Por Soledad Teixidó, presidenta ejecutiva de PROhumana Agosto 20, 2010

Ser responsable en años de turbulencias, tras una crisis económica global y un terremoto local, sumado a cambios profundos en la sociedad, implica avanzar un escalón más en el bienestar y calidad de vida de los trabajadores y personas, protección del medioambiente y contribución al desarrollo de las comunidades en donde se opera, entre otras.

Hoy, existen ciudadanos que se empoderan y que hacen sentir su voz, ya no a través de levantamientos sociales, sino que por medio de un nuevo poder tecno-silencioso, que en todos los rincones del mundo se alza gracias a las redes sociales.

Se trata de consumidores que logran que el mercado se agite, crezca o se estanque. Cada día, las personas son conscientes de que gracias a sus preferencias por un determinado producto o servicio ayudan a generar empleo. Incluso más, tienen plena conciencia de que, si no fuera por ellas, la posibilidad que tienen los empresarios de generar empleo decae a medida que los ciudadanos dejan de consumir.

Condiciones laborales, transparencia y certificación en toda la cadena de producción del negocio, protección al medioambiente, por mencionar algunas de las prácticas que incluye la RSE, son parte de las exigencias de estos nuevos consumidores, especialmente de los que viven en las naciones desarrolladas, donde día a día el llamado consumo responsable gana más adeptos.

Un gran número de empresarios ha proclamado que son responsables por el solo hecho de generar empleo. Pero en gran medida,  es posible gracias a los clientes-consumidores, quienes muchas veces no son respetados ni considerados. Son ellos quienes mueven la máquina del consumo, incluso en mercados tan lejanos como la producción de una mina de oro. De no existir consumidores dispuestos a comprar productos de este metal, las minas de oro verían afectada su permanencia en el mercado.

En la última década, la RSE ha tenido un crecimiento vertiginoso, y una de las razones de ello es la presencia de estos nuevos consumidores. Hace seis años los reportes de sustentabilidad eran casi inexistentes. Hoy, de las 18 empresas ganadoras, sólo cuatro no tienen publicado este informe.

Este año, fueron más de 35 las empresas que aceptaron el desafío: medir los estándares de sus políticas de RSE y compararse con sus pares. Las siguientes son algunas de las conclusiones del Ranking Nacional de RSE PROhumana 2010.

La RSE según los empleados

Los 10.000 empleados encuestados en este ranking asocian la RSE -con una preferencia por sobre un 70%- a que una empresa es socialmente responsable cuando se preocupa del bienestar y calidad de vida de sus empleados; de cuidar y proteger el medioambiente; de velar por la transparencia y la ética; y, en último término, de contribuir al desarrollo de la comunidad donde opera.

Como se puede constatar, las preferencias de los empleados por los conceptos que asocian a la RSE dan cuenta de que existe una comprensión bastante amplia y ajustada de lo que es. Sin embargo, llama la atención que las empresas cuando deciden comunicar sus estrategias de RSE, a pesar de tener un público interno que está comprendiendo la RSE más integralmente, prefieren destacar y promocionar iniciativas de apoyo social, tales como donaciones a comunidades, construcción de mediaguas o apoyo a fundaciones educacionales.

El empresariado chileno prefiere dar a conocer prácticas que van en beneficio de la comunidad, en ocasiones muy arraigadas a la filantropía tradicional, que reconocer públicamente sus avances de gestión en RSE.

Sorprende esta dicotomía entre lo que comunican y lo que han desarrollado. Las compañías reconocidas en este ranking poseen un conjunto de políticas verificadas y acreditadas destinadas a sus trabajadores, proveedores y medioambiente, entre otras prácticas. Todo indica que el empresariado prefiere compartir prácticas sociales, en ocasiones muy arraigadas a la filantropía tradicional, que reconocer públicamente sus avances de gestión en RSE. Esta actitud da cuenta de una cultura empresarial temerosa, que prefiere quedarse en terrenos conocidos, en vez de tomar el riesgo de hacer públicas sus políticas más innovadoras, del modo en que lo hacen firmas internacionales como Patagonia o la cadena de supermercados sustentables Whole Foods.

La tarea pendiente de la gestión en RSE

Las empresas evaluadas este año tienen más prácticas que políticas integrales de desarrollo de la RSE. Esta falta de objetivos y metas claras va en desmedro de su sustentabilidad.

Al igual que los años anteriores, el mayor déficit de las empresas con sus trabajadores es en la falta de políticas de previsión, seguridad y salud. Las evaluaciones más bajas las recibieron las preguntas referidas a las políticas de jubilación, el deterioro de las condiciones de salud y la seguridad. Es relevante constatar que existe una baja percepción de la seguridad con la que los trabajadores cumplen sus funciones. Más aún después de lo ocurrido con la Mina San José. Esto demuestra que este ranking da luces de las debilidades que tienen las empresas en sus distintas áreas de gestión de la RSE.

Preocupa también entre los empleados la falta de conciliación entre la vida laboral y la familiar. A diferencia de otros años, por primera vez hay un descenso generalizado en la percepción de la calidad de vida de los trabajadores. Asimismo, se observa que éstos señalan conocer menos los beneficios a los que tienen acceso.

En políticas medioambientales, todavía se percibe un desarrollo muy básico en el país. Mientras a nivel global las empresas responsables socialmente compran bonos de carbono o reducen en forma efectiva sus emisiones, en Chile las políticas para compensar la huella de carbono son mínimas.

En lo que respecta a las políticas ambientales, todavía se percibe un desarrollo muy básico. Mientras a nivel global las empresas más responsables compran bonos de carbono o reducen en forma efectiva sus emisiones, en Chile destacan más los compromisos o declaraciones que realizan las compañías para proteger el medioambiente. Sin embargo, a la hora de llevarlos a la práctica éstos son débiles, destacándose entre las iniciativas más comunes el uso eficiente de energía y el reciclaje, mientras que políticas para compensar la huella de carbono son mínimas. Las empresas exhiben una ausencia total por compensar la huella del agua -un indicador que incluye el consumo de agua directo e indirecto de un consumidor o productor-, tendencia global que es necesaria para la sustentabilidad del planeta.

Desafíos para los líderes empresariales

Jeffrey Hollender, el cofundador de Seventh Generation, la más grande distribuidora de productos de limpieza no tóxicos de EE.UU., señala que "una raza cada vez mayor de las buenas empresas ha escuchado el llamado del presidente Obama de una 'nueva era de responsabilidad'. Impulsadas por una nueva generación de líderes de negocios, estas empresas se han comprometido en la fusión de crecimiento económico con justicia social. Consideran a la crisis financiera y a la crisis climática como oportunidades -únicas en la vida- para dar rienda suelta a principios de comportamiento para el bien común. Para ellas, los valores y principios de la innovación son fuentes de oportunidades para crear productos y servicios que proporcionan un rendimiento de objetivo, así como un retorno sobre inversiones".PROhumana lleva 13 años trabajando en el desarrollo de la RSE en el país y seis años distinguiendo a las empresas más responsables socialmente. Esta trayectoria es la que nos permite afirmar que en Chile faltan líderes empresariales que muestren la misma convicción de Jeffrey Hollender y que prefieran la cima de la innovación social de la sustentabilidad a la comodidad de los riesgos conocidos.

Experiencias como las de la Mina San José exigen una nueva raza empresarial, que permita a todos los chilenos sentirse orgullosos de sus empresas, ya sea por su convicción de crear una sociedad que le dé la mano a la sustentabilidad social, económica y ambiental, o porque se atreven a implementarla y declararla, dejando por fin esa meseta de seguridad que nos estanca en nuestro desarrollo para las décadas venideras.  


Relacionados