Por Nicolás Alonso Enero 28, 2011

© José Miguel Méndez

Cuando Marcelo Salas Melinao (36) mira un partido de su club, Unión Temuco, nada de lo que sucede a su alrededor logra desviar su mirada del campo de juego. Sentado con el rostro serio en el VIP del Estadio Germán Becker, el hombre que supo de triunfos en las canchas de Sudamérica y Europa contempla absorto el juego del equipo que fundó hace tres años y que hoy milita en la Segunda División local.

A sus espaldas, también en silencio, su reducido círculo de confianza observa el match: su padre Rosemberg y su hermana Claudia. Unas filas más adelante, sus dos hijas le hacen señas, sin que él lo perciba. Nadie se atreve a molestarlo.

Unas horas antes, Salas ha asistido al entrenamiento del equipo. Su sola presencia parece enfocar a los jugadores y aumentar la exigencia de los ejercicios. Sobre todo, porque no se trata de un partido cualquiera. Unión Temuco se enfrenta a Huachipato, un equipo de Primera División, y tras el encuentro amistoso, el ex jugador de "la Chile" y el DT de Unión, Marcelo Miranda, definirán con qué jugadores afrontarán la próxima temporada.

El partido terminó en empate, sin goles. Salas quedó satisfecho: apenas suena el pitazo final, baja a los camarines y, escuetamente, felicita a los jugadores. El "Matador" se ve tranquilo. El amistoso le confirma que cuenta con el plantel requerido para llegar este año a Primera División.

Lograr este ascenso en tiempo récord es uno de sus grandes desafíos. U. Temuco es el proyecto en el que ha puesto más dedicación y ganas desde que se retiró del deporte profesional. Pero no es el único.

La aventura de Salas en el mundo de los negocios comenzó rescatando su propio pasado. Con los ojos en esos fines de semana de su niñez, en los campos de sus abuelas. Ese apego por la tierra lo hizo aventurarse con una pequeña inversión ganadera -venta de Angus negro-, que muy luego desechó. Corría el 2007 y él decidió apostar sus fichas a la producción y exportación de berries.

Hoy es dueño de un campo en Perquenco, una localidad cercana a Temuco, con 57 hectáreas plantadas de arándanos que son exportados a Estados Unidos, Europa y, más recientemente, a Asia. Este año espera una cosecha de 400 mil kilos, lo que significaría exportaciones por US$ 2 millones. Aunque asegura que aún falta un año para poder alcanzar el nivel de producción máximo.

Mientras, no pierde el tiempo. En febrero da marcha blanca en Temuco a su segundo complejo deportivo -el primero lo abrió en Viña, en 2008-, que incluye cuatro canchas de futbolito, todas con césped sintético y techadas, camarines, cafetería y club house. La inversión superó el millón de dólares.

Salas planificó cuidadosamente su ingreso a los distintos negocios. Y fue armando espaldas financieras para sostenerlos. "Siempre fui ordenado con mis platas. Desde que empecé a jugar en la 'U', los premios los guardaba todos y me dejaba lo justo para pagar el celular y $ 100 mil para mis gastos".

Esto lo mantiene viajando todas las semanas entre Santiago -su cuartel central está en unas oficinas que compró en Vitacura- y Temuco, la ciudad donde los fines de semana juega su club. Nunca se separa de su BlackBerry y un pequeño grupo de asesores, contadores y secretarias se encarga de que sus inversiones estén ordenadas.

Hace dos semanas, aceptó un nuevo desafío: replicar el éxito conseguido con U. Temuco en su nuevo equipo, Deportes Valdivia, convirtiéndose en el titular del 65% de las acciones (Ver recuadro). Su ingreso a la propiedad de este club lo tuvo de nuevo en las primeras planas y confirmó su vocación por el rubro empresarial. Eso sí, siempre en negocios que él conoce y que pueda manejar personalmente.

Ordenado con las platas

Cuando el ex delantero de River Plate se despidió de su carrera como futbolista, su círculo más estrecho ya sabía que su apuesta era convertirse en empresario. Desde sus primeros años como deportista profesional, la idea de incursionar en el mundo de los negocios rondaba su mente. Pero en esos años no aceptaba ninguna de las muchas propuestas de inversión que le llegaban, sino que ahorraba la mayor parte de sus millonarios ingresos para utilizarlos en el futuro. "Me decía: al momento de retirarme, me voy a dedicar a las inversiones. Tuve mucho tiempo para pensar tranquilo en lo que quería", explica el ex jugador de la Lazio y Juventus de Italia.

Además de pensar en eso, el hombre se fue preparando. En 2007, realizó un diplomado en Gestión, Marketing y Comunicación de Organizaciones Deportivas en la U. Gabriela Mistral. Paralelamente, comenzaba con su plantación de arándanos y estudiaba levantar un centro deportivo en Viña del Mar.

El mayor goleador en la historia de la selección chilena planificó cuidadosamente  su ingreso a los distintos negocios. Y fue armando, además, espaldas financieras para sostenerlos. "Siempre fui ordenado con mis platas -explica-. Desde que empecé a jugar en la 'U', los premios que ganábamos los guardaba todos y me dejaba lo justo para pagar el celular y $ 100 mil para mis gastos". Y no habla de cifras menores. En su exitoso paso por Italia, por ejemplo, llegó a ganar US$ 3,8 millones anuales.

Salas reloaded

Caso Unión Temuco

En sus incursiones empresariales en el fútbol, a Salas le importan las formas tanto como los resultados. Para él, ser un "jefe" justo y cumplir con sus hombres es, incluso, más importante que la mera búsqueda de utilidades o beneficio comercial. Por eso, desde los primeros pasos de Unión Temuco en Tercera B, los jugadores cobran al día sus sueldos, tienen el apoyo personal que necesitan y cuentan con condiciones e infraestructura óptimas para explotar su talento.

Puede parecer obvio, pero basta dar un vistazo a la realidad de las divisiones amateurs del fútbol chileno, en donde la mayoría de las veces se juega sin contrato y prácticamente sin recibir sueldo a cambio, para entender el vertiginoso ascenso del club de Salas hacia el fútbol profesional. "Trato de evitar las cosas que no me gustaba que me hicieran, como los sueldos impagos, que me sucedió en todos lados. Si tienen todo lo que necesitan, después tú puedes exigirles también", explica.

Y los resultados están a la vista. Unión Temuco, el equipo fundado por Salas a comienzo de 2008, tardó apenas dos temporadas en pasar desde Tercera B (o Cuarta División) hasta la Segunda, el llamado profesionalismo. El año pasado, perdió en una dramática definición a penales la posibilidad de acceder a la liguilla para subir a Primera.

El goleador del equipo, Ignacio Quinteros, que jugó en Colo Colo y U. Católica, reconoce las comodidades: "Tenemos de todo, buenos hoteles, viajes en avión, buena ropa. Es un equipo que está a la altura de cualquiera de los de Primera División y, por eso, tenemos que llevarlo hasta esa categoría".

Para cumplir con ese objetivo, invirtió US$ 1 millón en los primeros dos años, logrando en 2010 su primer año con números azules. Para financiar esta inversión le ha servido el atractivo que para las empresas genera la marca Marcelo Salas: hoy el equipo tiene media docena de sponsors, entre los cuales están Pepsi y Rosen.

El éxito del "modelo Salas" ha despertado el interés de otros clubes pequeños, sumidos en el desastre económico, que se le han acercado para pedirle consejo, ofrecerse a la venta o dispuestos a darle un porcentaje de sus sociedades. La mayoría de las veces, él los deja pasar. No le interesa poner dinero si no hay un plan de mediano plazo y una gestión de nivel profesional, en la que él y su círculo de hierro puedan intervenir.

Las personas y los resultados

Marcelo Salas nunca fue amigo de los escándalos y el exceso de lujo que hoy cruza a gran parte del fútbol profesional. Sólo tiene tres autos: en Santiago maneja una camioneta y un Audi S5, mientras que en Temuco se traslada en una 4X4. "No entendí mucho esa ostentación con los autos que veo en muchos jugadores", señala.

Él mismo reconoce que en el fondo de su quehacer empresarial existe una "visión romántica", cuyo fin es tener una gestión intachable en todos los niveles. Para el deportista, no se trata sólo de un negocio, sino también de cercanía, de reconocerse en lo que invierte. "Yo nací con esto. A mí el fútbol me ha dado todo lo que tengo", afirma.

Salas prefiere embarcarse solo. Al momento de hacer negocios no le gusta tener a otros involucrados. "Las sociedades nunca me han gustado. Prefiero bancármelas solo, me vaya bien o mal. Así no tengo que discutir con nadie y puedo arriesgar", asegura el ex delantero.

Por eso, no es extraño que uno de los pilares fundamentales de Unión Temuco sea una figura clave en la exitosa carrera de Marcelo: Rosemberg Salas, el padre del "Matador".

"El tío Rosemberg", como le dicen los jugadores, está a cargo de administrar el club, pero su rol supera ampliamente ese título. Básicamente, explica Marcelo, su padre repite con el plantel una rutina similar a la que llevó a su hijo a la elite del fútbol: se levanta todas las mañanas a comprarles fruta y yogur y está encima de ellos, supervisándolos durante toda la jornada. Además, se encarga de que el plan de entrenamiento que se elabora cada mes sea ejecutado a la perfección. "Mi hijo ha supeditado todo a una característica que siempre ha tenido: el orden. Cada actividad es previamente organizada, desde el entrenamiento hasta la alimentación. Todo se coordina el día anterior", dice Rosemberg.

Marcelo Salas aterriza casi todos los jueves en Temuco para chequear que todo esté en su lugar, y no regresa a Santiago hasta el domingo, después del partido. Pero no sólo es un accionista presente -a veces, entrena con sus jugadores-, también es exigente con el desempeño y comportamiento de sus hombres. Le preocupa que no haya ninguna mancha en la disciplina del equipo, como sucedió dos veces desde 2008, lo cual gatilló el inmediato despido de los involucrados. "Acá las faltas se pagan, hay una amarilla y, a la otra, la persona se va del club. Queremos algo distinto a los otros clubes, porque para nosotros primero están las personas que los resultados deportivos. Además, siempre me van a poner a mí en las portadas si mis jugadores se mandan una cagada", explica el "Matador".

Fiel a su fórmula de trabajo, hace unos días, en su primer encuentro con los directivos y el plantel de Deportes Valdivia, cuando finiquitaron el acuerdo, Salas les transmitió su principal premisa: "Nosotros vamos a darles todo, pero les exigiremos que respondan de igual manera".

Salas reloaded

Círculo íntimo

Como en sus anteriores incursiones empresariales, su reciente ingreso al equipo valdiviano cumplía con las tres condiciones que -según reconoce el propio Salas- él necesita para entrar a un negocio.

Primero, deber ser una inversión segura y conocida, como ocurre con el fútbol y el campo de arándanos. "No me gusta meterme en cosas raras", dice. Segundo, debe ser un negocio que lo apasione, para así destinarle el mayor tiempo posible. Y, por último, una inversión que le permita estar presente físicamente para llevarla él mismo adelante. "Soy cercano con mis negocios y mis trabajadores, no quiero transformarme en una persona a la que si le ofrecen el doble de lo que invirtió en su empresa, la vende y se va. A mí no me interesa eso".

El único ámbito en que es más flexible con estas condiciones es en Salas Producciones, su productora de contenidos deportivos. Con ella se permite hacer algunos trabajos esporádicos, como apoyar a su amigo Marko Zaror a financiar la película Kiltro o realizar programas para el cable, como Ídolos y Ferro de Corazón. Estas incursiones en el mundo audiovisual las toma como un divertimento más que una real alternativa de negocios.

Cuando no está en Santiago, su brazo derecho allí es el abogado Raúl Jélvez, a quien conoce hace una década. Además, es el vicepresidente de Unión Temuco y gerente de su holding empresarial. Si no logra viajar a la capital de la IX Región, su hermana Claudia es quien queda al mando: ella supervisa las 57 hectáreas de arándanos en esas tierras. Su padre, Rosemberg, es su representante operativo en Unión, mientras que Juan Silva, amigo desde los 15 años,  se encarga de su complejo deportivo en Viña del Mar. Así, con gente de su total confianza, Marcelo se multiplica para monitorear sus inversiones.

En todo caso, las decisiones relevantes y aquellas que involucran desembolsos de dinero sólo las toma él. "Delego hasta donde se pueda, pero el tema de inversiones lo veo yo. Nadie más puede firmar", recalca el ex número 11.

Su hermana Claudia destaca la visión para los negocios de Salas: "Él tiene ese olfato especial para encontrar una inversión que puede generar dividendos. Siempre apuesta a ganador; al igual que en la cancha, dispara al arco porque lo tiene dibujado".

En solitario

Marcelo prefiere embarcarse solo en los negocios. Al momento de emprender no le gusta tener a otros involucrados. "Las sociedades nunca me han gustado. Prefiero bancármelas solo, me vaya bien o mal. Así no tengo que discutir con nadie y puedo arriesgar", asegura el ex delantero. Su abogado lo refuerza: "Tiene pocos socios, porque para él la confianza es fundamental".

Por esa razón, dice, se ha ido alejando gradualmente de la producción de eventos deportivos, pues considera que siempre hay demasiadas personas involucradas. Un rubro donde su debut no fue una buena experiencia: durante la organización de la Copa Viña, en 2007, un grupo de concejales lo acusó de irregularidades en la rendición de gastos. La investigación demostró que la acusación era infundada, pero el mal trago lo hizo desistir de repetir este tipo de iniciativas.

El negocio más relevante del "Matador" son los complejos deportivos. Primero erigió uno en Viña del Mar, en 2008, con una inversión de US$ 2 millones. Pero el alto desembolso le dejó la impresión de que se trató de una construcción desmesurada. Por eso, con su nuevo centro en Temuco la inversión fue mucho más acotada. Mientras tanto, acaba de comprar un terreno de cuatro hectáreas en las afueras de Temuco para levantar un tercer complejo, dedicado únicamente al plantel de su club, y negocia los terrenos para construir un cuarto recinto en Santiago.

Su dedicación al fútbol le ha valido el reconocimiento de otros dirigentes. En las últimas elecciones en la ANFP, recibió gestos tanto del grupo encabezado por Harold Mayne-Nicholls, con el cual se identifica, como de la lista contraria. No fue extraño que sonara como posible nombre de consenso para terminar con la guerra del fútbol, pese a que nadie -asegura- se lo planteó formalmente.

Pero eso ya pasó. Ahora cae la tarde sobre Temuco y las calles comienzan a quedar desiertas. El imponente Estadio Germán Becker está completamente vacío. Allí, un solitario Marcelo Salas observa la lluvia sobre el verde perfecto del campo de juego. Luce tranquilo. Se pasea por las graderías sin apuro. Y reflexiona. "Quizás soy más relajado, y por eso me salen bien las cosas, porque me las tomo con tranquilidad. No me estreso por tener que producir o porque este año no se ganó en algún negocio".

Un par de jugadores jóvenes, posiblemente cadetes, han comenzado a trotar alrededor de la cancha. Salas los sigue un momento con la mirada. Y vuelve a pensar en voz alta: "Al meter plata acá, espero recuperarla, y tal vez eso no suceda. Pero yo tengo fe en que sí. Trabajando bien y con las divisiones inferiores, ¿cómo en diez años no voy a poder vender un par de jugadores?".

La última apuesta sureña

La propuesta fue sencilla: Deportes Valdivia -club de Tercera B- se convertía en S.A. y Marcelo Salas en el dueño del 65% de las acciones del equipo. A cambio, el dueño de Unión Temuco les prestará apoyo con auspiciadores y pondrá a su disposición sus contactos en el mundo del fútbol. Es decir, sin más dinero en la operación que el de los sponsors que atraiga el delantero y el préstamo de jugadores del club temucano, Salas se convirtió en el único ex futbolista en controlar dos equipos en Chile. Las conversaciones venían desde hace meses, pero fue su buena relación con los dirigentes valdivianos la que terminó por sellar el acuerdo, anunciado el 13 de enero.

Y en apenas un par de semanas, tener a Salas como socio ya ha dado frutos a Deportes Valdivia. De los  $300 mil para indumentaria con que contó el año pasado el club sureño, en 2011 dispondrán de $ 15 millones, gracias al contrato recién firmado con Lotto, fruto de una gestión del ex seleccionado. Asimismo, la Intendencia y el Consejo Regional (CORE) ya comprometieron aportes sobre los $ 10 millones cada uno para revivir al club. Esto le da confianza a Salas de que llegará a los $ 100 millones que necesita para cumplir su meta: llevar al equipo a Segunda División. Los directivos seguirán siendo los mismos, pero se sumarán dos personas de confianza del "Matador", para fiscalizar y replicar el modelo de gestión y entrenamientos que hoy utiliza en Temuco.

Además, el convenio permitirá que los jugadores que no tengan posibilidad de ser titulares en U. Temuco vayan a préstamo a D. Valdivia, generando un flujo que los potencie. "Si podemos ayudar en otro lado, no hay inconveniente. Para que mejore el fútbol, la industria tiene que cambiar completamente, no solamente tu club. Al tener mejores equipos, habrá una mejor competencia", dice el ex seleccionado.

Una muestra de la austeridad que quiere implementar en D. Valdivia es que solicitó que durante los próximos cinco años, ni él ni los dirigentes puedan retirar utilidades. Todo lo que se genere deberá ser reinvertido en el club. Por lo pronto, durante 2011 los jugadores del equipo valdiviano percibirán un sueldo promedio de $ 200 mil mensuales.

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