Por Paula Comandari Marzo 12, 2015

El abogado y magíster en Gestión Tributaria Rony Acosta Yáñez trabajó por casi diez años en el Servicio de Impuestos Internos, donde llegó a ser juez tributario de Punta Arenas, Antofagasta y Santiago. En 2006 decidió apostar por una oferta que parecía interesante: asumir la subgerencia tributaria del holding Banmédica S.A., contratado por Saden S.A., “la compañía que prestaba servicios de remuneraciones, cobranza, tesorería y contabilidad al resto de las sociedades operativas o pasivas del grupo”, según explica. Pero no duraría mucho tiempo. Renunció en 2010, según dice, convencido de que las irregularidades que asegura haber atestiguado eran serias y podrían tener consecuencias.

El miércoles pasado declaró durante dos horas como testigo ante el fiscal Carlos Gajardo, quien investiga las operaciones con contratos forwards del grupo Penta y el papel de Roberto Carrasco en el manejo financiero y tributario de una empresa relacionada al grupo: Banmédica y de la cual fue contralor hasta 2009.

“Las primeras luces de que existían irregularidades en Saden, que se relacionaban principalmente con Banmédica, las dieron mis asesores directos, dos ex fiscalizadores del SII, Juan Francisco Morales y Juan Eduardo Vargas, y posteriormente me fueron corroboradas por uno de los cinco subgerentes de contabilidad de Saden que pasaron por la empresa en ese periodo de cuatro años”, dice Acosta.

-¿A qué tipo de irregularidades se refiere?

-Quizás el tema más delicado tenía que ver con diversos software a medida. De acuerdo a lo que se me informó, se producía una triangulación de dineros entre Saden, una empresa externa llamada Trycom (de Roberto Carrasco) y empresas operativas del grupo. Esto permitía  rebajar la base imponible de empresas con muchas utilidades, como Clínica Santa María. Había otras irregularidades que podrían considerarse menores, pero a mí y a mis asesores nos parecían graves o al menos reprochables. Entre esas prácticas existía el pago de sueldos a empleados que físicamente y en un 100% se desempeñaban en una empresa absolutamente ajena al holding: Siglo, pero eran pagados por Saden.

-¿Es efectivo que se realizaban facturas  por asesorías falsas para rebajar la carga imponible de las empresas con utilidades del grupo Banmédica?
-Lo común era cargarle gastos inexistentes a una empresa que podía terminar pagando un impuesto alto, a través de la facturación de asesorías inexistentes de empresas que tenían pérdidas y que por ende, sólo iban a disminuirlas sin que el resultado del ejercicio se diera vuelta y se transformara en azul o en positivo.

-¿Qué relación existía con Siglo Outsourcing S.A.?

-Siglo, empresa de Roberto Carrasco, por entonces gerente contralor del holding  Banmédica, tenía a lo menos 10 trabajadores, que se suponía trabajaban en Saden. En los hechos, esta práctica implicaba que Saden, y al fin y al cabo Banmédica, soportaba un gasto inexistente, por trabajos de los que no era beneficiaria, de modo que su contabilidad ciertamente en esta parte no era digna de fe.

-¿Qué opinión tiene del trabajo de Roberto Carrasco?

-Carrasco merece mi absoluto reproche. Como muchos me vi conminado a realizar algunos trabajos para dos empresas específicas de su cartera de clientes, prestando específicamente apoyo a su gerente de contabilidad. Me parece impresentable que siendo contralor del grupo, haya aceptado que su empresa Siglo facturara asesorías falsas a Saden a través de VSA , la misma empresa que aparece cuestionada hoy por el tema de los  forwards. Una de las primeras consultas que este señor nos hizo, al equipo tributario, en diciembre de 2006,  fue (cita textualmente un correo electrónico): “¿Es aceptado tributariamente (con el fin de traspasar pérdidas de una empresa no relacionada a otra) realizar un contrato de futuro de dólar entre dos compañías no financieras (de inversiones por ejemplo) generando una pérdida  en una, y una utilidad por el mismo monto en la otra?”. No contestamos porque nos pareció inmoral.

-¿Usted denunció varias de las irregularidades en dos informes a Carlos Alberto Délano. ¿Por qué cree no lo escuchó? ¿Cree que él y su socio Carlos Eugenio Lavín, sabían de estas prácticas?

-Usted comprenderá que el señor Délano, a pesar de las pruebas que yo pudiera tener, no iba a prestar atención a una persona que para sus jefes directos era un “simple abogado”. El acercamiento que tuve con Carlos Alberto Délano fue muy respetuoso, y puedo dar fe de que tomó conocimiento de los hechos que le advertí y que éstos podían tener graves consecuencias. Su respuesta fue derivar todo a Carlos Kubick, y entiendo que su orden fue que se le reportara e investigara lo que yo decía. Creo que Délano y Lavín fueron engañados.

-En los mismos correos en que envía los informes a Délano, usted le solicita un préstamo a Penta por 300 millones. ¿No podía ser visto como una extorsión?

-Eso fue una torpeza, la verdad es que yo me sentía responsable de haber llevado a trabajar conmigo a personas que tenían un buen trabajo y que lo dejaron por creer en un proyecto que nunca se iba a concretar porque no había voluntad para ello. Todos nos íbamos a la calle, y pensé que ese préstamo nos permitiría reinventarnos  y volver a empezar. Inicialmente, la primera intención fue demandar perjuicios; luego vino la idea del préstamo y, finalmente, decidí dejar todo así y afrontar lo que venía. Tuve que vender mi casa, un auto y otras cosas, pero encontré finalmente gente que me tendió la mano. En ningún caso se trataba de extorsionar a alguien, por lo demás a esas alturas ya habíamos expresado las razones por las que renunciábamos, entonces no tenía sentido.

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