Por María José Tapia Diciembre 23, 2016

En marzo de 2015, César Barros anunció que dejaba la presidencia de La Polar. Habían sido cuatro años intensos, tras el escándalo financiero del retailer, por lo cual ahora daba un paso al lado de las crisis, apostando con dejarlas atrás. La aspiración le duró menos de dos años. En octubre se comunicó que asumía la presidencia de la caja de compensación La Araucana; compañía que había sido intervenida por la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), tras una compleja situación económica. Barros volvía así a las difíciles pistas y a sus conversaciones con los bancos, las cuales conoció de cerca cuando lideró la industria del salmón, en medio de la crisis del virus ISA. Barros es claro: “La Araucana no estaba en mi radar, pero me lo pidieron de la CNC y me pareció interesante, y resultó ser un desafío mayor de lo que pensaba”.

18 Octubre 2012 Cesar Barros, Director de La Polar. Cesar BarrosHoy, el ex líder de La Polar divide su tiempo, básicamente, entre la caja de compensación y la Radio Agricultura, donde están varias de sus satisfacciones. “El próximo año vamos a estar de pantalones muy largos. Se va a escuchar desde Copiapó hasta Punta Arenas, y hoy se escucha en Valparaíso, Santiago, San Fernando, Talca, Los Ángeles y Temuco”.
En esta entrevista, si bien profundiza en sus desafíos laborales, da un pasó más. Entra de lleno en la arena gremial; terreno que conoce bien. De hecho, hoy está en La Araucana por la CNC, y en la Radio Agricultura por la SNA, de la cual es director. Además, critica duramente al gobierno.

—¿Cómo ha sido el retorno a las crisis con La Araucana?
—Es una industria superextemporánea. Es primera vez que soy director de una empresa que no tiene dueño, que no tiene contraparte, entonces la responsabilidad es el triple, porque uno no tiene una junta de accionistas a quienes consultar. Por otro lado, uno se hace cargo de una empresa que tiene una historia en la que venía de las manos del interventor, por ende, la transición es bien fregada y el directorio aún no está completo, faltan tres directores laborales que están en proceso de elección a partir de enero o febrero, entonces hoy día los que estamos en la mesa tenemos una responsabilidad mucho más grande que la que habíamos presumido.

—¿Cuál es el diagnóstico de la industria de las cajas? ¿Es similar al retail?
—Es bien parecido. Es una industria que tiene un negocio razonable que es el de bancarizar a personas con créditos con descuento por planilla, obviamente que igual es complejo, porque la gente se cambia de trabajo. Después hay obligaciones que tienen que es la entrega de licencias médicas, qel diagnóstico que es complejo, enredado y costoso, y luego están los otros servicios que les dan a los afiliados. Y aquí (La Araucana) se empacharon con otras empresas, tenían CFT y hasta una agencia de viajes. La labor que queda por hacer es realmente grande. Más encima se firmó un convenio con los bancos, y hay que emitir un bono ahora en el primer trimestre.

—Similar a lo de La Polar…
—Este es un convenio judicial dentro de la nueva ley. Pero es distinto en el sentido de que hay un regulador que es diferente, que es la Suseso, que yo no los conocía. Todavía estamos en una etapa de transición. Además La Polar fue más fácil, porque tu dices todos para afuera, porque hubo un fraude; ahora es distinto, porque hay que hacer una transición que es un poquito más…

—¿Se puede echar gente, cerrar negocios?
—Hay que preguntarle a la Suseso hasta para ir al baño, es una cuestión muy extraña, una ley de 1900 y algo, o sea está hecha para un país que tenía otra realidad.

—Hoy está en La Araucana por la CNC, y también en la SNA, ¿Cuál es su diagnóstico del mundo gremial?
— Una de las cosas que me llaman la atención de los gremios, desde la CUT hasta cualquier otro, es la opacidad de sus elecciones, de cómo se vota y cómo se elige a las autoridades y a quiénes representan al final. Hay poca gente que quiera estar y hay pocas ganas de participar. Esto es como el fenómeno de la abstención, pero en los gremios partió antes. No hay gente dispuesta a dedicarle tiempo a la vida gremial.

—Pero a qué responde, porque da la sensación de que los antiguos sí tienen ganas…
—Gran parte de esa falta de interés radica en que la gente que participa es de edad. Me acuerdo de haber participado en el consejo de Sofofa, y eran puras cabecitas blancas; el consejo de la SNA, puras cabecitas blancas, y yo me imagino que en todas partes es igual, y eso se repite en la política y en todo orden de cosas.

—Es difícil ampliar la mirada si no hay jóvenes…
—Sí, es restar a una proporción importante de empresarios jóvenes que tienen visiones distintas y muchísimo más que aportar que los antiguos. Además, hay un sistema que es bien maldito que es que los ex presidentes votan, y en el caso de la CPC pesan tanto o más que alguna de las ramas, en el caso de la SNA es lo mismo, pesan demasiado.

—Usted es director de la SNA, ¿por qué no dan un paso al lado?
—Encantadísimo, el problema es encontrar jóvenes que quieran y que los gremios sean más inclusivos y que vayan creciendo, creo que ahí la Cámara Chilena de la Construcción da clases al resto. Tienen equipos espectaculares, en la parte empresarial con ILC, una AFP de lujo, tienen miles de cursos de capacitación.

—¿Y la visión de Sofofa?
—La Sofofa es un club importante, pero ahí no están los emprendedores, la mediana empresa, ahí falta...ahora en la Sofofa sí hay un movimiento de empresarios jóvenes que están por un cambio, pero creo que no les han abierto la puerta.

—¿Por qué no?
—Ahí hay que preguntarles a ellos, yo creo que es miedo al cambio.

"Nadie va a querer repetirse el plato de partir con gente que no está probada; es más, quien llegue va a tener que arreglar montones de los estropicios que hizo la retroexcavadora"

—Hoy da la sensación que los gremios no tienen la representatividad ni frente a sus pares ni ante el gobierno…
—Porque no han cambiado, y como no han cambiado, se desconectan de lo que es la sociedad. Hoy tienes miles de emprendedores que no están ni ahí con estar en la Sofofa ni en ninguno de los gremios, porque sienten que no les aportan. Un señor de 70 años o más qué le vas a hablar tú de emprendimiento, qué posibilidad tiene de conectarse con cabros de 25 años o 30.
La CPC es distinta. Que vaya Alfredo Moreno es buenísimo para los empresarios, ahí no puedes tener un cabro. También creo que se da un montón esto de que a la gente le gusta figurar, ese es un tema. Tiene su encanto ser dirigente gremial, es como ser dirigente de Colo-Colo.

—¿Y qué pasa con la generación que sigue?, plantea que es difícil encontrar jóvenes que quieran...
—Creo que la gente se ha tornado mucho más individualista. Cada uno está velando por su empresa, por su tema, por su agenda. Y la generación más joven no siente la misma vibración o el mismo calor de lo que sienten los que vivieron la UP, la crisis del 83-84, en términos de haber vivido todos esos sustos. Ellos no tienen esa visión y tampoco tienen ganas.

—Pero si hay gente más joven, los Juan Pablo Swett, Alfonso Swett, Bernardo Larraín Matte…
—Esos son los que tienen que tomar la bandera y entrar a darle fuerte, y dar su pelea y sacar la voz. Creo que este es un país donde nadie se atreve mucho a hablar. Entonces si ellos realmente dijeran “sabís que todos los que están arriba son una manga de viejos, sáquenlos de una vez por todas”, pero eso no se dice; en Chile eso está mal visto, es poco delicado, poco educado, pero la verdad es que si los jóvenes no toman una posición un poco más agresiva, no lo van a lograr.

—A la luz de los acontecimientos, ¿todavía piensa que los empresarios están puestos en la cruz, como lo señaló en El Mostrador?
—Creo que hoy día todas las instituciones están supercuestionadas. La Iglesia Católica, el Estado, los políticos, los empresarios y también los trabajadores. Ahora, obviamente que estamos en un ambiente empresarial en que las cosas han cambiado, en que cosas que antes eran aceptables, hoy no lo son, y el mismo hecho de que la dirigencia empresarial sea de más edad, les cuesta asumir que antes había cosas que estaban bien y hoy no se pueden y lo más concreto es la mona inflable. Si el presidente de Asexma tuviera 40 años, no hubiera regalado una mona inflable, porque sabría que eso no funciona.

—¿Fue sexista o una mala talla?
—Una mala broma nomás, la gente de más edad soporta malas bromas. Yo me acuerdo cuando era chico en el colegio “que turco, que judío, que maricón”, el bullying tenía miles de clases y nadie decía que no, hoy uno sabe que hay cosas que no se pueden hacer, y la gente joven lo tiene mucho más metida en su fibra. Lo de la mona inflable hace 30 años probablemente no habría pasado de una risa y nadie hubiese dicho nada.

—¿La llegada de Alfredo Moreno le gusta?
—Me genera gusto, creo que es un tremendo vocero, un tremendo analista, que sabe poner bien sus puntos, sabe establecerlos con fuerza y argumento.

—¿El caso Penta podría pesarle?
—Para nada, porque él llegó a arreglar el tema Penta. Aparte de que yo coincido con él en dos cosas muy importantes: es oficial de reserva del Ejército y es un tremendo apoyador del rodeo chileno. Así que le tengo un extraordinario aprecio y creo que es difícil encontrar alguien con ese peso para que tome la vocería del empresariado nacional.

—¿Si le ofrecieran ser presidente de la SNA, aceptaría?
—No.

—¿Se lo han ofrecido?
—No. Yo creo que yo ya hice mi pasada por los gremios. Ojalá a la SNA llegue gente más joven creo que es un desafío que ellos tienen. Ricardo Ariztía, fue presidente de la CPC, de la SNA y probablemente sea presidente de la SNA de nuevo, porque no hay gente joven preparada y con la solvencia económica como para manejarse.

—¿Y cómo se extrapola a la política?
—Ahora no hay mucha mística, entonces la juventud como que dice entre estudiar o dedicarme a esta cuestión, y le dejan el hueco a los más extremistas, porque esos sí tienen ganas.

—¿Quiénes son los más extremistas, Boric, Jackson?
—Sí, todos esos cabros. Creo que es bueno que estén, encuentro un desastre las ideas que tienen, pero por lo menos dan la cara. En cambio, hay una generación entremedio que no está interpretada en ningún lado ni en ideas ni en representación ni en nada.

—¿Por qué Lagos marca tan poco en las encuestas?, ¿se equivocó?
—O se equivocó Lagos o se equivocó la gente. Creo que era importante que Lagos se tirara, ayuda a que la cosa decante, aunque no le vaya bien. Lo que más me llama la atención es el programa que el PPD le tiene preparado a Lagos, es como una especie de retroexcavadora turbo, que no es Lagos.

—Alejandro Guillier lo sobrepasó hace rato y la Nueva Mayoría tiene vocación de poder, por ende, no va a levantar un candidato meramente testimonial.
—Sin duda, pero tienen que ponerse de acuerdo ahora. No se van a tirar al agua como se tiraron con Michelle Bachelet. Ahora van a tener harto cuidado para definir las cosas y ahí se le puede complicar el tema a Guillier. Un cuerpo técnico de buenos economistas no lo va a apoyar para que termine con las AFP, tampoco para que haga leseras y eso ya lo tenemos probado. Valdés les para el carro a todos los demás, y Michelle Bachelet se da cuenta de que o Valdés o el caos. Entonces la persona que entre a armar un programa tiene que pensarlo bien, creo que nadie va a querer repetirse el plato de partir con gente que no está probada; es más, quien llegue va a tener que arreglar montones de los estropicios que hizo la retroexcavadora.

—¿Quién le gusta más?
—Piñera. Yo estoy tiznado de derecha desde que era chico.

—¿Debiera oficializar su candidatura ya?
—Sí poh, debiera haberlo hecho después de las municipales. Si él ganó las municipales.

—¿Qué tanto daño le ha hecho este gobierno a Chile?
—Hay que preguntarse cada día qué daño están pensando hacerle hoy a Chile. Así como cada día puede ser peor, este gobierno cada día le trata de hacer un daño mayor a Chile, desde el feriado de Año Nuevo, hasta no reaccionar ante el Sename, hasta que Valdés tenga que negociar con la derecha para sacar algo razonable, hasta que Fitch le baja la nota, o sea todos los días este gobierno se levanta y piensa por dónde nos cagamos al país. Yo ya no sé qué pensar. Es muy extraño cómo se han dirigido las cosas en este país.

—¿A quién escucha la presidenta?
—Ni idea. Lo único que sé es que la culpable de esto es mi amiga Jupi (María Angélica Álvarez, amiga y ex asesora de la presidenta). Yo estoy convencido que era el cable a tierra que ella tenía, y a ella la apartaron o se apartó y está en Roma pasándolo regio probablemente, y se lo merece porque es una gran mujer, pero ella era un cable a tierra, era una conexión importante, y yo creo que se perdió eso. Y ahora la presidenta está nadando a lo perrito, tratando de llegar a la otra orilla nomás.

—¿Con qué nos vamos a encontrar el 10 de marzo del 2018?
—Todo va a depender de qué pasa con los commodities, el tipo de cambio y las expectativas. Hay mucho proyecto parado al aguaite de qué es lo que va a pasar. Las malas expectativas que se han creado, han hecho que el motor de la economía, que es la inversión, se frene, y eso va a depender mucho de quién salga y, con qué programa salga: si viene con grúa o con retroexcavadora.

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