de continuidad. Si están cerca de él personas como Roberto Zahler u Osvaldo Rosales, Chile puede estar tranquilo de que en la parte económica no se van a producir desastres.

—En algún momento criticó al gabinete de Bachelet. Dijo que era...

—El peor gabinete de la Concertación.

—Parece ser que ahora, en la recta final del gobierno, hace un poco de sentido que haya impulsado primero las reformas más duras y terminara con las valóricas. Incluso se habla de que la elección del 17 de noviembre fue un plebiscito a las reformas. ¿Cuál es su opinión?

—Creo que ella fue al supermercado y compró lo apropiado para una buena cena para Chile, pero los cocineros que contrató para hacer la cena no supieron usar los ingredientes. Su gran debilidad fue que eligió mal a los ministros. Pero queda la estela de que efectivamente hay una aceptación de la necesidad de esas reformas, aunque sea al final.

—¿Qué le diría a Bachelet a menos de tres meses de terminar su gobierno?

—Que felizmente sus ideas van a prevalece pero su capacidad de gestión fue muy mala.

 

“Chile tiene asegurada su solvencia”

—Para usted, ¿qué se juega Chile en esta elección?

—Así como Chile tuvo un modelo económico exitoso y que se abrió al mundo y dio más libertad económica, Chile hoy se juega el ser reconocido como una democracia moderna. Hoy todavía los chilenos sienten que la democracia es una circunstancia y no un objetivo. Que la democracia chilena sea reconocida en el mundo, ese es el objetivo. Del 90 al 2015 nos jugamos un proceso de transición ejemplar; juguémonos ahora una democracia ejemplar.

—¿Y qué opina de las teorías y frases que hablan de debacle en el país?

—Chile está en el quinto lugar de los bancos más solventes. ¿Puede decirse que un país de esa naturaleza está en riesgo?, estamos en un país reconocido como solvente, que sabe cumplir. No solo que tiene, sino que sabe cumplir. Chile tiene asegurada su solvencia. Existe una masa crítica de éxitos que hace que los locos no puedan entrar. El problema económico no nos va a destruir, ese tema está muy bien encauzado. Los pilares económicos de Chile son un orgullo y los hemos construido entre todos. Los pilares políticos siguen siendo muy débiles, porque se ha perdido la formación ideológica y se ha caído en el pragmatismo de los programas.

Los pilares económicos de Chile son un orgullo y los hemos construido entre todos. Los pilares políticos siguen siendo muy débiles. Se ha perdido la formación ideológica y se ha caído en el pragmatismo de los programas

—¿Así explica lo que pasó con la DC?

—La DC perdió la sabiduría de la ideología y está pagando las consecuencias. Vamos a entrar a un período de 15 años de renovación. Volvamos a la ideología y a los centros de formación de jóvenes que le dieron todos los triunfos a la DC y olvidémonos del desayuno de mañana.

—¿El crecimiento de Chile está garantizado por sus pilares económicos, independiente de quien gobierne?

—El impacto de lo que pasa en el mundo es cada vez más relevante para lo que nos ocurre. En otras palabras: si no hacemos grandes embarradas, lo que pasa en el mundo manda. Si hacemos grandes embarradas lo que pasa en Chile manda. Pero, objetivamente, nadie tiene intenciones en Chile de hacer grandes embarradas. La cordura del Frente Amplio en este período pos primera vuelta ha sido algo que hay que destacar. No han entrado a ningún juego de negociar o plantear peticiones en el margen. Han dicho claramente que este no va a ser su gobierno y que cualquiera de los dos que salga van a ser oposición.

—¿Cómo se entienden ciertos temores del empresariado?

—Puedo afirmar de la manera más segura de que el tema electoral tiene una incidencia mínima comparado con lo que está pasando con la revolución tecnológica, que está bajando la esperanza de vida de las empresas de 70 a 17 años. La inquietud de los empresarios y el nerviosismo no es por razones políticas, está asociada a la tecnología.

—¿Y qué explicación tienen los dichos de Andrés Camus, presidente de la Bolsa de Comercio?

—Este proceso del acceso al conocimiento y de las tecnologías exponenciales está dejando fuera de la cancha a la élite. La élite no identifica que todo lo que se hace se sabe, y todavía cree que pueden tener la pieza oscura y por eso que se refuerza el sistema de solo hablar entre ellos.

—Justamente líderes como Bernardo Larraín en la Sofofa y Alfredo Moreno en la CPC han llamado a salir de la zona de confort y sacar al empresariado a la calle. ¿Ha visto esto?

—Lo he visto en discursos que me parecen maravillosos. Que los empresarios se preocupen de los ciudadanos y no solo de los consumidores es lo que está produciendo el gran cambio del nuevo empresariado. Hoy tienes que invitar a la fiesta empresarial a los consumidores y ciudadanos.

 —Y más allá de los discursos ¿hay acciones?

—Todavía no. La agenda de las empresas todavía es muy débil, está enunciada, pero en el trabajo diario no se nota.

 —¿Cómo visualiza un eventual gobierno de Piñera?

—Va a ser más de lo mismo que ya hizo y eso no es, con todos los grados de urgencia, lo que una democracia moderna exige.

—¿Y de Guillier?

—Con este trofeo de esta democracia reconocida en el mundo por las reformas que hizo Bachelet. Chile entró al campeonato de la economía global y le fue bien, pero ahora Chile tiene que abrir camino a demostrar que su democracia tiene una sociedad sustentable y eso es lo que puede hacer Guillier.

—¿Les faltó tiempo a los candidatos?

—No creo, ninguno de los dos es primor. Cada uno con sus virtudes y defectos ya hicieron lo que tenían que hacer.

—En una elección estrecha, ¿cuál sería el factor clave para definir lo que suceda el domingo?

—La abstención. La abstención puede dar sorpresas.

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