Por Cony Stipicic y Josefina Ríos Agosto 20, 2010

¿Para qué quiere Andrónico Luksic un canal de televisión? La pregunta no sólo suena en el mercado: se la formularon directamente los pocos interlocutores con los cuales el empresario ha conversado sobre el tema.

La historia dice que se "le puso" tener un canal hace, al menos, un año. De hecho, hay registros que dan cuenta de su interés. Un acercamiento con el mismo TVUC -el rumor del interés del grupo data, por lo menos, del 2007- y una oferta por Chilevisión durante el actual proceso de venta.

Pero hubo dos cosas que lo llevaron hace pocas semanas a golpear la puerta de la rectoría de la Pontificia: el alto precio de CHV y una pantalla -línea editorial- que no lo convencía. Canal 13 era una de esas oportunidades únicas: comprar acciones en baja de una marca prestigiada. Para la UC, se concretaba la idea de la venta como única salida, la que venía amasando desde hace tiempo Ignacio Sánchez. Luksic supo, a través de terceros, que el rector quería conversar. Se sentaron a la mesa en junio pasado. Y hubo acuerdo.

Luksic no niega que quiera hacer negocio con el canal, pero quienes lo conocen argumentan que si sólo fuera eso, habría insistido en comprar CHV, que exhibe gestión y utilidades aseguradas. El punto es que la pantalla del canal que dirige Jaime de Aguirre no lo llena, y aunque considera ideal ganar plata rápido, no está dispuesto a que sea "a ese costo", como dice un cercano. La fórmula final para él sería no perder e influir.

Aunque endeudado y en el cuarto lugar del rating general, la marca 13 guarda para Luksic atributos que podrían reinstalarla como influyente: credibilidad, confianza y cercanía. "Sigue siendo una marca poderosa, que ha sufrido malos periodos, pero se mantiene con gran potencial. Su historia pasada no es en vano: tiene un potencial de desarrollo que no poseería sin aquélla", comenta un cercano al proceso.

Aunque la UC sea minoría, gozará de un cuidado especial. El argumento de los nuevos socios mayoritarios es que tendrá peso, porque la intención es "cuidar al minoritario". Simplemente "porque no se puede cambiar la historia del canal", esgrimen.

Si a eso se suma la idea de mantener una estación con "sentido de misión", cobra sentido que la primera movida de Luksic haya sido dejar el canal en manos de dos hombres formados en la industria televisiva al alero de TVN: René Cortázar -como presidente del futuro directorio- y David Belmar, quien podría ocupar la dirección ejecutiva o la gerencia general de la futura sociedad anónima, que se formará una vez finalizado el proceso de venta.

El canal público no sólo representa la pantalla a la que el empresario aspiraría: también el modelo de gestión. TVN se mueve a partir de tres ejes: autonomía editorial con dosis de equilibrio político cuidado; apuesta por contenidos diversos con una pantalla conectada o "viva" (casi la mitad de la programación es en vivo) y muy nacional (80% de su oferta); y autonomía económica, que es la que finalmente le da "tranquilidad" al modelo.

Lo que se cree posible con el 13 parte de cierta claridad respecto de sus defectos. Y éstos derivan principalmente de haber sido un canal sobreexigido en términos de su misión, por mandato de la Iglesia y de la UC.

"Existe una contradicción permanente que nunca fue bien resuelta. El 13 no ha evolucionado ni ha desarrollado una adecuada percepción de los cambios en la sociedad. La misión es un marco de reglas amplio, que no puede medirse en el día a día ni entorpecer la marcha. Evangelizar la cultura es un ejercicio a 20 años plazo, no automático", resume un conocedor de las aspiraciones de Luksic.

"Él quiere tener un canal que le vaya bien y que sea de calidad. Eso quiere decir calidad en la pantalla, en la gestión, y que se pueda financiar. Esto dentro de una industria que será muy competitiva, con cuatro actores fuertes y muy exigentes", comenta un cercano al empresario.

Misión y resultados no son contradictorios, pero obligarán al equipo de Luksic a armar un discurso más conceptual, equivalente al que manejó Daniel Fernández en TVN y que apuntaba al "sentido" del canal más que a promesas concretas.

 

 

Canal Luksic

"Cuidar al minoritario"

El presidente del Banco de Chile está plenamente consciente de que operará con la lupa encima. No sólo la editorial, también la de los resultados. Entró a un mercado tremendamente competitivo y su calidad de gestor será puesta a prueba. Necesita levantar rating y exhibir números azules en el mediano plazo. Y eso, sabe, lo logrará mejorando el contenido -donde está el motor de esta industria- y cambiando los procesos internos.

"La pantalla es lo que lleva aparejado posteriormente la recuperación de los resultados económicos. Por eso es clave la calidad programática y la discusión sobre los contenidos adecuados. Todo eso debe hacerse a la par de un esfuerzo por mejorar la gestión", comenta una fuente ligada al grupo Luksic.

Será el futuro directorio de Canal 13 el que defina la política editorial. Estará conformado por seis miembros que representen a Luksic, y tres a la universidad. Y aunque la UC sea minoría, gozará de un cuidado especial. El argumento de los nuevos socios mayoritarios es que tendrá peso, porque la intención es "cuidar al minoritario". Simplemente, "porque no se puede cambiar la historia del canal", esgrimen.

¿Qué significa respeto por el minoritario? Cuidar la línea editorial, pero no evitar temas, explican. En la pantalla del nuevo 13 cabrían noticias relacionadas con los abusos sexuales en la Iglesia o el matrimonio gay, siempre considerando que existen herramientas múltiples para responder "al encargo", que en este caso sería doble: el de las audiencias -que pide tratar esos asuntos- y el editorial -que obliga a desarrollarlos "con calidad"-.

De aquí a tres años se podría revertir la situación del canal, sin tanto ruido, pero construyendo. "Andrónico Luksic ha demostrado que puede tener esa paciencia; lo hizo con el Banco de Chile", recuerda un conocido del empresario.

Ahora, aclara rápidamente una fuente que trabaja en la actual etapa de transición, tan importantes son esos temas como otros que están estrechamente relacionados con los intereses de la familia Luksic. Aludiendo directamente a los negocios del grupo, ejemplifica: "Hablaremos del lucro de los bancos, de las borracheras de los jóvenes o de la precariedad laboral en la minería".

La idea de la pantalla que se está discutiendo implica influir positivamente y apostar a ser creíbles, confiables y conectados.

Recuperar audiencia

El análisis que hacen los involucrados también mira a la industria, y apuesta al reacomodo de los actores. Porque el alza de CHV -estiman- tiene que ver con la caída del 13, ya que TVN no ha cedido un punto y Mega no se ha movido de su posición en mucho tiempo. Entonces, creen, debiera darse una repartición más equitativa, con audiencias más fragmentadas.

En ese contexto, hay una definición que es del gusto de David Belmar y que es la máxima con la que ha operado hoy CHV: primero ir por el rating y después por la audiencia.

La pantalla de CHV ha operado así hasta ahora. Podría cambiar, claro, pero en el 13 ven difícil que deje de ser un canal orientado a la demanda, especialmente porque es lo que le ha dado utilidades y, seguramente, sus nuevos dueños querrán que éstas se prolonguen. En lo concreto, lo que hoy  se ve en CHV no gusta a quienes llegarán a conducir el 13. Ningún extremo, dice uno de ellos: "Enfocarse en exceso hacia la demanda puede terminar en populismo. Si te orientas exclusivamente a la oferta eres mesiánico o iluminado. Ni lo uno ni lo otro".

Canal Luksic

¿Entonces? Lo primero será hacer algunos levantamientos de rating, especialmente en Prensa. El noticiero central del canal está metido en un tren: hereda del programa anterior y abre expectativas para el que le sigue. "Hay que levantar el rating anterior y, en paralelo, subir la audiencia en el noticiario, que tiene que hacer bien su pega", comenta un ejecutivo. Luego habrá que pensar en el resto, porque la parrilla de los próximos 8 a 10 meses ya está encaminada y no son muchos los "goles" que podrán meterse.

"El desafío es una pantalla de calidad, respetando los diversos géneros. Calidad en el noticiero significa calidad en cómo se hace la agenda, en cómo se sitúa a las noticias en el contexto adecuado, cómo se incorporan todos los puntos de vista. Calidad en una telenovela significa tensión dramática en los guiones, calidad del elenco y la dirección. Calidad en un matinal significa entretención y compañía para la dueña de casa. Cada género tiene criterios de calidad. Calidad no tiene que ver con seriedad ni que se tenga en mente programar conciertos ni tener La belleza de pensar las 24 horas del día, eso es un espacio segmentado. La clave es juntar calidad con masividad, y un canal abierto es por naturaleza masivo", explica uno de los involucrados en la reformulación del 13.

Otro agrega: "Cualquier buen canal en el mundo hoy cuenta con un área informativa muy poderosa, un área de entretención poderosa y un área de documentales o educativa poderosa. Si le falta alguna de esas patas es una mesa coja. Lo que distingue es la calidad".

De ahí que se espera que el 13 tenga en el corto plazo el equivalente a las Orientaciones Programáticas de TVN. "Miren lo que pasó con TVN cuando apostó por la calidad: ésta y el rating fueron juntos", detalla una fuente que trabajó en la estación estatal.

Luksic está plenamente consciente de que operará con la lupa encima. No sólo la editorial, también la de los resultados. Entró a un mercado tremendamente competitivo, y su calidad de gestor será puesta a prueba. Necesita levantar rating y exhibir números azules en el mediano plazo.

De aquí a tres años se podría revertir la situación del canal, sin tanto ruido, pero construyendo. "Andrónico Luksic ha demostrado que puede tener esa paciencia; lo hizo con el Banco de Chile", recuerda un conocido del empresario. "Lo único claro es que estamos en una situación insostenible y eso significa que hay que mejorar, proceso que es gradual. Dar vuelta un canal de TV no es un tema de ocho meses", agrega un ejecutivo del grupo.

Quién manda a quién

Para la ejecución de los planes del empresario y de la UC está pendiente saber quién será el director ejecutivo. René Cortázar rechazó el cargo, pero sí aceptó la presidencia "activa" del directorio. Eso implica que estará altamente involucrado y que necesitará o a un buen partner o a alguien de muy bajo perfil para que no haya choque de trenes.

David Belmar es un nombre que sigue sonando con fuerza: es conocida su sintonía con quien fuera su jefe en TVN.  En el mercado sonó Fernando Cañas, ex gerente general del Banco de Chile y actual director de Quiñenco. Tres fuentes relacionadas al grupo niegan la versión. "Serían demasiados caciques", esgrimen.

Cercanos a Cortázar reconocen que jugará un rol importante. Es decir, no se remitirá a presidir un cuerpo colegiado, como el directorio. Por varias razones: su alto nivel de conocimiento de la industria, es una persona de confianza de los dos socios y porque el mal estado del canal obliga a dar un salto superlativo.

Sí, dicen al interior del grupo Luksic, será cuidadoso: no pretende invadir espacios ni pasar a llevar las funciones propias del director ejecutivo. Fundamentalmente, quiere evitar que haya mandos paralelos, como los tuvo Canal 13 durante largos años. Pantalla y gestión deben ir de la mano, y en eso tanto él como Belmar están plenamente sintonizados. "Debe existir un ejecutivo en el tope de la organización que esté presente todo el día, tome las decisiones, dirija, y que, a su vez, responda al directorio. Tradicionalmente se ha hecho así en el mundo de la TV. Es pésimo para cualquier medio saltarse a los ejecutivos", comentan.

Para que el canal esté en su nuevo régimen, se calcula que restan, al menos, tres meses. Debe finalizar el due diligence, conformar la sociedad anónima y reclutar al directorio. Éste tendrá en sus manos elegir al director ejecutivo y empezar a afinar la línea editorial del nuevo 13.

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